Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


jueves, 31 de octubre de 2013

¿Cual fue el castillo que destruyó Abderramán III en 934? ¿Oña, Cuevarana, Petrapidonia o, tal vez, Petralata?

¿Un castillo en Oña? ¿Están seguros? Si.

¿Por qué sabemos que hubo castillo en Oña? Bueno, nos lo dice el historiador árabe Ibn Hayyan al hablar sobre la aceifa del 934. Aunque en la documentación tras la fundación de Oña no aparece mención a castillo alguno. Los árabes son imprecisos en cuanto a la localización de la fortaleza, de hecho colocan Oña a tres kilómetros del núcleo actual. Con lo cual, repetimos la pregunta: Entonces, ¿Qué castillo es el destruido por Abderramán III?



Es lógico pensar que cuando Sancho García funda el monasterio de Oña la entrada del desfiladero del Oca ya sea un punto estratégico en el control del territorio. Entonces, si algo es estratégico es inevitable la presencia militar y esta era mediante fortificaciones. ¿Lógico, verdad? Por tanto, el asunto es saber donde está o estuvo.

Para ello tenemos varias alternativas:

  • Que esté bajo el monasterio actual, o al menos integrado por él. Remontémonos a finales del siglo XIV cuando el monasterio fue saqueado en 1367 por el Príncipe Negro, Eduardo de Woodstock príncipe de Gales. Eduardo estaba en Castilla ayudando a Pedro I en su lucha contra Enrique de trastámara pero como no se le pagaba regresó a territorio inglés. Tras el paso de este mercenario el monasterio se fortificó con una muralla con doce torres. En el siglo XVIII se derribó alguna de ellas. Los expertos han supuesto que la desaparecida torre de los condes de Barcina mostraba trazas de una obra defensiva del siglo X. Esta torre desaparecida podría haber sido parte del castillo de Oña. Recordemos que los condes de Barcina, Gómez Díaz y doña Ostrocia, permutaron en 1011 al conde de Castilla, Sancho García, la villa de Oña, con sus casas, tierras y habitantes, a cambio de Tobera y otras heredades.
  • La torre del reloj: Podría ser que su parte baja fuese del siglo X o uno de los cubos de la muralla del siglo XIV o ambas cosas. Andrés Celís señala que la fabricación de este cubo difiere de los restos de fortificación que se encuentran junto a él pero no lo asegura sin un análisis más profundo. A su favor esta que se sitúa en el altozano pero en una cota inferior a la torre de los condes de Barcina y peor visión del desfiladero que es la verdadera razón de un castillo allí. 
  • Santa Ana: La ermita de Santa Ana también podría ser “el lugar” al estar situada sobre una peña, cosa que respecto a los castillos es muy valorada. La roca es inexpugnable y está situada nada más entrar en el cañón del Oca, unos doscientos metros de las casa de Oña. A su favor está el lugar de Socastillo que, ¿lo adivinan? Está debajo de los riscos de Santa Ana y, sorpréndanse, mantiene ese nombre desde 1291. Esa insistencia con el nombre delataría la presencia de algún tipo de fortificación: Atalaya, torre o ¿castillo? Además, su posición estratégica en el desfiladero avalarían la teoría. Reforzada con la idea de que el paso del tiempo recicló el lugar en ermita.
  • Cadiñanos Bardeci propone que el primitivo castillo se alzó en la zona sur del actual casco urbano, en la calle “el Torrejón” (como dando pistas).
  • Iñaki Martín Viso en “Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la Península Ibérica (siglos VI-XIII)” plantea que Cuevarana sea la fortaleza de Oña indicada por Ibn Hayyan en la campaña de Osma del año 934.
  • En los actuales términos de Sorroyo y San Frutos (Arroio de Sancti Fructuosi) donde parece emplazarse la villa de Oña en el documento del año 967 pero no parece ser lugar adecuado para un castillo al estar desprotegido, alejado del desfiladero y tener más valor como huerta que como defensa.
  • ¿Y que me dicen de Petrapidonia? (Petra de Onnia->piedra de Oña) Aparece en1011, en el documento de venta al conde Sancho de los terrenos en los que se ubicará el coto redondo del monasterio de Oña. Debió corresponder al valle de Penches, toma el nombre de una fortaleza destruida en una incursión árabe en el siglo X. Situarla resulta difícil: Mesa del Abad, Quintana Palacios o Quintanilla, cerca de Quintalanaelez (Briviesca)… Destruida Petrapidonia se construiría otro en una zona más céntrica de la sierra de Oña y más cercano a las vías que comunicaban la Bureba y la llanada de Miranda (¡Igual que buscando piso!) con la meseta. Será Petralata. Petrapidonia quedó como villa y valle.

Centrándonos en Cuevarana, ¿Es fiable la opción de ser el castillo o solo es la visión excéntrica de don Iñaki Martín? Lo primero que constataremos es que en 1027, Sancho III de Pamplona, el Mayor, se lo compra a Nuño Feles y se indica que está en la desembocadura del Oca en el Ebro, en la confluencia de los desfiladeros de ambos ríos y en territorio del monasterio de Oña. ¿Sería esta la causa de esa opinión?

¿Y porqué ese interés Navarro? Sancho III el Mayor de Navarra se casó con doña Munia, hija del Conde de Castilla Sancho García, y comienza a ejercer su influencia sobre el condado castellano. Tras la muerte del Conde (1017), la minoría de edad de su sucesor y cuñado, el infante García y su proverbial asesinato en León su control sobre el Condado Castellano se acentúa. Una muestra de ello es el traslado a Castilla del sistema navarro de tenencias reales.

Cuevarana fue, según parece, un castro que era la herramienta para dominar el entorno. Por eso figura en poder de Sancho III el Mayor (990-1035) y después de su hijo García mediante el sistema navarro de tenencias. Su otro hijo, conde de castilla y rey de León, tras “aclarar” las disputas fronterizas con Navarra, otorga el castro de Cuevarana a la abadía oniense con sus entradas y salidas, sus montes, fuentes, lagunas, acequias, tierras, viña y huertos.




El hecho de que Cuevarana estuviera en poder de un particular y no de los condes es raro, quizá relacionado con la toma del poder por élites locales tras la desintegración del reino visigodo. Aunque la primera noticia de Cuevarana no la tenemos hasta 1027, el rey Ordoño I (850-866) es quien coloniza el espacio del Alto Ebro comprendido entre Valdenoceda y Miranda de Ebro. Sería lógico pensar que estuvieran activos los castillos de Cuevarana, Tedeja.y Mijangos. Pero dos siglos después las cosas no tienen por qué ser iguales.

Cuevarana fue un castro pequeño que perdió pronto su escasa función militar, no se conocen tenentes, ni se creó un Alfoz en él, a pesar de su situación estratégica. Los documentos posteriores constatan un uso agrícola dependiente del Abad de Oña. Pero en su pérdida de valor militar podemos colgar la percha de su venta o donación. Recordemos que resultará comprado por Sancho el Mayor de Navarra en 1027, y donado por su hijo Fernando I a Oña en 1063. A finales del siglo XI los potentados se desplazan hacia las nuevas fronteras del sur de la meseta y arrastran a sus vasallos, sus huestes, y por tanto hay cierto despoblamiento en Las Merindades. Los reyes se desprenden de los elementos defensivos (castros Pico Nava y Cuevarana, castillos de Petralata y Tedeja) porque el dominio del territorio es realengo, las fronteras, con moros y navarros, se han alejado y comienza un intenso despoblamiento.

Si el sitio era tan estratégico, ¿Por qué se abandonó? … Porque el sitio era estratégico, ¿verdad?

En principio lo es, siempre y cuando el enemigo esté cerca. Miren, Cuevarana estaba junto al puente de la Horadada (La Horadada era una peña que se dinamitó para ensanchar la carretera y que, dada la resistencia humana al cambio, sigue dando nombre al desfiladero). Les aviso, si se allegan allá no encontrarán gran cosa. Además puede que se le envíe a otro lugar porque hay informaciones orales que sitúan el castillo en un peñasco aledaño, desde el que se dominan las entradas al valle de Valdivielso y a las Merindades, se controlaba el paso por el puente y se encuentra a unos cuatro kilómetros de Oña, hacia el noreste. De hecho, Álamo sitúa Cuevarana junto al topónimo Torrejón, en la jurisdicción de Pino de Bureba.



Cuevarana (Con Imaginación)

El lugar de Cuevarana es idóneo para una atalaya sobre la Horadada: en el centro del espigón fluvial que forman los ríos Oca y Ebro. En la pequeña cima se aprecia el arranque de la base de una hilada de la pared noreste (la que da al cauce del Oca) y, resumiendo, la base de la torre presenta una forma trapezoidal con una superficie de 105 m2. Dos de los retalles existentes nos indican que los muros tenían un grosor de 0,60 metros.

Al norte de la torre, en una cota inferior, hay una pequeña explanada (bajo la maleza, claro) que formaría parte del recinto de Cuevarana. El entorno, frondoso y peligroso, oculta más de lo que enseña por lo que podría haber existido un puesto de vigilancia segundario en el cortado de la desembocadura del Oca, en la orilla izquierda, con caída hasta el mismo puente de la Horadada. Porque el camino medieval desde Oña transcurría por la margen derecha del Oca, que en ese tramo queda oculto desde la atalaya principal.

La denominación Couarana o Cuevarana no ha perdurado y se ha recuperado gracias a la documentación histórica. El lugar se conoce también como las Cuevas. El historiador benedictino del siglo XVII, Gregorio de Argaiz, describe así este castillo: “(...) llamado de Cuevarana, junto a la Puente de la Peña horadada, sobre una cueva, y peña que está en la junta del Río Vesga con el Hebra, con que defendía la entrada de los Moros para Traspademe, y Valdivielso”.



Postal de La Horadada (Zalez)

La irrupción del monasterio de Oña supone una fuerte reorganización del Alto Ebro burgalés. El navarro Sancho III introduce la orden de Cluny. Existiría un privilegio de este monarca donde declara Oña autónomo de la tutela regia y poseedor de las prerrogativas de las abadías benedictinas, exento de jurisdicción. Así, el alfoz de Oña se desplaza hacia el sur para dar lugar al de Petralata, que forma parte en el siglo XI de la línea defensiva navarra situada al sur de los montes Obarenes, junto a las tenencias de Cellorigo, Pancorbo, Poza y Monasterio, entre otras.

Cuevarana dejó pronto de tener una funcionalidad militar por estar en el interior del desfiladero, en una posición intermedia entre los grandes espacios abiertos de la Bureba y las Merindades. Basilio Osaba y Ruiz de Erenchun la describía en su “Poblados, Monasterios y Castillos desaparecidos en la provincia de Burgos” de la siguiente manera: “En la región de la Bureba y próximo a la confluencia del Oca con el Ebro, existió en lugar tan estratégico un castillo, del que no queda rastro alguno”. Me gusta cuando puntualiza que era tan estratégico que no queda rastro alguno, ¿verdad que es una hermosa contradicción?

Bibliografía:

El Castillo de Cuevarana y el Monasterio de Oña (Eduardo Rojo Díez)
"Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la antigüedad a la Edad Media" (María del Carmen Arribas Magro)
Google

domingo, 27 de octubre de 2013

El desmoronamiento del recuerdo.

Esta no es una entrada, bueno, al menos no es una entrada al uso. Sólo es la constatación de una pérdida. Ya lo sé, era cuestión de tiempo, que el abandono y la desidia lo habían decretado así.

Decretado sin apelación.

Pero su mera presencia, su voluntad de resistir, de gritar que existió un tiempo pausado, admirador de las aguas salutíferas, de las conversaciones tranquilas entorno a un buen cigarro de Cuba, nuestra Gran Antilla, de trenes con primera clase y nuevos coches sin caballos nos decía que no todo era olvido.

La guerra, la tisis, la modernidad le arrancaron el alma y en este año 2013, (¡el trece!) se ha desdibujado ocultando su vetusta imagen a los nuevos hijos de Las Merindades que no sentirán lo que aquellos, lo que nosotros.

No se que día fue, pero se nos fue el Balneario de Fuensanta en Gayangos.

Balneario de Fuensanta de Gayangos el día 19 de octubre de 2013

miércoles, 23 de octubre de 2013

Quincoces de Suso: el "hermano" muerto.

Hoy hablaremos de un pueblo desaparecido: Quincoces… de Suso. Aunque hoy en día son términos en desuso, las palabras Yuso y Suso significaban 'hacia abajo' (Del lat. Deorsum) y de arriba o arriba (Del lat. sursum, sussum) que implicaba que la existencia de un Suso podía asociarse a un Yuso.

Iglesia de Quincoces de Suso

No solo el “apellido” diferencia a estas poblaciones sino también que Yuso vive y Suso es un pueblo muerto desde hace unos 65 años. Era una aldea escondida entre las tierras altas del Valle de Losa y, aún hoy, cuando tenemos el mundo a un golpe de ratón, no aparece en Google maps. Su localización es: Latitud: 43.0164820º y Longitud: -3.2434620º. Es decir, a 3 Km. de Quincoces de Yuso y a 7 de Oteo de Losa, a orillas de un escarpado meandro del Jerea y en una depresión entre montañas calcáreas, en una de las cuales se encuentra la cueva del agua, que surte a Quincoces de Yuso.

El pueblo del que hablamos tiene restos de la edad del bronce y se ha llegado a suponer que podría existir ya en 1189 cuando las aldeas cercanas de Relloso, Baro y San Miguel son citadas como donaciones al Monasterio de los Obarenes.

Pero la primera aparición específica es del Becerro de Behetrías, siendo señorío de Pero Fernández y de Fernando Sánchez de Angulo (Siglo XIV) y, quizás, sean de esta época las pinturas de su iglesia de San Esteban.

En el Catastro de la Ensenada aparece Quincoces de Suso como uno de los 17 pueblos que conformaban la Junta de Oteo y como lugar de realengo por lo cual estaba sujeto al corregimiento de Villarcayo y allí se pagaban los tributos reales.

A medidos del s. XVIII vivían en Suso un total de cuatro vecinos y una viuda, todos los cuales distraían su vida trabajando buenas fincas de secano (recogían: trigo, cebada, habas, arbejas, titos, avena y comuña), árboles de fruto (Hayas, robles, manzanos, nogales) y cuidando de una pequeña ganadería compartida con otros municipios (Bueyes de labranza, vacas y yeguas de cría, caballos de tiro, novillos, cerdos, carneros, ovejas, cabras y castrones). En estas fechas tenía seis casas habitables que poseían, cada una, su propio horno de pan. Había tres cabañas para conservar las mieses de agosto y un puente sobre el río Jerea. Puente que servia a sus vecinos para pasar a la iglesia ya las fincas del otro lado del río y que era costoso al tenerse que reparar muy a menudo por las avenidas del invierno. Existió un molino harinero de dos ruedas que molía tres meses al año rentado a un vecino de Perex, Francisco López, con una renta de 60 reales.


Policromía Quincoces de Suso

El diccionario de Madoz (1845) describía así este pueblo:

“Datos de la localidad: En la provincia, diócesis, audiencia territorial y ciudad de Burgos (17 leguas), partido judicial de Villarcayo, ayuntamiento de la Junta de Oteo. Situación á orillas del río Jerea, en la carretera de Cervera de río Pisuerga á Vizcaya; su clima es frió, pero sano. Tiene 18 Casas; iglesia parroquial (Sta. María) [Suso era San Esteban que dependía de Santa María de Yuso] servida por un cura; cementerio en paraje ventilado y buenas aguas potables. Confina con Raro y Quincoces de Yuso [distante ¾ de hora]. El Terreno es de mediana calidad y lo fertilizan algún tanto las aguas del Jerea. Los caminos son locales, excepto el mencionado de Cervera de Río Pisuerga. La correspondencia se recibe de la capital del partido. Producción: granos, legumbres, pastos y leña; cría ganado y alguna caza. Población: 18 vecinos, 67 almas Cap. Producción: 26.400 reales Imp: 2,281”.
El asunto de la confusión de la advocación de la parroquia de Quincoces de Suso podría haberse causado por la unión que había, a efectos eclesiásticos, entre Suso y Yuso como se ve en el breve publicado en “La Esperanza” en 1866:

“Para el curato de las iglesias unidas de Santa María de Quincoces de Juro y la Invención de San Esteban de Quincoces Suso, á, D, Cesáreo Sainz y Rodríguez”


La Esperanza 1866

Comparando el catastro de Ensenada y el Madoz vemos un crecimiento de la población pero en el “Indicador General de la Industria y el Comercio de Burgos” de 1894, aunque se mantiene un número similar de vecinos solo había 29 habitantes lo que lleva a pensar que, ya en esos años, los jóvenes habían buscado mejores pagos. Lo que no casa muy bien (o puede que sea efecto de la inercia de la administración) con las continuas ofertas y vacantes de puestos de maestros y maestras que se producían en el lugar. En el “Boletín de primera enseñanza” se publica el concurso de 1903 donde se ofrecía puesto de maestra o maestro mixto con unos haberes de 625 pesetas, uno de los mas altos (¡igual porque el lugar no era demasiado bueno!). En Septiembre de 1903 aparece publicado que obtiene el destino don Antonio Palacios García. En septiembre de 1904 “El Papa-moscas” publicaba que se otorgaba en propiedad a don Cándido Guinea Baró la plaza de maestro en Quincoces de Suso, tomando posesión antes del 17 de septiembre de ese año y abandonando la escuela de Lastras de la Torre. Mucho trajín para un pueblo con pocos niños. ¿Escapaban los maestros de un pueblo sin “calidad de vida”?

En 1905 el “Anuario Riera” habla de 33 habitantes de hecho y 32 de derecho. En esta publicación no se refleja ningún elemento más frente a la detallada descripción de los poderes en Quincoces de Yuso.

Hacia 1941 vivía un matrimonio mayor quienes, tras pasar el ciclón que provocó el incendio de Santander, utilizaron las tejas de la iglesia para recomponer su tejado. Desde entonces, la iglesia, que ya no tenía mobiliario ni imagen alguna, comenzó su lenta marcha hacia la ruina, pese a sus magníficas pinturas, y sus campanas fueron bajadas a Quincoces de Yuso. Aunque bien mirado, llevaba años sin celebrar grandes ceremonias como bautizos (ult. 1923), bodas (ult. 1926) o defunciones (ult. 1919).

El pueblo murió antes de la llegada de los adelantos del siglo XX. Incluso el agua del cercano río se llegaba a perder en verano para lo cual las casas del pueblo disponían de aljibes en roca para almacenar el agua de lluvia. Sistema, por cierto, muy difundido entre los losinos.

Tras su abandono, el pueblo, salvo la iglesia, fue vendida a vecinos de Quincoces de Yuso (¿Justicia poética?) quienes lo revendieron a un particular alavés que lo convirtió en tierra de pastos (pues no, no fue justicia poética).


Biografías:

Pascual Madoz Ibáñez (Pamplona 1806/Génova 1870) político español del siglo XIX. Licenciado en derecho por Zaragoza. Exiliado en Francia entre 1830 y 1832 aprovechó para estudiar la geografía y la estadística. Regresa gracias a la amnistía de la regente María Cristina de Borbón y fija su residencia en Barcelona. Es allí donde, a principios de 1833, esta al frente de las oficinas del “Diccionario Geográfico Universal. En 1834 bosqueja su Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (el Madoz) que culminará en 1850.

Pascual Madoz

En 1843 encabeza una coalición contra el regente Espartero. Tras la Vicalvarada de 1854 fue nombrado gobernador de Barcelona. Luego diputado y presidente de las Cortes. Después, ministro de Hacienda presentando una ley de desamortización que logró aprobar. La “Gloriosa” le hace gobernador de Madrid; Renunció; Se opuso al gobierno provisional; Votó a favor del Duque de Aosta como rey de España y partió en su busca. Es en este viaje cuando muere.



Bibliografía:

“Los Pueblos del Silencio” de Elías Rubio Marcos.
Anuario-Riera. 1905, nº 1, página 1.280
Boletín de Primera Enseñanza de la provincia de Salamanca Año XXXI Número 26 - 1903 septiembre 15
El Papa-Moscas periódico satírico
La Época
La Esperanza.
Wikimedia Commons

martes, 15 de octubre de 2013

Sentitzen dut baina, oraingoz, Trebiñu Burgos da.

(Lo siento pero, por ahora, Treviño es Burgos)

Sé que es una pesadez pero como en estas fechas ha vuelto la petición del Gobierno Vasco de incorporar el enclave burgalés en su territorio porque está rodeado de Álava. Dicen que tienen el apoyo de la población del enclave y que históricamente se ha manifestado en este sentido. Evidentemente si puedes ser de los ricos ¿por qué vas a seguir con los pobres? Pero ese no es el tema de este blog.
Mapa de enclaves entre provincias españolas (Wikipedia)
Enclaves y pseudo-enclaves hay varios entre las provincias españolas y, seguramente, deberían eliminarse todos: Los navarros en Aragón, valencianos en Aragón, cantabros en Vizcaya, vizcaíno entre Burgos y Álava… Lo que ocurre es que, dependiendo de la fuerza del lugar donde esté el enclave pesan o no las reivindicaciones. Es la ley del embudo que funciona muy bien es España.

¿Por qué este discursito sobre Treviño tan lejano de Las Merindades? ¿Por qué Valdegovía, casi rodeado por Las Merindades, su entorno natural, es ahora Álava? ¿Por qué Mena fue provincia de Santander y, además, quiso ser vizcaína? ¿Por qué los serpenteantes límites entre Cantabria y Las Merindades? Por el peso del pasado.

En 1942 la Real Academia de la Historia, tras otro intento de cambio, emitió un informe sobre las razones históricas de Treviño burgalés o Treviño Alavés (Lo siento pero lo escribo con “V” porque escribir una palabra con “B” o “K” no la convierte en otra de raíz eusquérica). Ojo, no vamos a sopesar ningún elemento político, geográfico o administrativo, eso es otro negociado.

En aquel informe de Mercedes Gáibrois, los “proalavecización” adujeron que:
  • Treviño perteneció a Álava mucho antes que otras comarcas de esta Provincia y que el conde Fernán González (S. X), lo incorporó al Monasterio de San Millán. Este monasterio dividir en el siglo XI los pueblos alaveses de su jurisdicción en catorce merindades, incluyó en la duodécima el alavés Condado de Treviño. Y otro siglo después, a finales del XII, don Sancho el Sabio, Rey de Navarra, en las capitulaciones de paz que firmó con el de Castilla, Alfonso VIII, dijo literalmente: «Además de esto, yo don Sancho, Rey de Navarra, dexo a los alaveses sus heredamientos, exceptuando los Castillos y Treviño»,
  • Dicen también que Treviño, y Vitoria, formaron parte de la Cofradía de Arriaga, y que ambas villas pasan a poder del Rey de Castilla en 1200, como consta en la inscripción de la Iglesia de San Juan de Treviño. Citan al P. Mariana, que afirma había obtenido Álava del Rey de Castilla que no pudiese éste poner en ella gobernador excepto en Treviño y Vitoria.
  • Asimismo alegan que el año 1417 los procuradores de Vitoria, Salvatierra y Treviño presentaron ante la Reina doña Catalina, tutora de Juan II, para su aprobación, unas ordenanzas contra los malhechores, a lo que se agregaban todas las Hermandades de Álava.
  • Que hasta 1088 figuraban estos pueblos en la Diócesis de Armentia (Álava).
Y los Burgaleses, ¿Qué dijeron?  
  • Que ya estaba claro el asunto en 1833 al incluir Treviño en la Provincia de Burgos.
  • Inspirados en los trabajos de don Luciano Huidobro, cronista de la provincia, y del profesor López Mata, que demuestran que el Condado de Treviño, no pertenecía a las Hermandades alavesas que pidieron su anexión a Castilla en tiempo de Alfonso XI. Luego, que hasta el 923 (Monasterio San Millán), el territorio treviñés fue leonés. Indica las circunstancias históricas de Álava y Castilla bajo Alfonso VI, y prosigue: «Alfonso VII entregó en Honor el territorio de Álava al Rey don García de Navarra, quien durante el reinado de Alfonso VIII se adueñó los territorios que solo en Honor poseía, lo que dio lugar a una guerra que terminó con la transacción de 1179. Por ella cede el de Castilla al navarro Álava pero excluye al Castellar y a Treviño de los heredamientos alaveses.
  • Que Álava no aparece con carácter de señorío hasta la época de Alfonso VIII. Cita a Balparda: «Los varones alaveses son tenidos en cuenta como colectividad en el año 1179 con el nacimiento de la cofradía de Arriaga (…) pero Treviño, exceptuado por Alfonso VIII, perteneció a Castilla antes del nacimiento de la expresada cofradía ». La Crónica de Alfonso XI dice: «Et aquella tierra sin aquestas villas (Vitoria y Treviño), llamaban cofradía de Álava.» Pero esta diferenciación terminó en 1332 con el reconocimiento del Señorío Real por la mencionada Cofradía en el Campo de Arriaga. El núcleo alavés así constituido fue objeto de una diferenciación al ser donado Treviño en 1336 [esta fecha está equivocada, es 1366] por Enrique II al Adelantado de Castilla don Pedro Manrique.»
  • Que en la Hermandad de 1417 figura la de Treviño al lado de la de Vitoria, pero no así en 1463, cuando el rey ordenó formasen «un solo cuerpo de Hermandad».
  • Que en el siglo XVIII el Condado de Treviño estaba unido al Corregimiento de Burgos y por ende sus pueblos son de Castilla la Vieja y mantenían relación administrativa con tierras y autoridades burgalesas.
Doña Mercedes analizó los datos y expuso que:

El primer documento importante que marca el territorio del Condado de Treviño es el de San Millán, del año 1025, llamado “La Reja de San Millán”. Tomando del Becerro gótico y del galicano pues el original no consta. Hay sospechas de falsedad pero en él aparece la región del Río de Ibita entre las poblaciones alavesas que debían tributar al Monasterio de San Millán. Este es el único texto en que aparece Treviño mencionada en conjunto con pueblos alaveses.

  

De 1179 es el pacto entre Sancho el Sabio de Navarra y Alfonso VIII de Castilla, en que, entre otros acuerdos, se halla éste: «Insuper ego Sancius Rex Navarrae reliquo Alavensibus suas hereditatis, excepto Castellar & Treviño.». En ambos textos (La Reja y el tratado de 1179) parece demostrarse que tanto la región de Ibida, así como Treviño, eran considerados como componentes de Álava. Pero la Reja de San Millán obedece a una concesión hecha al monasterio por el Conde de Castilla con dominio también en Álava. Así pues, sería un documento de carácter administrativo.
  
En 1181 el Rey Sancho de Navarra, fortifica el pequeño lugar de Gazteiz, Vitoria de casada, y le concede el fuero de Logroño. Aparecen en el documento, en que se declara la dominación del Rey de Navarra, entre otros dignatarios, Diego López, dominante en Álava y Guipúzcoa, y Álvaro Martínez, en Treviño. Es decir, distinto de Álava.

Alfonso VIII de Castilla cambiará Miranda de Arga, Mendavia y Larraga por Treviño y Portilla (Portilla Dibda, es decir, de Ibida), reorganizando y eliminando posiciones aisladas en territorio enemigo. Desde el 1200, dominada Álava y Treviño, no se halla mención expresa de dependencia de Ibida respecto a Álava.

Llegamos a 1332 donde la Cofradía de Álava decide en el campo de Arriaga someterse al señorío del Rey de Castilla Alfonso XI mediante condiciones expresas, un fuero, pero conservando el Rey todo el señorío real. Y… ¡El Condado de Treviño no forma parte de la Cofradía de Álava! Ni hay noticia documental de que perteneciese nunca a la citada cofradía. El historiador alavés Landázuri (Historia de Álava, 1796, II, 82) dice que cuando Alfonso VIII pactó, después de la toma de Vitoria, «con la Provincia de Álava que no pudiese darla leyes ni poner en ella Gobernadores, a excepción de en las villas de Vitoria y Treviño que no pertenecían entonces a la Cofradía del Campo de Arriaga».

Navarra en Tiempos de Sancho VII
Por su parte Martínez Marina afirma que no hay noticia de la existencia de la Cofradía de Arriaga «en ningún documento legítimo hasta el año 1258» (Dice, cit., pp. 35, 40.) En esta fecha Alfonso X dio un privilegio a los caballeros e hijosdalgos de Álava.

En 1366, Enrique II dona Treviño a su adelantado Pedro Manrique. En 1453 fue hecho Conde de Treviño don Diego Gómez Manrique. En 1593, Felipe II da una carta al Duque de Nájera para ceder el título a don Juan Manrique, su hijo mayor. En hecho de dar las tierras demuestra que eran de realengo y, por tanto, diferentes y separadas de Álava, que tenía régimen especial.

Como en 1833 no se le considera tierra alavesa, al ser de realengo, se adscribe Burgos. El documento de 1769 que conserva el Archivo de Burgos en que se dispone que Treviño y sus pueblos estén sujetos al Alcalde Mayor de Miranda por ser el juez realengo más cercano e inmediato corroboraría esta suposición.

Concluía doña Mercedes que desde el 1200 formaba parte de la Corona de Castilla, territorio de realengo y condado particular y por ello formaba parte de Burgos.

Evidentemente todo esto describe las razones por las que se llega a esta situación que no implica que deba seguir, o deba alterarse. Pero no exageremos, solamente sería un cambio de los límites entre provincias del Reino de España… ¿o es otra cosa?


Bibliografía:
Boletín de la Real Academia de la Historia (enero marzo 1943) por Mercedes Gáibrois Riaño de Ballesteros Elegida el 23 de diciembre de 1932. Tomó posesión el 24 de febrero de 1935. Fallecida el 25 de enero de 1960.
La quiebra de la soberanía Navarra en Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado (1199-1200) por Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza.

martes, 8 de octubre de 2013

Cuénteme usted alguna cosa extraordinaria.

“—Cuénteme usted alguna cosa extraordinaria, algo de eso que nos ocurre a veces y del que guardamos eterno recuerdo.
— ¡Hombre! pues mi boda. Fui a Villarcayo a torear la feria y me enamoré perdidamente de una preciosidad que era la hija de la patrona donde me hospedaba, la brindé el toro en la corrida y la brindé luego mi amor, nos casamos y ella ha sido la madre de mis hijos. Quizás para muchos eso no sea extraordinario, pero para mí siempre es un grato recuerdo”.

Quién así hablaba al reportero del semanario taurino “La Fiesta Brava” de Barcelona en el número 124 del 8 de febrero de 1929 era Francisco Alonso, “Paquiro II”, quién fue pintor hasta que el gusanillo de “la fiesta Nacional” le picó con 25 años y debutó como novillero en 1900.

La Fiesta Brava

La Fiesta Brava

Era un Bilbaino nacido en Grijota (Palencia). Sus padres fueros Francisco Alonso, palentino de Villamediana, y Brígida Ezcurrra de Garagarza (Guipuzcoa). Y residía en la zona de Abando (Bilbao). Fue contemporáneo de Cástor Jaureguibeitia, “Cocherito de Bilbao”. Y, las comparaciones entre ambos toreros existieron, incluso fuera de lo estrictamente taurino, así Tomás Mendive escribió en “El Liberal” que Cocherito, en sus comienzos, era el torero de los bizkaitarras (Nacionalistas Vascos), mientras que Francisco Alonso, Paquiro, “aspirante foráneo avecindado en Bilbao”, era a quien apoyaban los trabajadores “de fuera” asentados en la villa. Por si lo dudaban, “El Liberal” era una publicación Nacionalista.

Empezó a torear en una compañía de Circo, la compañía ecuestre de Doña Micaela Alegría. En 1894 llegó a Bilbao, y uno de los números que formaban su programa era una pantomima titulada "La Feria de Sevilla" con una corrida de toros, en la que Francisco, vestido de luces toreaba un becerro. Durante su servicio militar en Cuba toreaba los animales bravos que podían surgir entre las reses. Siempre comentó que su alférez, el que sería general Sanjurjo, le incitaba a darle unos capotazos y apuntillarlo. Tras su servicio militar en Cuba, del que vuelve como sargento, retoma su afición taurina y recorre el calvario de los aficionados visitando las plazas de Orozco, Deva, Lekeitio, Villaverde de Trucios, Villaro, Arciniega, etc.

Para sobrevivir entre corrida y corrida regentó la taberna “La Taurina”, al lado de la Plaza en la calle Vista Alegre número 8 donde colocó como reclamo un cartel con esta leyenda:

                                                                      “De aquí no paso
                                                                       sin beber un vaso”

Toreó en Villarcayo en una de las primeras novilladas en la Villa e intimó con Nicolasa Consuelo Botana y Cañedo, de 24 años, hija de Juan Botana Segura, de Reinosa, y de Nicolasa Cañedo Guinea, de Villarcayo quienes regentaban la fonda Botana en la calle Nuño Rasura, 14. Por cierto, una calle con numerosos hoteles. La boda se celebró en la iglesia de Santa Marina de Villarcayo el 19 de diciembre de 1900, a las 4 de la tarde.

En 1900 su nombre figura en los carteles de Bilbao, toreando con el negro "Facultades" y con "Cocherito de Bilbao"; la empresa le incluyó en una corrida concurso que no salió como él esperaba. Ante la posibilidad de no volver a torear en España emigra a México.

Allí alterna buenas corridas con malos momentos, dedicándose, a la vez que a torear, a representar a otros en Ciudad Juárez. Llegó, incluso, a verse obligado a torear ante Pancho Villa. En 1923 se le paraliza medio cuerpo por lo cual decide emigrar a EEUU.

De seis hijos que tuvo Nicolasa Botana, tres llegaron a la edad adulta. Su hijo mayor, Julio, puso una sombrerería (según entrevistas a su padre, en Nueva York o Los Ángeles), el pequeño, Francisco, le definía Paquiro II en algunas entrevistas como abogado en EEUU y en otras como futura estrella de cine tras los pasos de su hermano mediano: Luis Antonio Dámaso Botana, alias Gilbert Roland.



La mayoría de sus biógrafos indican que Gilbert Roland nació en Ciudad Juárez, Chihuahua, México, el 11 de diciembre de 1905, pero su padre insistía ante la prensa que era nacido en Bilbao y que tenía la nacionalidad española. De hecho, a petición propia, participó en las quintas de 1930 en Villarcayo, según un artículo de “El Sol” del día 9 de febrero de 1930:

"En uno de los últimos números de "El Liberal", de Bilbao, ha sido publicada la siguiente noticia, que le comunican al colega desde Villarcayo (Burgos): "Entre los mozos alistados en el Ayuntamiento de Villarcayo para el reemplazo del año actual figura, a petición propia, Gilbert Roland, natural de Chihuahua (Méjico), de veinticuatro años, célebre actor cinematográfico en Norteamérica, cuyo verdadero nombre es Luis Alonso Botana, hijo del ex matador de novillos Francisco Alonso "Paquiro" y de Consuelo Botana, natural de Villarcayo. Luis nació en tierras americanas, a las que marcharon sus padres en busca de fortuna."

En este artículo fechan su nacimiento en 1901 y no en 1905. Bueno… seguramente su madre sí lo tendría claro.



Bibliografía:
La Fiesta brava (Barcelona). 8-2-1929, n.º 124
Revista Cinegramas
El Heraldo de Madrid
El Sol
Crónica de Madrid




miércoles, 2 de octubre de 2013

Medina de Pomar: ¡¡NO A LA GUERRA!! (de 1914)

Don Julián Sainz de Baranda nos refiere este incidente en su obra “Apuntes históricos sobre la ciudad de Medina de Pomar”. Se produjo cuando estábamos cerca de cumplirse un año del inicio de la Primera Guerra Mundial. Ya saben, el asesinato del Archiduque Carlos y su esposa en Sarajevo a manos de un servio miembro de la Mano Negra organización tras la que, según algunos, se encontraba el gobierno del reino de Servia.

Alianzas de 1914

El imperio Austro-Húngaro se alía con el Imperio Alemán y el imperio Otomano que junto a Bulgaria formarán los llamados Imperios Centrales. Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda y todas sus posesiones, el Imperio ruso, Francia y sus colonias, el imperio Japonés y, posteriormente, EEUU y que se denominaron Aliados (fetiche que significa “los Buenos”). Con estos últimos iban un grupito de estados menores: Servia, Grecia, Rumania, Montenegro, Bélgica, Italia… y Portugal.

Los especialistas cuentan que en esta guerra se produjo un choque entre un armamento del siglo XX y unas estrategias militares del XIX con el resaltado que se podía esperar: Masacres de soldados para ganar un palmo de terreno que se abandonaba inmediatamente. Las bajas fueron de unos 18.000.000 entre muertos y desaparecidos y unos 20.000.000 de heridos de distintos grados.

¿Y España? Neutral. Éramos un país básicamente agrícola, traumatizado por la pérdida de las colonias americanas, un sistema político agotado y un ejército desfasado que no tenía capacidad ni intereses en esa guerra. Lo cual no impidió que los españoles se dividiesen en Aliadófilos (liberales, obreros y socialistas) y Germanófilos (aristócratas y militares). El lado bueno es que la guerra permitió un despegue económico de España al vender a ambas partes, sin competencia, desde alimentos a bienes industriales, militares y textiles pasando por materias primas. Se canceló la deuda, acumuló oro en el Banco de España y se obtuvo superávit de la balanza de pagos. ¿Para qué íbamos a meternos en la guerra?


Ermita del Santo Rosario (1994)

Ajeno a estas circunstancias nuestro amigo nos relata el acto que se produjo en la ciudad de Las Merindades:

“Un acontecimiento importante tuvo lugar en este Santuario el día 4 de Julio de 1915. Para impetrar de Dios la terminación de la guerra europea y el que nuestra querida España, no se viera envuelta en las mallas de tan terrible azote, se postraron a los pies de Nuestra Señora del Rosario, unos 6.000 peregrinos, presididos por nuestro amadísimo Prelado el Arzobispo de Burgos, Excmo. e Ilmo. Sr. D. José Cadena y Eleta. Con tal motivo se celebraron muy solemnes fiestas religiosas, a las nueve y media de la mañana de dicho día, hicieron su entrada solemne con sus cruces parroquiales, pendones y estandartes de Cofradías y Asociaciones, los pueblos y feligreses de los Arciprestazgos de Medina de Pomar, Cuesta Urria, Castilla la Vieja, Montija, Losa, Valdivielso y Valdeporres, yéndose a colocar en la explanada del Santuario, en la que se celebró una misa solemne de campaña, con asistencia del Sr. Arzobispo. Predicó en ella muy elocuentemente, el Sr. Magistral de la Catedral de Burgos, D. Félix Arrarás. Un banquete de 65 cubiertos tuvo lugar en el Salón principal de la Casa Consistorial, en honor de nuestro querido Prelado.

José Cadena y Eleta



Por la tarde, después del Santo Rosario, dirigieron a la multitud vibrantes y sentidas exhortaciones, los Sres. Párrocos de Villarcayo, Espinosa de los Monteros y Medina, terminándose la fiesta con la llevada procesional de la Virgen del Rosario a su iglesia, en la que se cantó la “Salve Popular” por la multitud que llenaba las naves del templo, y acabado que hubo esto, despidiéronse los peregrinos, marchándose cada cual a sus pueblos, dejando esta fiesta, imperecederos recuerdos en este territorio”.

Pero estas actuaciones en busca de la paz mundial, el perdón y el deseo de alejarse de esa palma de martirio no eran deseos privativos de las clases populares. Su Majestad don Alfonso XIII encabezó, con el apoyo de la red consular española, una lucha a favor de los perdedores de la guerra. Pasó de agencia de información a “Oficina Pro-cautivos” abusando de sus relaciones con los reyes de los principales contendientes.

Las cifras son concluyentes: proporcionó ayuda a 122.000 prisioneros franceses y belgas, 7.950 ingleses, 6.350 italianos, 400 portugueses, 350 americanos y 250 rusos. Logró repatriar a 21.000 prisioneros enfermos y a unos 70.000 civiles que habían quedado en terreno ocupado por el enemigo. Los agregados militares españoles realizaron también 4.000 visitas a campos de concentración, para controlar el trato que se daba a los prisioneros de guerra. Además, Alfonso XIII logró un acuerdo entre los beligerantes para que no se torpedearan los buques-hospital, como se venía haciendo.


Alfonso XIII

¿Recordaba alguien aquellos buenos deseos de nuestros antecesores? ¿Recuerda alguien el gesto Real?