Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


jueves, 25 de julio de 2013

Medina de Pomar 1888 ¿Tempus Fugit?

Ya se que es verano y desean cosas ligeras, por ello, les presento la perfecta guía del viajero "cultureta" de 1888 por cortesía de don Amador de los Ríos. Tienen que saber que no solo la descripción se referirá a aquella época sino que el léxico será el de finales del siglo XIX. Todo ello va acompañado de fotografías (de 2013, no vayan a pensar en daguerrotipos o cosas por el estilo) y grabados originales del libro.

Pasen y vean:

Medina de Pomar desde Carretera de Trespaderne

“Regada por el río Trueba, sobre el cual existe un puente de sillería, y en cuyas márgenes hay moderna fábrica de curtidos, la villa, compuesta por 2,218 habitantes, se tiende con efecto en la explanada que ofrece el terreno, no sin subir formando una de sus calles más principales, penosa cuesta que se hace á la izquierda de la carretera la cual prosigue adelante hasta morir en Salas.

Curtidurías Medinenses


Semejante por su animación á Briviesca, puede asegurarse que Medina de Pomar ha experimentado muy escasas modificaciones desde los tiempos medios, por lo que á su importancia se refiere, aunque se haya renovado el caserío, cual revelan los monumentos religiosos que se ofrecen repartidos por el lugar, perdida ya en él sin embargo y por completo la memoria de la aljama de los hebreos que, unida á las de Oña y Frías, tributaba al finar del siglo XIII doce mil maravedises de servicio.


Convento de San Francisco


Cuéntase en su recinto notables edificios como son la Iglesia Parroquial de Santa Cruz y la de Nuestra Señora del. Rosario adjunta de la anterior, la de Santa Lucía, hoy trocada en cuadra, el famoso convento de Santa Clara, anterior al de Briviesca, el de San Pedro, de Agustinos, las ruinas del de San Francisco, convertida en míseras viviendas, y los esbeltos muros de sillería del antiguo castillo, hoy denominado sencillamente en Medina por las Torres.

Iglesia de la Santa Cruz

Labrado el atrio el año de 1801, según consta en la clave del arco principal del mismo, la iglesia de Santa Cruz, consta de tres naves de vulgar construcción ojival, no exenta de gallardía; y si bien los retablos que hoy decoran sus capillas no corresponden á la fábrica, conserva en cambio algunos arcos sepulcrales, no todos sin embargo de la época, cuyo número llega al de tres en el perímetro del templo. Prescindiendo del que se muestra en el muro del lado de la Epístola, en el ingreso, sencillo aunque enriquecido de resaltado grumo, y falto así de la estatua yacente que hubo de descansar sobre el lucillo, como del epígrafe funerario ,-á una y otra parte de la Capilla Mayor figuran los dos restantes, obra del siglo XVI el·del lado del Evangelio, ornado de contrapostas semejantes á las de la “Puerta de la Pellejería” en la Catedral de Burgos, y ostentando en el tímpano del luneto e! relieve de la Anunciación con ángeles desnudos tenantes de heráldicos blasones en los extremos. Conforme á la tradición de este linaje de túmulos, en el fondo del arco resalta el relieve de la Visitación, bajo el cual se extiende la tarjeta con la inscripción sepulcral en nueve líneas de grabados caracteres latinos, sucediéndose después la estatua yacente de don Pedro de Ontañón, cuyas cenizas descansan en la urna, decorada por dos escudos con ángeles por tenantes, uno y otro separados entre sí por balaustres.

Ornado de cardinas, conopial, y de época anterior por tanto, es el arco del lado de la Epístola, en cuyo templete destaca la figura del Padre Eterno, sentado y cercado de ángeles y de santos, descubriéndose en el fondo sostenida por dos ángeles la lápida funeraria con doce líneas de inscripción, la cual revela hallarse allí sepultados e! Bachiller Lorenzo de Salinas, y Juan Frías de Salinas.

Nuestra Señora del Rosario

Extramuros de la villa, dando ya al campo, álzase la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, cuya portada ojival no terminada, conserva reminiscencias notables del estilo anterior románico, por las cuales puede deducirse que hubo de ser labrada en el primer tercio de la XIIIª centuria; desdichadamente colorido, mírase en el tímpano de la portada el relieve de la Anunciación, falto de mérito; y blanqueado con infeliz acuerdo el interior del templo, que consta de tres naves espaciosas como el de Santa Cruz de que este es anejo, ha perdido mucho de su majestad primitiva.

Anunciación

Adviértese con efecto en algunos de los arcos que en los muros se ostentan, y en los capiteles historiados del toral, las mismas reminiscencias románicas de la portada, como en otras partes del edificio, pareciendo así acreditarse el supuesto de que pudo acaso ser su fábrica contemporánea del Obispo don Mauricio, cuya efigie se conserva en la Sacristía, como se conservan también otras y un retablo en estado lastimoso, que parece corresponder al siglo XV.

Convento de San Pedro

Renovada en el pasado, la iglesia del Convento de San Pedro sólo se hace notable por el retablo mayor, el cual, si bien fue labrado en esta época, se aparta algún tanto de los patrones á que entonces generalmente se acomodaron los artistas, no subsistiendo ya del de San Francisco, que fue labrado en el período de transición ojival al Renacimiento, sino las bóvedas del claustro, un arco ojiva con exornos tetrafoliados y parte del grumo, y encima el escudo real de Castilla y León, flanqueado por el de los Velasco, y otro en cuyo campo resalta una cruz sencillamente.

Monasterio de Santa Clara

De portada asimismo ojival, recorrida de cardinas y ostentando en el tímpano la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, la iglesia del Convento de Santa Clara, panteón de los Duques de Frías á quienes pertenece, consta, como la del Convento del mismo título en Briviesca, de una sola nave, á cuyos lados se abren profundos arcos ó mejor fúnebres recintos, ocupados por los arcos funerarios de los individuos de aquella ilustre familia.

Monasterio de Santa Clara (detalle)

Insistiendo sobre la, puerta que da, en pos del atrio, ingreso al templo,-el coro se halla formado de un cuerpo del Renacimiento, de tres huecos, los dos laterales provistos de rejas, en los cuales los vástagos que los forman se enroscan vistosamente para producir espesa celosía, mientras en el del centro resaltan las estatuas orantes de don Íñigo Fernández de Velasco, Condestable de Castilla, y de doña María de Tovar, su mujer, aquél armado de todas armas, y ésta ricamente indumentada, pareciendo por los trajes ser uno y otra fruto de los días del austero Felipe II, y leyéndose en el friso que hace oficio de zócalo en el coro, larga inscripción de tres líneas de caracteres alemanes sobre fondo de oro.

Figurando suspendida de un clavo, á la derecha de la puerta de ingreso adviértese una lápida con ocho líneas de escritura, en la cual se declara que fue el coro labrado por los referidos señores, mirándose los muros de la Capilla Mayor, cuadrada y del ancho de la nave, decorados por gran número de lápidas ó epitafios, mientras al costado de la epístola se abre sencilla puerta que da paso á otra Capilla, anchurosa, ochavada, de hermosa bóveda ojival que apoya sobre labradas pechinas, bajo las cuales resaltan los blasones de los Velasco, y donde, demás del restaurado retablo, de buena y antigua traza, dotado de estimables imágenes y en cuyo centro se figura flameada gloria con la Virgen y el Niño, se ha conservado un púlpito que hubo de ser bueno, pero que hoy se halla horriblemente pintado, y la puerta plateresca, que conduce á la sacristía.

Ermita de Santa Lucía / San Millán

Sombríos son los claustros del Convento libres de clausura, que nos fue dado visitar, cuyas bóvedas de cascos y resaltado nervios, son obra al parecer de la XVIª centuria, haciéndose más de reparar, exenta é inmediata á este edificio, la abandonada iglesia de Santa Lucía, llamada antes de San Clemente, y cuya, portada de sabor románico en todos los detalles, produce sentimiento por el estado deplorable en que se halla.


No es ciertamente menor el que engendra la contemplación de las soberbias y cuadradas torres de la señorial morada que los duques de Frías tuvieron en Medina de Pomar, y que han dado nombre á la plazuela donde se levantan. Aunque la fábrica al exterior conserva su aspecto regular, no puede ser en el interior más desconsolador y más triste el espectáculo que á los ojos se presenta, considerando por los restos de la decoración, que aún subsisten, cuán grande hubo de ser en otro tiempo la riqueza, desplegada allí por aquellos suntuosos magnates castellanos, y, cuán censurable la incuria y el menosprecio con que sus sucesores han mirado joya de tanto mérito como es en realidad el, desmantelado castillo.

Formado éste por regio salón rectangular, flanqueado por dos torres de planta cuadrada, muestra sus muros recorridos á la altura del piso superior por lujoso friso de mudéjar yesería, formado de medallones unidos por otros lobulados, unos con el escudo de la familia y los demás llenos, de dibujos geométricos, los cuales reproduciéndose con otros exornos de no menor elegancia, forman en torno de las fenestras peregrino y conopial marco del mejor efecto; á manera de orla, corre unida á este friso, por su parte inferior, una faja no interrumpida y llena de caracteres alemanes en resalto con una inscripción latina no legible, pero en la cual se entiende algunas palabras, que revelan el sentimiento profundamente religioso por el cual se sentían inspirados siempre los próceres de Castilla en todos los actos de su vida durante la XVª centuria.


De mayor suntuosidad aún, poniendo de relieve, á despecho de las afirmaciones de modernos arqueólogos, la eficacia de la tradición mudéjar, y la certidumbre de cuanto respecto de ella dejamos hasta aquí asegurado, es el friso que, á análoga altura, decora los cuatro sólidos muros del torreón de la izquierda, friso de tal belleza, que bien podemos asegurar no haber nunca gozado, no en esta provincia de Burgos, sino quizás en toda las de Castilla, de otro más bello que el presente, formado de fingidas celosías al gusto y manera granadinos, semejantes á las que recorren por igual arte los muros del Salón de Embajadores del mudéjar Alcázar sevillano; y mientras en las orIas que por una y otra parte decoran el friso, se advierte leyendas en caracteres alemanes, latinas las unas y castellanas las otras,.no todas completas ni con grande congruencia, descúbrese :en algunos de los exornos, principalmente en los ángulos, inscripciones arábigas en caracteres africanos y cúficos, algunos de los cuales se reproducen en forma ornamental de derecha á izquierda, con otros latinos repartidos en disposición asemejable.

Cuando al volver hacia Briviesca para tomar allí el tren que había de conducimos á Miranda de Ebro, la antigua Maran situada en los confines del país de los Autrigones con el de Vardulios, tornamos á deshacer el camino,-durante largo tiempo al acompasado andar de la góndola desvencijada contemplamos a los rayos ardorosos del sol en la mañana, la perspectiva de este monumento, que al fin y en una de las vueltas de la carretera perdimos de vista, con la triste convicción de que en breve…”



Amador de los Ríos y Fernández de Villalta (1849-1917)
Rodrigo Amador de los Ríos y Fernández de Villalta

Nace en Madrid en una familia acomodada. Hijo del escritor, literato, historiador y arqueólogo D. José Amador de los Ríos, siempre estuvo rodeado de un ambiente cultural y artístico. El hermano de su padre era D. Demetrio de los Ríos y Serrano, arquitecto, arqueólogo y escritor, que sería junto con D. José la mayor influencia de nuestro autor. Ambos introducirían a D. Rodrigo en el gusto por la historia y la arqueología medieval islámica.

Estudió en el colegio de jesuitas de San Isidro en Madrid. Tras terminar los estudios primarios es enviado a Granada a realizar sus estudios de Bachillerato. En dicha ciudad crecerá su pasión por la arqueología medieval islámica y por la epigrafía arábiga entrando en contacto con uno de los principales arabistas del momento, F. J. Simonet, discípulo de D. Pascual de Gayangos, que por entonces era Catedrático de Árabe en la Universidad de Granada.

Durante su estancia en Granada también estudiará una de sus grandes pasiones, el Derecho, matriculándose en la Universidad a la misma vez que hacía Filosofía y Letras. Rodrigo termina el Bachillerato en marzo de 1867 y se licencia en la Facultad de Filosofía y Letras en junio de 1868. Tras licenciarse se marchará a Madrid para ocupar una plaza como ayudante en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios con destino en el Museo Arqueológico Nacional. El estallido de la revolución de 1868 en Madrid, provocará su cese como miembro del Cuerpo y su vuelta a Granada, donde termina sus estudios de Derecho, licenciándose en junio de 1869. Al terminarlos, vuelve definitivamente a Madrid.

En Madrid trabajará durante seis años en el bufete de abogados del Excmo. Sr. D. José María Fernández de la Hoz, que había sido Ministro de Gracia y Justicia. Durante este período publicará sus estudios sobre la propiedad literaria.

En la primavera de 1875 vuelve a ser reintegrado en el Cuerpo con su destino anterior. Se encargó desde entonces de las antigüedades arábigo-españolas y mudéjares en el Museo Arqueológico Nacional hasta su jubilación en 1916.

Durante la segunda mitad de la década de los setenta, compaginará sus labores en el museo con su actividad docente en la Universidad Central de Madrid, en la que dará clases como profesor auxiliar de Historia Crítica de la Literatura Española. Así mismo, será académico y profesor de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, dando a luz su Proyecto de Ley de Propiedad Literaria en 1877.

En este momento de esplendor profesional es cuando publica sus obras epigráficas sobre Sevilla (1875) y Córdoba (1879), y cuando es comisionado por el gobierno para la recogida de todas las inscripciones árabes de España y Portugal (1883). Tras éstas obras realiza varios elencos monumentales de la serie España: monumentos y artes, su naturaleza e historia, como son los de Burgos (1888), Murcia y Albacete (1889), Huelva (1891) y Santander (1891). Todas estas obras le valdrán el reconocimiento intelectual e institucional siendo elegido individuo de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1891 y correspondiente de otras muchas corporaciones literarias y científicas, tanto españolas como extranjeras. Durante los años siguientes la producción científica de Rodrigo será muy intensa, escribiendo libros y artículos epigráficos, históricos, arqueológicos y artísticos en numerosas revistas especializadas.

En 1911 es elegido Director del Museo Arqueológico Nacional tras 36 años trabajando en él, sustituyendo a D. Juan Catalina García López. Durante el tiempo que desempeñó la dirección (1911-1916), preparó dos nuevos salones para las antigüedades de las civilizaciones orientales y tres para el valiosísimo donativo del marqués de Cerralbo; hizo construir numerosas vitrinas para diferentes instalaciones y comenzó el catálogo del establecimiento, que enriqueció con un crecido número de objetos cedidos graciosamente a sus instancias.

En 1916, a la edad de 67 años y tras haber estado en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos durante 41 años se jubila, dando paso en la dirección del Museo a D. José Ramón Mélida. Tras su jubilación reglamentaria por edad, el 4 de marzo de 1916, se le confirió la dirección del Museo de Reproducciones Artísticas, como también se había hecho anteriormente con D. Juan de Dios de la Rada y Delgado en 1900, cargo que ocuparía hasta su muerte, acaecida un año después. Fallecería en Madrid, el domingo 13 de mayo de 1917.


Bibliografía:

AMADOR DE LOS RÍOS, R.: España: sus monumentos y artes. Burgos, Barcelona, Tip. Edit. Daniel Cortezo y Cía., 1888, 1072 págs. con fotograbados y fototipias, 24 cm. 1889. Ejemplar procedente de la biblioteca de Bizkaiko Foru Aldundia - Diputación Foral de Bizkaia (es decir, la biblioteca de la diputación foral de Vizcaya).

Revista “Arqueomurcia”.

jueves, 18 de julio de 2013

¡¡¡Viva Santa Marina!!!

Dieciocho de Julio. Villarcayo en Fiestas. ¿Será para celebrar el “Glorioso Alzamiento Nacional”? Va a ser que no. La coincidencia de fechas es cruel pero mientras para la mayoría es el día que viene tras la verbena de las guindas solo nostálgicos del régimen lo recuerdan (Bueno, y blogueros que se apoyan en eso para la introducción).

Santa Marina (Zurbarán)

Desconozco cual sería la razón de consagrar la iglesia de Villarcayo a Santa Marina estando donde estamos pero lo que debemos conocer es la historia de la titular de esta fiesta.

Como muchas de las vidas de santos, un sustrato real es “adornado” con leyendas e historias que potenciaban el halo legendario del santo, o santa. Parece ser que Marina nació en Balcagia (Bayona de Pontevedra), Galicia (España), allá por el año 119. Sería hija de Lucio Castelio Severo, gobernador romano de Gallaecia y Lusitania y de su esposa Calsia, quien da a luz en un solo parto a nueve niñas (¡Toma!) mientras su marido esta recorriendo sus dominios. (Grandes puesto que su ausencia fue superior a los nueve meses).

Río Miñor

Asustada Calsia por el múltiple alumbramiento y temiendo ser repudiada por infidelidad conyugal decide deshacerse de las criaturas y se las encomienda a su fiel servidora Sila, ordenándole que bajo el mayor secreto las ahogara en el río Miñor. Sila, cristiana, las distribuirá entre familias amigas y las criaturas serán bautizadas por el obispo de Braga San Ovidio (Siciliano, muerto entorno al 135) y criadas, por lo tanto, en la fe cristiana. (¿Ningún criado era leal a su señor y le contó tan “venturoso” acontecimiento? ¿Y el milagro de parir nueve hijas, nueve, de una vez y sobrevivir no era muestra suficiente del beneplácito Divino?).

Para aumentar el dramatismo y fomentar la ruptura de los conversos con el paganismo, la leyenda nos cuenta que tuvieron que comparecer ante el gobernador romano, su padre, acusadas de ser cristianas (es decir: no reconocer la divinidad imperial ni respetar otros credos alterando la paz religiosa que demandaba el imperio). Alguien revela al gobernador que son sus hijas (Ojo, las mismas que la madre había ordenado “suprimir” por ser hijas de otro hombre).

Lucio Castelio Severo, al descubrir que tiene, sin haberlo sospechado, nueve hijas casaderas, las insta a renunciar a Cristo a cambio de poder vivir rodeadas de los lujos y comodidades propias de su (Bastardo, por eso todo el lío) nacimiento.

Aplicando técnicas de aislamiento y desprogramación, es decir, encarcelándolas, trata de que abjuren. La tradición dice que para atemorizarlas. Logran huir de las celdas romanas (¿Cómo?) y se dispersan, lo cual nos recuerda a la migración de los apóstoles en la difusión de La Palabra. Subrayan que todas, todas, acabarían siendo mártires cristianas.

La devoción popular sitúa a Liberata y a Marina (hermanas) mártires por la cruz a la edad de 20 años el 18 de enero del 139. La fiesta de Santa Liberata se celebra el 20 de julio por ser la fecha en que se trasladaron sus reliquias desde la ciudad de Sigüenza a la Bayona gallega en el año 1515. La fiesta de Santa Marina se celebra el 18 de julio, día de su decapitación.

En el lugar donde fue decapitada manaron tres manantiales de agua al rebotar su cabeza cortada tres veces. Zurbarán la representó ataviada como una gran señora.

Fuente de Santa Marina

Don Manuel López rojo, en su libro “Villarcayo, capital de la comarca de Las Merindades” recoge un alumbramiento más realista, pero no menos dramática. Aquí el padre es sacerdote pagano y gobernador (aunamos el poder religioso con el civil que deben ser subvertidos). Se le llama Theudio, en otras tradiciones Tébulo. (No informan de nombre latino completo).

Marina nace en un parto simple pero… la madre muere en él. El sacerdote pagano, en lugar de comprar un nodriza como siempre cuentan los Peplum, se desprende de su hija (aquí es legítima), renunciando a su educación y consuelo para que viva entre campesinos. Con ello la privaba de posición, educación y un futuro buen matrimonio convenido. (Todo normal, ¿Verdad?).

La campesina que la cría es cristiana y educa a Marina (¿Podríamos llamarla Marina Theudia?) en esta religión bautizándose en Piñeira de Arcos (Orense) que era donde vivía su Aya. Vemos, por tanto, el total desinterés de su padre en ella y el desconocimiento de su cristianización.

Cuando se entera el gobernador la intenta convencer, a una niña de unos ochos años, de las virtudes de la religión tradicional pero Marina no renuncia a la verdad revelada. El padre, el desinteresado padre, prefiere renunciar a su hija antes que denunciarla como cristiana. (¿Por qué no ejerció su autoridad de gobernador y de Paterfamilias? Misterio).

En su comunidad Marina creció, física y espiritualmente, decidiendo consagrarse a Díos y permanecer célibe. ¡Todo esto con solo 12 añitos!

Con quince años cesan a su padre (¡Normal!) y nombran a Olibrio como gobernador. Según unas versiones, Marina es perseguida por su cristianismo, otras indican que fue la lujuria del Gobernador Olibrio la causante de la persecución.

Los Anales del reino de Galicia desgranan una serie de torturas: Desnudez, azotamiento, colgamiento de los brazos, intento de ahogamiento con milagro que deriva en conversión masiva y ejecución de 5.000 gentiles conversos, quemaduras, introducción en horno encendido y, finalmente, decapitación. De todas, menos de la última, se curaba milagrosamente.

Horno de Santa Marina

Iglesia de Santa Marina en Santa Mariña de Augas Santas 

Por cierto, no debemos confundirla con Santa Marina/marino, Monja o fraile que, siendo mujer, fue acusada de preñar a una mesonera y, por no descubrir su disfraz de fraile, asumió el pecado, la penitencia y la reincorporación al monasterio. Su fiesta se celebra el 18 de Junio.

Detalle Antigua Iglesia de Santa Marina de Villarcayo

La imagen de Villarcayo es regalo de doña Felisa Díaz Isla en 1924.

Bibliografía:

Padre Felipe Santos.
Anales del reino de Galicia.
Villarcayo, capital de la comarca de Las Merindades. Manuel López Rojo.
Preguntasantoral.es
Románico Hispania

martes, 9 de julio de 2013

Dos brigantes frente a frente: Espoz (y Mina) ante Longa.

Trataremos hoy de la vida de dos miembros de las “fuerzas irregulares Patriotas” de la guerra de la independencia que tuvieron una “reunión en la cumbre” en Villarcayo. ¿Para conjuntar estrategias? ¿Para charlar y jugar al Mús? ¿Para darse pellizcos de monja?

El día 4 de Julio Espoz y Mina se traslada del teatro de operaciones navarro a nuestra tierra. En sus memorias indica que cruzó la provincia de Álava hasta Villarcayo solo con el objeto de entrevistarse con el comandante Longa, que recorría la Vizcaya. (Aquí fallan los recuerdos de don Francisco porque el área de actuación de Longa era la meseta norte y tampoco recuerda bien la ruta).

Fachada antiguo ayuntamiento de Villarcayo


Esta marcha dio lugar a mil conjeturas entre los franceses, y el conde Dorsène, gobernador de Burgos, escribía el 9 de julio al mariscal Bessières, diciendo:

“Tengo el honor de dar cuenta á V. E. de que Mina ha entrado el 4 de este mes en la provincia de Burgos, y que el 5 llegó á Villarcayo, acompañado de trescientos hombres de caballería, y que ha encontrado reunidas todas las guerrillas de Longa, Cuevillas y Salazar, que le han hecho todos los honores. Ha pasado revista á todas estas cuadrillas, é inmediatamente se ha dirigido con Longa á Medina, donde ha visitado menudamente los carruajes y bestias de carga, que están allí en número de mil. La aparición de Mina en el quinto gobierno hace decir que tiene órdenes de la Junta para reunir en él todas las guerrillas. Se ha puesto también en comunicación con el Marquesito.”

Aunque la versión que recoge Manuel López rojo en su libro “Villarcayo, capital de las Merindades” refiere: “Los partes que han dado esta mañana mis emisarios me confirman que Mina, perseguido a todo trance en Navarra, no ha tomado el partido de venir a Villarcayo sino a descansar. Ha sido herido de bala en un brazo en la última acción”.

Probablemente esta descripción sea la más acertada y las memorias de Espoz y Mina suavizasen un alejamiento para reponerse de una herida y descansar en zona segura convirtiéndolo en una necesidad del mando. Puede ser también que buscase eclipsar la estrella del otro gran guerrillero del norte. No olvidemos que, como contaré más abajo, Francisco Espoz parecía necesitar la fama.

De hecho, deja ver su nula jurisdicción cuando transfiere a Longa la responsabilidad sobre unos presos, con una mujer que los mandaba, llamada Martina, y que se ocupaban en robar y asesinar en las provincias de Álava y Vizcaya bajo del título de partidarios. Piensen que era un soldado duro a la hora de aplicar castigos. Esta dama, Martina Ibaibarriaga, salvará su vida, se integrará en las huestes de Longa y tras casarse con el Teniente Feliz Asenjo se trasladará a vivir a la ciudad natal de este: Oña.


Arquetipos de Guerrilleros Guerra de la Independencia (1808-1814)


Los mismos soldados le presentaron la correspondencia interceptada, entre la que destaca en sus memorias el oficio dirigido al general Doumonstier por el comisario de la policía de Vitoria, Garrido. Este oficio nos sirve para destacar el término con que se referían los franceses a los guerrilleros:

“El general Caffarelly, luego que salió de Elordia, fue a Pamplona, de donde salió con el general Reylie á perseguir á Mina. El último de estos generales batió y dispersó a los brigantes en el Carrascal, mató cuarenta y seis, é hizo prisioneros ochenta y seis. Después de esta acción no ha habido otra: sí m b uchos de sus destacamentos han entrado en Álava y han sido dueños de Santa Cruz de Campezu, hasta la Borunda, mientras que los generales recoman la Navarra. El miércoles pasado estaba Mina en Maestu con dos mil hombres, y allí ha estado hasta el 5. Anda rodando por todos los confines de Álava y Navarra Don Sebastian Fernández (alias Dos Pelos) con doscientos partidarios”.


Coracero Imperio Francés.


Pero el encuentro en Villarcayo, que nos sirve como escusa para contar la vida de estos militares, contiene otro punto para el morbo: Su alejamiento en cuanto a la visión política para el futuro de España. Espoz y Mina era liberal y Longa Absolutista (Y Cuevillas), lo que les impedirá coexistir en cuanto a cabe la guerra. Si uno estaba en el poder, el otro en el exilio.


Francisco Espoz y Mina o Francisco Espoz Ilundain (1781-1836).



Miembro de una humilde familia campesina, con motivo de la invasión napoleónica de 1808 dejó el campo por la milicia, enrolándose en el destacamento del inglés Doyle y marchando al frente de Jaca. Tras la capitulación de esta se incorporó al “Corso terrestre de Navarra” a las órdenes de su sobrino Francisco Javier Mina, alias “Mina el joven”. Era el año de 1809.

Capturado su sobrino en 1810, asciende al mando de los guerrilleros, de todos los guerrilleros de Navarra y adoptó el segundo apellido de su sobrino para empaparse del prestigio adquirido por este. Sobresalió por su habilidad y conocimiento del terreno y, también, por su crueldad. Mandó el cuerpo de ejército de Navarra, siendo conocido en esta época como el Pequeño Rey de Navarra.

Entre 1810 y 1813, con un ejército de unos 3.000 hombres, atacó a los franceses en Navarra, Aragón, Castilla y Guipúzcoa, siempre victorioso. Ante ello, el general Honoré Reille intentó paralizarlo con un ejército diez veces superior, sin conseguirlo. Así, la Junta de Regencia le otorgó múltiples condecoraciones, nombrándole sucesivamente coronel, general, mariscal de campo y jefe de su brigada (1812).

Finalizada la guerra con la vuelta de Fernando VII, se opuso a la disolución de la guerrilla, colocándose de parte de la causa liberal (que mantendría hasta su muerte). Encabezó una conspiración en Pamplona (1814), en un intento fallido de proclamar la Constitución de 1812. Con el fracaso de la intentona se ganó el exilio.

En 1816 participó en la Conspiración del Triángulo junto con Rafael de Riego , Juan Díaz Porlier y Luis Lacy y Gautier, que tenía como objetivo secuestrar al Rey para obligarle a jurar la Constitución de Cádiz. Este hecho es el antecedente inmediato del alzamiento del coronel Riego en 1820.



Con el triunfo de Riego regresó a Navarra y proclamó la Constitución en Santesteban, siendo nombrado capitán general de Navarra y Cataluña. Fue comandante general de Galicia (1821) y destituido. En 1822, en plena lucha entre absolutistas y liberales, fue enviado a Cataluña, donde llevó a cabo una campaña que le permitió limpiar la región de partidas realistas en el espacio de seis meses. Arrasó la población de Castellfullit de Riubregós y tomó la población de Seo de Urgel, acciones por las que fue ascendido a Teniente General y condecorado con la Cruz de San Fernando.

Fue uno de los pocos generales que hizo frente a Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema cuando entró en España al frente de los "Cien Mil Hijos de San Luis" para restaurar el régimen absolutista de Fernando VII. Tuvo que capitular en noviembre de 1823, huyendo a Inglaterra para instalarse después en París. Desde allí trató de conseguir ayuda del gobierno francés de Luis Felipe I de Orleans para restablecer en España la Constitución liberal.

Siguiendo el estilo del siglo XIX, prosiguió con sus asonadas y, así, el 18 de noviembre de 1830 intentó una penetración por las provincias Vascongadas contra el régimen pero ante la natural falta de entusiasmo liberal de los vascos (Un error de previsión como otro cualquiera) retornó a Francia.

Regresó mediante la amnistia de la Reina Regente y su gobierno le reconoció su graduación militar, nombrándole virrey de Navarra (1834-1836) y confiándole el mando de la lucha en el Norte contra los carlistas. Se enfrentó sin éxito a Zumalacárregui, siendo derrotado varias veces. Dimitió. Ese Octubre el gobierno Isabelino le nombró capitán general de Cataluña (1835-1836), donde obtuvo algunos éxitos contra los rebrotes carlistas y acrecentó su fama de duro al fusilar a la madre del militar carlista Ramón Cabrera, hecho que provocó la repulsa general. Tras una breve campaña por Lérida y Tarragona dimitió 1 de abril de 1836. Ese año murió en Barcelona mientras preparaba su salida voluntaria a Francia, siendo enterrado en una suntuosa ceremonia fúnebre. Está enterrado en un mausoleo situado en el claustro de la catedral de Pamplona.

Su viuda, Juana María de la Vega, condesa de Espoz y Mina, fue nombrada ayuda personal de la reina Isabel II durante la Regencia de Espartero y se encargó de mantener vivo el recuerdo de su marido hasta su muerte en 1872. Publicó las memorias de su esposo, tituladas Memorias del General Don Francisco Espoz y Mina.


Francisco Tomás de Anchía y Urquiza. (Longa)
 
Nació el 10 de abril de 1783 en el caserío Longa de Mallavia (Vizcaya), por lo que fue apodado Longa. Durante la guerra recibirá,además, el apodo de "Vrigantia", que ha creado alguna confusión en torno a sus apellidos. Para algunos autores, como Carmen Gómez, sería la deformación del término "brigand" (bandolero), con el que las autoridades de José I desacreditaban a los insurrectos contra su autoridad.

Desde muy joven vivió en La Puebla de Arganzón, Condado de Treviño (Burgos) donde trabajó como aprendiz de herrero, llegando a casarse con la hija de su patrón y adquiriendo así una buena herrería. El Nacionalismo Vasco ha “tuneado” su biografía y la geografía indicando que Treviño no es burgalés y que principalmente luchó en Álava y con alaveses (Auñamendi Eusko Entziklopedia). De hecho, algún autor le coloca estudiando Humanidades en la villa de Marquina, pasando al servicio de Miguel Andrés de Barroeta y Mugartegui, señor de la torre de este nombre, donde se hallaría Longa cuando llegaron a Vizcaya las primeras tropas francesas. Y los cien de su partida serían todo de Marquina. Creando la duda de porqué se fue a Burgos y Álava a guerrear y el nombre de su unidad. (Todo sea por…)

Retomemos la línea general, en 1809 se puso al frente de una partida de 100 hombres de gran combatividad con la que se dedicó a la guerrilla en tierras de Burgos, Álava y aledaños, uniendo sus fuerzas a menudo a la partida de Abecia. Para ello se acogió a las patentes de corso terrestre otorgadas por las juntas de defensa patriótica. La suya será "Corso Terrestre de Voluntarios de Castilla", al estar integrada esa primera partida de Longa por voluntarios procedentes de la zona del Ebro.


Miembros de partidas guerrilleras (1808-1814)

Tenía por entonces 26 años. Estos dos contingentes formaban una temible fuerza sorpresiva que emboscaba ya en puertos como el de Descarga, ya en Pancorbo, en Orduña o en Valdeajos. Se dejaban caer por sorpresa sobre los convoyes napoleónicos exterminando a sus componentes y llevándose el correo o los avituallamientos.

Poco a poco fue incrementando sus fuerzas hasta crear una verdadera unidad militar, la División de Iberia destinada a actuar desde los confines de la provincia de Palencia, el camino real de Burgos, los límites de Álava y Vizcaya, la provincia de Santander hasta el valle de Mena, Tudela y el partido riojano de Santo Domingo de la Calzada y, más adelante, las Encartaciones vizcaínas.

En Las Merindades podemos destacar las acciones del 6 de abril de 1810, donde causó unas 50 bajas a los franceses en El Almiñé y, con su presencia, evitó las requisas en pueblos como Frías, Espejo, Villalba, Berberana y el Valle de Mena.

Lancero de la Guardia Imperial Francesa 

El 30 de enero de 1811 fue atacado por un regimiento de lanceros en Villarcayo. En la refriega los franceses dejaron 23 muertos y 38 heridos, lo que no les impidió perseguir a Longa hasta Incinillas. Es allí donde, quizá gracias a una orografía favorable a las emboscadas, los gabachos fueron derrotados dejando 33 muertos más.

En 1812, siendo ya Coronel, se apodera de Castro Urdiales tras derrotar a los imperiales en Cubo y Miranda. Algo más tarde los sorprende en el valle del Sedano derrotándolos tras la muerte de Fromant y Bremont, general y coronel respectivamente.

Buena prueba, en cualquier caso, de la eficacia con la que desarrolla desde ese momento su actividad como comandante de partida, es que su cabeza será puesta a precio por el general Kellermann en la elevada cantidad de 5.000 duros, como nos recuerda Pardo de Santayana. Ese mismo autor nos indica que Longa es, además, uno de los pocos comandantes de guerrilla que logra consolidar sus fuerzas durante el crítico año 1810-1811, en el que muchas de ellas desaparecen por su escasa operatividad, su mala organización y su reducido número, que acaba por asimilarlas efectivamente a las simples bandas de salteadores con las que la propaganda napoleónica trata de identificarlas desde un principio.

Una eficacia como mando militar que se confirmará, como insiste Pardo de Santayana, en la última campaña dentro de la Península, antes de que las tropas aliadas penetren en territorio francés a través de los pasos del Bidasoa. Recibirá, en efecto, ascenso a general de brigada -recomendado por los generales Castaños y Mendizabal y elogiado por el propio Lord Wellington - por la notable participación de los Húsares de Iberia -bajo su mando directo- actuando como exploradores en el avance del ejército aliado sobre Vitoria en junio de 1813 y posteriormente destacándose en operaciones clave de la batalla de Vitoria.

Jinete Imperial (1809)

Una de ellas fue cortar la retirada al ejército francés hacia la carretera de Francia, obligándole a abandonar armas y bagajes y a huir por la ruta que llevaba hacia Pamplona. Por destacadas acciones militares, entre las que se encuentra su participación en la batalla de San Marcial, recibirá del rey la cruz de distinción del Séptimo Ejército. Una condecoración que sumará a la ya obtenida, de la misma clase, por su acción, más notable, en la batalla de Vitoria, donde se le recompensa también con un sable de honor regalado por Lord Wellington en nombre del príncipe regente de Inglaterra.

Longa, absolutista convencido fue altamente promocionado. Entre esas promociones obtenidas en los períodos de gobierno absolutista entre 1814 y 1820 y entre 1823 y 1831, destacan el nombramiento como juez de Contrabando en Bilbao, el de gobernador político y militar de Asturias y Santander, el de Capitán General de Castilla La Vieja y, hasta su muerte el de Capitán General de Valencia.

Siguiendo el estilo de la época, fue corrupto y ambicioso. Sorteó la justicia de la revolución de 1820 gracias al rey que se sirve de la reducida esfera de poder que aún le queda en el régimen constitucional vigente entre 1820 y 1823.

En 1813 es nombrado General, luego Mariscal de Campo y en 1825 Teniente General. Murió en 1831 a los 48 años de edad.

Bibliografía.

1808-1814.org
Villarcayo. Capital de la comarca de las Merindades. Manuel López Rojo.
Memorias de don Francisco Espoz y Mina.
Museo Zumalacárregui.
Biblioteca de Nueva York.