Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


miércoles, 29 de enero de 2014

Nos vamos hasta el Duero (Fortificaciones de Las Merindades del 850 al 900).

La segunda mitad del siglo IX representa para aquella Castilla, y para todo el reino Astur, el inicio de la repoblación de forma organizada, o, al menos, algo más organizada. Se busca el Duero como nueva frontera en unos momentos en que las tropas andalusíes no les golpean.


Ordoño I
En el reinado de Ordoño I se levanta Asturias. Son años de relativa tranquilidad fronteriza, frente al ciclo anterior. Córdoba está patas arriba y esto permite a Ordoño avanzar hacia el sur. Hay algunos ataques moros en Castilla pero el grueso de las actuaciones asturianas se dirige contra los Vascones. Podríamos pensar que se sentía seguro, no solo porque los musulmanes no estaban al tema sino también por los sistemas de protección en Castilla. Y, ¿Por qué se alteraban los vascones? Entre las hipótesis que se han presentado para explicar esta sublevación podría estar el nuevo rey de Pamplona (fallece Iñigo Arista y le sucede su hijo García).

Nada raro, los vascones son incitados por García a sublevarse para tener ganancias territoriales. Pensemos que los moros habían dejado en paz a todos no solo a Asturias. Podría tener su lógica. Más difícil de explicar resulta la presencia en la zona de las tropas del futuro emir Al-Mundir en esas mismas fechas. ¿Querían sumarse al ataque contra Asturias, o por el contrario solo es una coincidencia? ¿Podría ser que los agarenos estuviesen, simplemente, ejecutando una nueva razzia sin que sus informadores les informasen?

Dios y la debilidad de los soldados mahometanos estaban con Ordoño y les derrota. Aunque no sabemos el lugar de la batalla es muy probable que ocurriera en las inmediaciones de Miranda de Ebro, es decir, junto al borde oriental de los reductos fortificados de Castilla y sobre el nudo de comunicaciones que, habitualmente, utilizaban los musulmanes en sus razzias sobre los asentamientos cristianos primitivos.

Se apunta que pudo ser en ese momento cuando se levantan nuevas fortalezas para una mejor defensa por la Sierra de la Tesla, avanzadilla de las posiciones ya consolidadas de Losa y Valdegovía. Serían puestos de observación para cubrir las “autopistas” de acceso que enmarcan las crestas de Sierra de la Tesla y los montes Obarenes.

Otra visión: teniendo en cuenta la presencia de las fortificaciones de Cuevarana, Frías, Tetelia, o Mijangos (Pérez de Urbel las estima levantados hacia el año 850 junto a Castrosiero y Lantarón), la razón de este salto podría ser la protección de una entrada al valle del Nela por el margen occidental de La Bureba, atravesando las hoces del río Oca en la fusión de las sierras de la Tesla con las de la Llana y Oña.



No solo eso sino que, como en el dicho de que cuando el gato duerme los ratones bailan -es decir, sin actividad militar cordobesa sobre la primitiva Castilla- se fundan nuevos núcleos de población. Eso sí, siempre bajo el amparo de un nuevo monasterio o la consolidación de fundaciones más antiguas. Vemos que en 852 tiene lugar, entre otras, la fundación del monasterio de San Martín de Herrán en el valle de Tobalina, territorio que ahora se hallaba bien protegido por esta nueva línea defensiva.

Aunque sin poder precisar el alcance de esta nueva etapa expansiva, no sería descabellado admitir que hasta el ataque de Musa ibn Musa al territorio castellano en 855, se procediera a la repoblación sistemática de los alrededores de Pontecerci, en el valle de Tobalina. Ese año abre una nueva etapa que culminará con dos acontecimientos de la máxima relevancia militar: la toma de Albelda y la repoblación, junto con otras plazas más occidentales, de Amaya.

La toma de Albelda no obedecería a una proyección defensiva asturiana en la vertiente oriental del reino. Lo que incita al monarca asturiano al combate será responder a la amenaza que representaba la construcción de esa ciudad por el recién nombrado gobernador de la Marca Superior: Musa. Albelda es un peligro para la supervivencia de las regiones de Álava y “los castillos”. Quizá animara a Ordoño la tensa relación que, en aquel momento, mantenían Musa y García Iñiguez de Pamplona, tío y sobrino respectivamente, causada por los dramáticos acontecimientos del 858 y el secuestro de García por los normandos.



¿Un moro y un cristiano parientes de sangre? Si. Pero centrémonos algo más en el caso y en la relación. Resulta verosímil que Musa, hijo póstumo de uno de los nietos del conde Casius, Musa ibn Fortún, se hubiese criado en Pamplona acogido por su hermano, a salvo de la enrarecida situación que atravesaba la Marca Superior, y que, por lo tanto, viera crecer a sus hermanastros, Iñigo y Fortún, fruto del nuevo matrimonio de su madre con el magnate vascón Iñigo y que serán los primeros representantes de los Arista de Navarra. Hijo del primero de ellos, García Iñiguez, conocería de cerca la profunda ambición de su pariente Musa. Así, tras el fabuloso rescate solicitado por los normandos al apresado rey navarro, este decidió prescindir de tan sólida y natural alianza.


Sea como fuere, Ordoño no puede ignorar la amenaza que Albelda significaba para la defensa de la marca oriental de Asturias. Pensemos que la construcción debió empezar hacia el 855 pero la ocasión llegó en 859 cuando, cruzando los montes Obarenes, llega a Albelda.

El rey de Asturias llegó, vio y venció. Fue la conocida e inexistente batalla de Clavijo. Procedo a la aclaración: En las crónicas de la época no hay referencia alguna a Clavijo, todas las menciones son posteriores. Pero dichas crónicas hablan de fuertes combates en el área, en Albelda, y que Ordoño I estableció su base en el Monte Laturce (donde la leyenda sitúa la batalla de Clavijo).

En Albelda hubo dos batallas a falta de una, la de 852 y, la que nos trae el tema, en 859. Pero el rey asturiano de aquellas batallas no era Ramiro, sino su hijo Ordoño I (850-866), y el jefe moro no era Abderramán II (792-852), sino Musa II, de los Banu Qasi, la poderosa familia hispanogoda conversa al Islam. La primera batalla la ganaron los musulmanes, exactamente como, según la leyenda de Clavijo, le ocurrió a Ramiro I cuando apareció por La Rioja. Pero la segunda la ganaron los cristianos, también como le ocurrió a Ramiro. Parece ser que lo que la leyenda condensa en veinticuatro horas de Ramiro I, fueron siete años.

La aplastante victoria de los astures pudo ser porque el gobernador de la Marca Superior infravaloró la capacidad ofensiva de los cristianos y llevó pocas tropas (desconocemos la envergadura de ambos ejércitos), o bien porque los de Ordoño I aplicaron la experiencia acumulada, sobre todo la de los contingentes castellanos.


Clavijo/Albelda mostró la debilidad de la Marca Superior y las dificultades internas del emirato en esos momentos y proyectan al reino asturiano hacia el sur (fortificación de enclaves más meridionales que desde Amaya trazan una línea en la que se alcanza las inmediaciones de Burgos) que le lleva a crear una red defensiva que apuesta ya por el control del paso de La Bureba.


Doble satisfacción para los habitantes de Las Merindades, por un lado se alejaba la frontera y, por otro, la derrota de Musa supone estabilidad para el régimen de Córdoba que tratará de frenar las aspiraciones asturianas por medio de grandes operaciones militares sobre las comunidades cristianas recién instaladas en las nuevas posiciones.


El abandono de la primitiva Castilla, nuestra zona, para presentarse en el valle del Duero nos describe la situación entre cristianos y musulmanes en los primeros años de la década de 860 cuando se pone en peligro el dominio inapelable de al-Andalus sobre el resto de Hispania. Por ello, una vez resueltos los problemas en Pamplona, Muhammad I se revuelve contra Ordoño I achuchándole en el flanco castellano. Además, la muerte de Musa le proporciona la sumisión de Huesca, Zaragoza y Tudela.


La zona tenía “vidilla” bélica y las crónicas recogen una serie de aceifas en esos años: 855 y 859 que provendrían de los Banu Qasi. Por ello suponemos que actuarían remontando el Ebro lo que nos dolería en Tobalina, Losa o San Zadornil. La de 863, conocida como la de los diecinueve condes muertos, que es probable que no fuera como los musulmanes contaron. Juan José García González entiende que “la mención de los castillos los años 853 y 855, ratificada el 863 por la cita de diecinueve comités/sahibs, conceptuables como señores de castillos y, por tanto, de distritos castelleros, promovidos por los nativos” 



En el verano de 865 se organizó la aceifa que ha dado en ser llamada “de la Morcuera” que tiene la peculiaridad de ser ilocalizable o, al menos, poseedora de recorridos diversos. La causa de este barullo son las fuentes musulmanas que no nos permiten ubicar los lugares referidos en la crónica del historiador musulmán Ibn Adhari:

“En el año 865 se hizo una nueva campaña contra Álava. Abd al-Rahman ben Muhammad comenzó por avanzar hasta el Duero, donde organizó las tropas que vinieron a unírsele de todas partes. De allí llevó su campo al Desfiladero de Paradiso, se apoderó de los cuatro castillos que le defendían, tomó cuanto contenían y los arrasó… Gracias a este método, no permaneció intacto ni uno solo de los castillos pertenecientes a Rodrigo, príncipe de Al-Qilá, a Ordoño, príncipe de Tuka, a Gundisalvo, príncipe de Burcha y a Gómez, príncipe de Mesaneka. Abd al-Rahman se dirigió enseguida contra Al-Mahalla, que era uno de los más grandes distritos que dependían de Rodrigo: arrasó todos los alrededores e hizo desaparecer hasta sus huellas”.

Aparte de que se lía con los cargos convirtiendo a todos en príncipes, que derrota Mohamed I (826-886), señalemos las distintas elecciones geográficas para desentrañar el problema de las denominaciones. Y es que los diferentes autores consultados están solo de acuerdo en que Mesaneka es Mijangos. (Cosas de la “retrogeografía constructiva”):
  • Lucien Barrau-Dihigo creía que ‘Abd al-Rahmān ibn Muhammad y el general ‘Abd al-Malik ibn al-‘Abbas se dirigieron hacia Briviesca desde el Duero donde comenzaron destruyendo cuatro fuertes allí instalados.
  • Claudio Sánchez-Albornoz creía que fue Amaya el primer objetivo de las tropas del emir, precisamente por la ventaja estratégica que sus alturas representaban, aunque admite que la fortaleza no es atacada. La ruta sugerida para alcanzar Amaya, parece inverosímil: Salen de Burgos, una ciudad que todavía no había sido fundada. Pero el capitán de Artillería Eduardo Oliver-Copons opinaba en su libro “El Castillo de Burgos” que ya en el año 865 había una fortaleza en Burgos.
  • Justo Pérez Urbel: Este gran autor, que como todos nosotros aúna aciertos y fracasos, dibuja en ataque desde Álava, identifica Al-Mallaha con Salinas de Añana, Burcha/Bordija con Bricia y Al-Markawiz con el desfiladero de la Morcuera. Pero… Bricia no es el paso natural para ir hacia el valle de Tobalina. Si el destino es cercano al Ebro lo normal es atacar desde la zona riojana.
  • Gonzalo Martínez Díez identifica Burcha con Baroja, zona entrada en Álava, con lo cual los moros harían una excursión a Mijango y vuelta a Salinas de Añana. Por supuesto, la batalla en La Morcuera. Esta teoría es rara porque si partimos de Baroja no nos vamos hasta Mijangos para luego atacar Salinas de Añana. En una aceifa, que buscaba rentabilidad económica, no se desanda así.
  • Roberto Fernández Ruiz, descubridor del castillo de Tedeja, ha desarrollado una teoría que para los que han recorrido Las Merindades tiene verosimilitud. Para él Burcha/Bordija sería Bricia, Al-Mallaha coincidiría con Salinas de Rosío y la salida no se haría por el abierto y suave desfiladero de La Morcuera sino por el agreste y más defendible desfiladero de la Horadada. El recorrido es coherente, transita por otras Salinas conocidas desde época romana y usa la calzada del valle de Losa. También porque la descripción final del desfiladero podría encajar con el de Trespaderne. Además, en una aceifa que el propio historiador musulmán llama contra Álava, no constarían ataques contra ciudades alavesas lo que hace flojear ciertos ajuste geográficos.
Hay otras muchas como la de Levi Provencal pero no vamos a agobiarnos porque todas giran en torno a estas áreas. Tengamos en cuenta, eso sí, que el emirato trataba de mantener la fidelidad de la Marca Superior tras la muerte de Musa, por lo que tendría poco sentido atacar los objetivos castellanos justamente por el flanco contrario. Basta con observar el mapa de control y vigilancia de los reductos castellanos en el momento de la expedición para darse cuenta de lo disparatado de afrontarla por el territorio mejor defendido y abandonando las posibilidades que ofrece el valle del Ebro tras la nueva situación política generada.

Entonces, ¿por qué insistimos en la Hoz de La Morcuera? Porque para volver hacia Córdoba desde Salinas de Añana, (¿Y si fuese Salinas de Rosío?) exigía el paso de los montes Obarenes con los Castellanos en Pancorbo. Por eso relatan las fuentes moras que atravesaron, algo más al este, Feddj el-Markwin, comúnmente identificado con la Morcuera. Un hermoso paso poco apto para la defensa que es custodiado por los guerreros del Conde Rodrigo, inferiores en número y que frenan la retirada agarena. Esta acción de retraso provoca un agujero en las reservas de soldados del reino Astur y altera la repoblación. ¡Leches! ¿Por qué lo hicieron? Quizá porque esperaban ganar dado en terreno. Dado OTRO terreno. ¿Entienden?

El príncipe Mohamed I en 866 vuelve a adentrarse en territorio castellano llegando hasta el valle de Mena. En las de 866 y 867 los moros se conformaron con llevar a cabo razzias de castigo. Pero la vida seguía y las fundaciones monásticas avanzaron, en entornos protegidos pero avanzaron. Surge San Juan de Orbañanos, en el valle de Tobalina y el rey, Ordoño I, dona a San Salvador de Oviedo cuatro fundaciones situadas Las Merindades: San Martín de Erfús (Agüera, Merindad de Montija), San Mamés (Santa Gadea, Alfoz de Santa Gadea), San Martín de Campo Redondo (Torme en Merindad de Castilla Vieja) y San Román del Cuerno (Quintanilla de San Román, Valle de Valdebezana)



Nueva crisis en al-Andalus que impide durante 15 años (reina ya Alfonso III) que las tropas musulmanas accediesen al reino por el flanco oriental. En la “paz” proliferan las fundaciones monásticas y repoblaciones. Según la datación de A. Ubieto, en el verano de 872 se procede a la dotación de varias iglesias en los valles de Losa y Tobalina.

Y más al oeste, seguramente al término de las batidas musulmanas por la ruta tradicional que bordeando el Ebro se dirigía a Sotoscueva, sabemos que se asienta definitivamente San Martín de Escalada. Sin duda la presencia de tropas cristianas en Amaya permitirían, desde el 860, acometer la repoblación de las estribaciones occidentales de la sierra de Tesla, consolidando así una ocupación castellana que cada vez es más estable.

Saltamos hasta el año 882 cuando el emir Al-Mundir (886-888) organizó un itinerario que le encaminó hacia el borde oriental de la monarquía asturiana. Contaba con el apoyo de Muhammad ibn Lope, hasta entonces aliado de Alfonso III (866-910), pero que entendió la resistencia de sus familiares aragoneses como un peligro potencial a sus intereses personales, y en consecuencia puso a disposición de los ejércitos de Córdoba sus efectivos militares de Toledo. Remonta el Ebro y se frena ante Cellórigo. Los años de calma habían permitido a los Castellanos una más eficaz defensa territorial y el ejército cordobés fue fácilmente rechazado. Las crónicas cristianas hablan de un claro rechazo al ataque. Aquí y en Pancorbo.



La entrada por los desfiladeros de los montes Obarenes estaba definitivamente cerrada para las tropas musulmanas, que nunca más volverían a intentar atravesarla. Por otra parte, la ruta tradicional de entrada en León siguiendo desde allí el valle del Ebro, pese a la sorpresa que le producía a Sánchez Albornoz, estaba ya en esos años suficientemente guarecida. Córdoba debió pensar que el control territorial que ejercían las fortalezas de Frías, Término, Poza de la Sal, Mijangos, Tetelia, Castrosiero y Moradillo, haría imposible su utilización.

Pero como a Rey muerto, Rey puesto, los moros se fijaron en la nueva frontera del reino de Asturias, o sea, Burgos y la fortificación castellana de Castrojeriz, para alcanzar desde allí Astorga. Al-Mundir sabía que las nuevas posesiones territoriales en Castilla, vinculadas al conde Diego Rodríguez, no contaban aún con la organización defensiva suficiente como para impedir una expedición a sus tropas. Nuño Núñez, encargado de la fortaleza de Castrojeriz, debe abandonarla tras el asedio musulmán, que encontró así el camino libre para dirigirse desde allí al encuentro de Alfonso III en León. Cuando el año siguiente se repitieron las operaciones prácticamente en el mismo orden que acabamos de ver, Castrojeriz había organizado su defensa eficazmente.

El Arlanzón marcó desde ese momento los confines de la Castilla que no volvió a conocer los ataques musulmanes en el futuro, el terror netamente andalusí desapareció de Las Merindades. Las únicas operaciones militares que se suceden desde entonces en el territorio de Álava y Al-Qila están relacionadas con las alianzas internas de la familia de los Banu Qasi aragoneses.



Bibliografía:

Sistemas defensivos de la castilla primitiva (siglos VIII-IX). F. Javier Villalba Ruiz de Toledo (Universidad Autónoma de Madrid)
Batallas en Las Merindades. Aitor Lizarazu Pérez y Felipe González López
Kitāb al-bayān al-mughrib fī ākhbār mulūk al-andalus wa'l-maghrib o Libro de la increíble historia de los reyes de al-Andalus y Marruecos) Ibn Idhari (Marrakech en torno a 1312).
El Castillo de Burgos por Eduardo de Oliver-Copons.
Dibujos de Justo Jiménez

martes, 21 de enero de 2014

Gloria a los Héroes. (Vera de Bidasoa III)

No me he olvidado de quienes cayeron por defender la ley y mediante la transcripción de esta loa y un artículo gráfico cierro la serie sobre estos sucesos de 1924 en que, por un lado y por otra, estuvieron implicados hijos de Las Merindades. 

Capitán de la Guardia Civil 1922. Uniforme con
Pelliza (Fuente Foro Gran Capitán)
 
Y es que el mundo da muchas vueltas... 

"Emoción inmensa ha producido en España entera el acto de valor heroico que el día 7 de Noviembre último realizaron en Vera (Navarra) los malogrados cabo y guardia segundo de aquel puesto, Julio de la Fuente Sanz y Aureliano Ortíz Medrazo (q. e. p. d.).

Cuando en la madrugada de dicho día regresaban de servicio, llegó a sus noticias la presencia de una partida armada en aquellos contornos, y fieles a su deber se dirigen inmediatamente a darle alcance. El bizarro cabo De la Fuente, cumpliendo exactamente lo prevenido para estos casos, da el alto a los sospechosos mientras el guardia auxiliar de pareja se apresta a la defensa, y la contestación es una descarga cerrada que derriba al valeroso cabo herido de siete balazos, uno de los cuales le atravesó el corazón.

El guardia Ortiz no se arredra; hombre de complexión hercúlea y valeroso hasta la temeridad, rompe el fuego contra sus adversarios y les hace retroceder. Estos son unos treinta y disparan sin cesar sobre el valiente que como un león lucha lleno de balazos mientras le queda un hálito de vida.

Al caer agónico el gigante, dos de los sediciosos se atreven a acercarse para arrancarle el fusil, y sin reparar que es ya cadáver, hunden sus puñales en el cuello del que expira. Pero ni aún después de muerto pueden quitarle el arma. Con sobrenatural esfuerzo la asió como prenda de honor al escapársele la vida.

Entonces fue arrojado al río. La Institución ha dado dos vidas más al cumplimiento del Deber—dice la Orden general del Cuerpo de 10 de Noviembre—. Esta vez fueron dos vidas jóvenes, su sacrificio ejemplar fue tan celoso y abnegado como el realizado en otras ocasiones por los veteranos. Y es que unos y otros eran Guardias civiles".


VALENTÍN BLANCO TARANCÓN
Guardia segundo

La REVISTA TÉCNICA del Cuerpo rinde homenaje de admiración al valor heroico, de los que fueron cabo Julio de Fuente Sanz y guardia Aureliano Ortiz Madrazo, cuyos nombres serán de imperecedero recuerdo en el corazón de todos los buenos españoles, y figurarán como timbre de honor en los anales de la benemérita Institución.


Art. Mundo Gráfico
Mundo Gráfico


Bibliografía:
Revista técnica de la Guardia Civil. 12/1924, n.º 178, página 28
Mundo gráfico. 19-11-1924


Dedicado a Isabelo de Peñalba y Demetrio de Mérida coincidentes en su natalicio tal día como hoy.

martes, 14 de enero de 2014

¡Tened compasión de mí! (Vera de Bidasoa II)

La semana pasada relatamos el juicio, los juicios, a los que fueron sometidos Pablo, Enrique, José Antonio y Julián. Hoy contaremos como reflejó la prensa sus últimas horas. Se verá los muchos apoyos que sustentaban el deseo de indulto, que no de libertad, y las constantes negativas del gobierno y del Rey.

Trabajaremos sobre la base del texto del “El Siglo Futuro” del día 6 de Diciembre de 1924 con lo cual los párrafos no reseñados corresponderán a este periódico.

Que disfruten… si pueden.

DÍA 5 DE DICIEMBRE DE 1924

EN LA CARCEL
PAMPLONA.—Desde primera hora de la Mañana se redobló la guardia en la cárcel. En los alrededores de la prisión prestan servicio parejas de la Guardia civil de Caballería e Infantería. En las galerías inferiores, de la cárcel prestan también servicio parejas de aquel Instituto. El .personal del cuerpo de Prisiones ejerce también vigilancia y el director ha adoptado las precauciones propias del caso y ultimado los preparativos que proceden.



LLEGAN LOS EJECUTORES
Anoche llegó de Burgos el ejecutor de la Justicia de aquella Audiencia, y a la una de la tarde de hoy llegó el verdugo de Madrid. Desde la estación, y custodiados por la Guardia civil, se dirigieron a la cárcel, donde se encuentran.

GESTIONES DE INDULTO
El alcalde reanudó desde primera hora de la mañana, las gestiones a favor del indulto, y visitó nuevamente al Obispo, al gobernador civil, al presidente de la Diputación, al de la Audiencia y demás autoridades y corporaciones oficiales, todos los cuales se han dirigido al Gobierno. La Diputación Provincial ha dirigido al mayordomo Mayor de Palacio telegrama pidiendo el indulto:

"Ruego a V. E. trasmita a Su Majestad el Rey súplica fervorosa Diputación Navarra para que, dando pruebas una vez más de sus nobilísimos sentimientos, otorgue, si es posible, regio perdón a los tres desdichados condenados a muerte por el Consejo Supremo de Guerra por vituperables sucesos Vera, donde sacrificaron vida dos guardias civiles. Con el testimonio sincero gratitud, reitero a Su Majestad inquebrantable adhesión Navarra y su Diputación." (EL SOL 06/12/1924)

También le ha dirigido otro la asociación de la Prensa y el señor Obispo. Este pidió al coronel de la Benemérita que se asociara a la petición.

"Asociación Prensa Pamplona, identificada sentimientos autoridades, vecindario, ruega a vuecencia aconseje, si es posible, a Su Majestad conmutación última pena desdichados condenados execrables sucesos Vera, como suplicó propio fiscal al Consejo Supremo. Nuestra gratitud anticipada." (EL SOL 06/12/1924)

LECTURA DE LA SENTENCIA A LOS REOS EN CAPILLA.
A la una menos cuarto de la tarde se constituyó en la cárcel el Juzgado militar encargado del sumario en el procedimiento ordinario qua se sigue. En la Sala de audiencias de la prisión fue leída la sentencia de muerte a los procesados Martín Sánchez, Gil Galar y Santillán que escucharon la lectura del fallo muy abatidos, y después formularon débiles protestas de inocencia.

Seguidamente los reos ingresaron en capilla, instalada en la galería del primer piso de la prisión. Asisten a los condenados desde el primer momento el capellán señor Maisterrena, el Canónigo de la catedral Elesta y el Párroco de San Jerónimo, a cuya jurisdicción corresponde la cárcel. Los hermanos de La Paz y Caridad atienden también a los reos.

La entrada a la prisión ha sido prohibida en absoluto a aquellas personas que no estén provistas de un volante especial de la dirección de la cárcel. Los tres condenados han confesado esta tarde. Santillán, que se encuentra más sereno y confiado en el indulto, solicitó espontáneamente un sacerdote.




El Párroco de Baracaldo, pueblo de donde es natural Martín Sánchez, ha escrito una carta, al Obispo de  esta diócesis, encargándole, en nombre de la familia de aquél, que le requiera a cumplir los deberes religiosos, que de niño le enseñaron sus padres.

VISITAS A LOS CONDENADOS.
Poco después de entrar en capilla, los reos, fueron muy visitados. El primero en hablar con ellos fue su defensor ante el consejo de guerra, comandante de Carabineros señor Marcholi. A media tarde este señor recibió un despacho del comandante señor Matilla, que defendió a los acusados ante el Supremo redactado en los siguientes términos: «Lamento, infortunio y apenado le abraza, Aurelio».

A las cinco llegó a la prisión el alcalde de Pamplona, que habló con los reos, a quienes dijo que, en nombre de la ciudad, se estaba gestionando con toda actividad el indulto. Les prodigó frases de consuelo, y se ofreció a ellos para cuanto se les ocurriese. Los reos se limitaron a darle las gracias.

Poco después llegó a la prisión el Obispo, monseñor Múgica, que conversó con cada uno de los reos, dirigiéndoles piadosas confortaciones. Con Pablo Martín Sánchez, que como se sabe es de Baracaldo, habló el Prelado en vascuence. Después se despidió de ellos hasta media noche.

Terminada la confesión, Enrique Gil Galar reaccionó bastante y se mantuvo sereno y con ánimos para conversar con los sacerdotes que lo rodeaban. Más de una vez dijo: «Vengan, vengan, cuéntenme cosas» Y charló con el canónigo señor Eleta, que es quién le atiende.

Pablo Martín Sánchez se puso junto a la pared al entrar en capilla y permanece en el mismo sitio. Cuando alguno de los visitantes se le acercaba para fortalecerle o distraerle contestaba con monosílabos. A última hora de la tarde creyó Martín Sánchez que había llegado la hora de la ejecución y costó gran trabajo disuadirle de que estaba equivocado y deque aún quedaban esperanzas de que se concediera el indulto.

En la cárcel se recibió un telegrama de la madre de Martín Sánchez, que reside en Bilbao. El despacho dice así: «Hijo mío, perdida toda esperanza humana, tu madre, transido el corazón de dolor, postrada a los pies de la Virgen de los Dolores, implora que te dispongas a morir cristianamente, como cristianamente te enseñó a vivir. No niegues a tu madre este último consuelo.» Cuando el procesado leyó el telegrama se afectó mucho y lloró amargamente. El momento fue de verdadera emoción para cuantos lo presenciaron.


Los procesados se han negado hasta ahora, a acostarse. Toman de cuando en cuando sorbos de café y ponches de leche y huevo. Los hermanos de la Paz y Caridad acompañan a los reos, en unión de los sacerdotes de servicio en la cárcel.

En la prisión se halla constituido el Juzgado militar con carácter de permanencia. En representación de la autoridad de este ramo asiste el Secretario de causas del Gobierno, señor García Bravo. Hasta ahora no se ha recibido ni una sola respuesta a los numerosos despachos enviados a Madrid en solicitud de indulto.

LAS MADRES DE LOS REOS
La madre de Galar tenía anunciado que vendría el domingo para verle. Al perderse esta noche toda esperanza de indulto se le ha telegrafiado para que suspenda el viaje.


DURANTE LA MADRUGADA (DÍA 6)
PAMPLONA 6.—Los reos han pasado la noche muy abatido y así continúan. Además del capellán da la prisión les acampanan los hermanos de la Paz y Caridad y el médico, don Joaquín Echarpe. En el patio se han hecho los preparativos para dos patíbulos, por lo que habrá que retirar un cadáver para la tercera ejecución.


La unión Ilustrada


OTRAS PETICIONES DE INDULTO (EL SOL 06/12/1924)
Cuando ayer tarde llegó a la Presidencia, el marqués de Magaz dijo a los periodistas que no tenía ninguna noticia.—¿Se reciben—preguntó un informador—muchas peticiones de indulto en favor de los reos de Pamplona?—Muchas — contestó el presidente.—¿Han resuelto ustedes algo en este asunto?—Nada. Ya lo irán ustedes sabiendo todo.

El partido socialista ha dirigido al marqués de Magaz la siguiente carta:

"Excelentísimo señor presidente interino del Directorio militar. Muy señor nuestro: En representación del partido socialista obrero español, nos dirigimos a V. E. en solicitud de que no les sea aplicada la pena de muerte a las condenados por el Tribunal de Guerra y Marina con motivo de los sucesos de Vera. Al hacer esta petición en nombre de la clase trabajadora que sigue nuestra inspiración respondemos a los acuerdos que contra la aplicación de dicha pena tiene reiteradamente adoptados nuestro partido y a un sentimiento de humanidad, sin duda muy extendido en este caso. Esperando ser atendidos, quedan suyos ss. ss.: Por la Comisión Ejecutiva del partido, el secretario, Andrés Saborit; el vicepresidente, Julián Besteiro."


REFERENCIA OFICIOSA (EL SOL 06/12/1924)
Cuando el general Vallespinosa terminó anoche de facilitar a los periodistas las referencias acerca de Marruecos y de lo tratado en Consejo, penetró en su despacho sin dar ocasión a los informadores a dirigirle pregunta alguna sobre el tema que inspiraba anoche mayor interés.

Entonces uno de los periodistas, el Sr. Domingo, en representación de todos ellos, solicitó del general una breve audiencia, que le fue concedida en el acto. El auditor tras de manifestar que el Gobierno había quedado enterado de la sentencia, sugirió a su interlocutor la idea de que él y sus compañeros interrogasen al presidente accidental. Y cuando el marqués de Magaz se retiraba, al verse rodeado por los periodistas, se apresuró a exclamar;—El general Vallespinosa dirá a ustedes todo lo que hay.

De nuevo penetró el Sr. Domingo en el despacho del auditor, y sólo obtuvo esta lacónica referencia:—El Gobierno quedó enterado de la sentencia, y los reos han entrado en capilla a las seis de esta tarde.




LOS ÚLTIMOS MOMENTOS DE LOS REOS.
PAMPLONA 6. Los Padres Carmelitas han impuesto a los reos escapularios de la Virgen del Carmen. Enrique Gil besa devotamente el crucifijo que le presenta el capellán de la cárcel y llora sin cesar. Sánchez se lamenta del disgusto que sufrirán sus padres. Santillán sigue muy animado, confiando en el indulto.


A las doce ha vuelto el Obispo a visitar a los reos retirándose después a rezar con ellos el Rosario y prodigarles consuelos. (Según EL SOL 06/12/1924:) A la una de la madrugada salió de la prisión el obispo de Pamplona, después de haber prometido a los reos que media hora antes de que tuviera lugar la ejecución diría una misa en el palacio episcopal para encomendar sus almas a Dios.

A las doce y media, Enrique Gil solicitó recado de escribir y redactó una larga y sentida carta para su madre. La entregó abierta al capellán Sr. Maizterrena. También escribió y entregó otra carta cerrada al mismo señor el reo Santillán. Al entregarla dijo:—Mi última carta. (EL SOL 06/12/1924)

CON EL JUEZ MILITAR (EL SOL 06/12/1924)
A la una y media, los reos llamaron al juez militar, Sr. Clares, y le rogaron que en las diligencias que ha de practicar en la instrucción del procedimiento ordinario por este proceso procure rehabilitar su memoria. Agregaron que perdonaban a sus acusadores. Santillán llamó al comandante Mocholi y le entregó retratos familiares, rogándole que se los pusieran sobre su corazón, pues quería que se conservasen junto a su pecho.

Enrique Gil durmió desde las dos y cuarto hasta las cuatro y cuarto bastante tranquilo. Cuando se despertó y se le dijo que había dormido dos horas se sorprendió, pues creía que sólo había dormido breves momentos. El reo Santillán se mostraba a primera hora de la noche esperanzado, y durante toda ella, a pesar de ir perdiendo esperanzas a medida que ésta avanzaba, no decayó su entereza.

En las primeras horas de la madrugada se echó un rato, fumando constantemente. Pidió una copa de coñac, y cuando, se la sirvieron exclamó:—¡Debía ser veneno! Poco después, y al saber que Enrique Gil dormía, dijo:—Ese es feliz ahora; pero cuando despierte...



Pablo Martín pidió al juez que le permitieran despedirse de dos compañeros de los que están sujetos a procedimiento ordinario, a quienes deseaba mostrar su gratitud por haberle recogido cuando cayó herido en la refriega.

A las cuatro de la madrugada fueron conducidos a la capilla. Cumpliendo el deseo de Pablo Martín, Juan José Anaya y Leandro Fernández, que se impresionaron hondamente al ver que sus compañeros estaban en capilla, pasaron a la celda de Pablo Martín para hablar con éste. La entrevista fue muy breve.

DOS MISAS
A las cuatro y media de la madrugada, los sacerdotes Sres. Eleta, Baisterrena, Celayeta y Cuevas prepararon a los reos para oír misa y poco después dijo la primera el párroco de San Lorenzo. De los tres procesados, el que escuchó misa con más serenidad fue Santillán. Gil rezó fervorosamente. Martín daba pruebas de abatimiento. Oyeron la misa todas las personas que acostumbran acompañar a los reos de muerto.

El momento de comulgar fue emocionante. La segunda misa la dijo el canónigo Sr. Eleta, y después de terminado el sacrificio impuso a los reos la medalla de la Virgen Milagrosa.

SE PIERDE LA ESPERANZA DE INDULTO (EL SOL 06/12/1924)
A las seis de la mañana se supo por una conferencia celebrada por el Gobierno militar que no se había recibido contestación a las insistentes peticiones de indulto. Cuando empezó a amanecer, el juez dispuso que los verdugos fuesen conducidos por parejas de la Guardia civil y escoltados por un piquete de la guardia exterior de la cárcel al camino de ronda de la prisión, que es estrecho y circunda todo el establecimiento.




A las siete y dos minutos fueron sacados de la capilla los reos y se organizó la comitiva en la siguiente forma: un piquete de infantería de la Guardia civil, el juez, los médicos, los reos y los sacerdotes que les iban acompañando, hermanos de la Paz y Calidad, autoridades gubernativas y municipales y los tres vecinos que dispone la ley que asistan a estos actos.

Cerraba la marcha un piquete de infantería de la Guardia civil. Pablo Martín huye y se suicida. Al salir de la galería del piso primero, donde estaba la capilla, y al trasponer una puerta que da acceso al lugar de la ejecución, Pablo Martín, que había rogado antes a los sacerdotes que no lo sostuvieran porque no lo necesitaba, huyó por la escalera que conduce al segundo piso, ante la sorpresa de los que le acompañaban.

Los hermanos de la Caridad que se encontraban en el segundo piso lo vieron cruzar, y cuando sus perseguidores y un vigilante de la cárcel que se encontraba en lugar cercano iban a darle alcance, subió Martín a un pasadizo que une los dos cuerpos del edificio de la prisión, y al llegar a la mitad de él hizo un ademán de despedida y se arrojó al patio. Al chocar contra el suelo se destrozó la cabeza.

El juez ordenó a los médicos que reconocieran al suicida y dispuso que siguiera, su marcha el cortejo.

LA EJECUCIÓN DE LOS REOS (EL SOL 06/12/1924)
(Recurrimos en este punto a un párrafo de LA LIBERTAD 07/12/1924) Aceleradamente el juez dispuso que fuera ejecutado Gil Galar, en primer término. Este marchó por su pie hasta el lugar de la ejecución, en el ángulo Norte del edificio, donde se había levantado un doble patíbulo, y fue colocado en uno de ellos a las siete y diez minutos.

Gil Galar pronunció unas palabras, haciendo protestas de inocencia, y dio las gracias a los hermanos de la Paz y Caridad, diciendo:—¡Tened compasión de mí!
Inmediatamente de llevar a cabo esta ejecución se recibió en la prisión un telefonema, dirigido por su madre al que acababa de morir, en el que decía: "Perdida toda esperanza, ruega Virgen Carmen como yo. El último abrazo de tu madre y hermanos."

Inmediatamente en que Gil murió se Izó en la puerta principal de la cárcel la bandera a media asta. (La Libertad)

A las siete y veintiún minutos fue retirado del patíbulo Gil Galar, y tres minutos después era colocado en el otro patíbulo Julián Santillán. Al sentarse presunto si su compañero Martín Sánchez se había matado al arrojarse al patio. (La Libertad).




Santillán marchó por su pie al patíbulo, mirando a todos los presentes, y al sentarse pidió permiso para pronunciar algunas palabras. Le fue concedido, y dijo:—Al pueblo de Pamplona doy las gracias por sus insistentes gestiones en favor de nuestro indulto. También a los oficiales del Consejo de guerra y al personal de la cárcel, al defensor, comandante (hizo una pausa, sin duda porque no recordaba el apellido). Terminó diciendo: No ha triunfado la justicia, sino la tiranía. Dirigiéndose al verdugo: -—Tú—dijo—no me hagas sufrir. Murió a. las siete y veinticuatro minutos.

Poco después de firmarse el acta que ordena la ley, y puestos los cadáveres de los ajusticiados en ataúdes, llegó el clero parroquial de San Lorenzo con cruz alzada para hacerse cargo de ellos. (Serían llevados al cementerio para darles sepultura).

EL SUICIDIO DE MARTÍN (EL SOL 06/12/1924)
El cadáver del suicida Pablo Martín quedó en el patio hasta que el Juzgado ordenara su levantamiento. Habrá que nombrar un juez especial para instruir el sumario por este suicidio, pues el Sr. Clares, como testigo, no puede instruirlo. El juez Sr. Clares ha dado cuenta del suicidio de Pablo Martín a las autoridades militares.

Se sabe que Pablo Martín dijo a sus vigilantes cuando conoció la sentencia:—A mí no me dan garrote.

Al llegar esta tarde a primera hora el general Magaz a la Presidencia manifestó que venía de inaugurar la Exposición de Telefonía sin hilos Contestando a preguntas de los periodistas confirmó que esta mañana habían sido ejecutados los reos de Pamplona, a las siete de la mañana, absteniéndose de dar detalles por estimar que ya serían conocidos en los periódicos, toda vez que a Ias ejecuciones asisten periodistas. (Párrafo de “El siglo futuro” 06/12/1924)

Blasco Ibáñez, Unamuno y Eduardo Ortega y Gasset calificaron de asesinato las ejecuciones en un texto conjunto publicado en Francia.

La semana que viene un recuerdo los Guardias Civiles caídos en Vera de Bidasoa ese 7 de Noviembre de 1924.
Fotografías:

Mundo Gráfico del 10/12/1924
La unión Ilustrada 10/12/1924

Quiero dedicar esta entrada al escritor de Las Merindades Aitor Lizarazu Pérez, miembro de la familia de Pablo Martín, el cual era tío carnal de su abuela. Y a José Antonio San Millán Cobo, de Espinosa de los Monteros, de la familia de Aureliano Madrazo Ortiz, uno de los dos Guardias Civiles Asesinados.

martes, 7 de enero de 2014

Enrique Gil Galar: Morir por la revolución (Vera de Bidasoa I) y Aureliano Madrazo Ortiz: Ser muerto por la Revolución.

El 13 de septiembre de 1923 se produce el último pronunciamiento decimonónico en la política española. El Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera (1870-1930), da un golpe de estado a través de un manifiesto. La opinión pública lo respaldó, como años más tarde respaldará la II República, por su causa Regeneracionista.

El Regeneracionismo es hijo de la corrupción del sistema de alternancia de partidos, de la preocupación por la decadencia de España, de la guerra de Marruecos, de la mal repartida industrialización (y las tensiones con la burguesía nacionalista de los territorios industrializados), del caciquismo social y político (pucherazos electorales y cuneros) y del latifundismo. Males todos ellos con los que deseaba acabar. En este contexto la sociedad de 1923 asumía como viable que un hombre bueno y apolítico, mediante un régimen autoritario temporal sanase al país. Sin saberlo buscaban un Cincinato.
El Directorio Militar
Alfonso XIII no destituyó a los generales sublevados, como le pedía el Gobierno, y pasadas unas horas se mostró favorable al manifiesto de Primo de Rivera para salvar a la Patria de "los profesionales de la política". Apoyado por el Ejército, la burguesía Catalana (en busca de control político, negocios y autonomía) y los terratenientes andaluces (mantener el jornalerismo) el rey nombra a Miguel Primo de Rivera Dictador Militar el 15 de Septiembre. Se creó un Directorio Militar para “poner España en Orden” y después devolvérsela a los civiles. Se suspendió, lógicamente, la Constitución de 1876, se prohibieron los partidos políticos, se crearon milicias urbanas o somatenes, se disolvieron todos los ayuntamientos y diputaciones provinciales… Pero no era una dictadura totalitaria al estilo de Mussolini en Italia o las que llegarían con Hitler, Franco y otros dictadores en la década de 1930 y siguientes por toda Europa, era un sistema autoritario.

La política económica fue positiva, favorecida por los “felices años veinte” y la existencia de disposiciones no llevadas a cabo por los gobiernos democráticos anteriores, pero creó monopolios (que supusieron el enfado catalanista al no meter cuchara), no redistribuyó la riqueza, no hizo la necesaria reforma agraria y creó los años dorados de la banca privada.

Los opositores al sistema fueron los primeros en sorprenderse ante las escasas dificultades de la dictadura en el mundo obrero. A partir de 1923 el número de huelgas disminuyó y desaparecieron los atentados político-sociales (pistolerismo, básicamente Catalán). El partido Socialista y la UGT colaboraron con la dictadura llegando Largo Caballero a ser miembro del Consejo de Estado como vocal obrero. La política social de Primo de Rivera fue paternalista: En abril de 1924 crea el Consejo Nacional del Trabajo, Comercio e Industria; al poco, el Instituto de Reformas Sociales se integra en el Ministerio de Trabajo; creó escuelas sociales; protegió la emigración; y dio vida a los comités paritarios y el código del trabajo (1926).


La CNT, que en septiembre de 1923 estaba exhausta, paso a ser casi clandestina. Su actividad se limitó, desde ese momento, a sus “Grupos de Acción”: Atentados (decrecientes) y actos subversivos como el de Vera de Bidasoa. Carecía de su periódico, Mundo Obrero, y sus locales estaban clausurados.


¿Y que ocurrió en esa población para que sea reflejado en los libros de historia? Es largo de explicar, digamos que no salió como esperaban sus autores y el sainete terminó mal para tres pobres diablos que no hubieran ganado nada y que lo perdieron todo. Procedamos: En octubre de 1924 circula entre los emigrantes españoles en el País Vasco Francés la creencia en la existencia de una Junta Central de la que forman parte Vicente Blasco Ibáñez, Miguel de Unamuno, Rodrigo Soriano y José Ortega y Gasset. Esta Junta debería instaurar una República presidida por el conde de Romanones. La fecha para el levantamiento era el 8 de noviembre y “sabían” del apoyo de numerosas guarniciones militares y del movimiento obrero.

Por supuesto, aunque estaba todo ya ajustado era imprescindible cierto respaldo exterior (¿?) para lo cual necesitaban voluntarios. La conspiración procedía de París, refugio de sindicalistas exiliados como Buenaventura Durruti. Muchos de ellos anarquistas purgados por el nuevo sistema.

Lo sucedido ese noviembre en la frontera y cuanto aconteció después llamó la atención de uno de los más grandes escritores de la época, Pío Baroja, quien noveló la historia en su obra “La familia de Errotacho”. Pero volvamos al tema.

Con el objeto de llegar de noche a España, salen al atardecer del 6 de noviembre de San Juan de Luz cuarenta y dos personas (la sentencia dirá setenta), con armas, dinero francés y octavillas convocando a la revolución. Al mando camina Bonifacio Mazarredo. Atraviesan la frontera y llegan a Vera de Bidasoa donde el alguacil Miguel Berasaín ve, a la una de la madrugada pasar frente a su casa, varios grupos de cinco o seis personas en dirección a Lesaca y acude al cuartelillo de la Guardia Civil para denunciar una partida de Mugalaris o contrabandistas (una ocupación muy común en la zona y, les aviso, nada romántica).

En aquel momento llegaban al cuartel la pareja de la Benemérita formada por el cabo Julio de la Fuente Sanz natural de Navascués (Navarra) y el guardia Aureliano Madrazo Ortiz natural de Espinosa de los Monteros (Las Merindades Burgos), ambos solteros, que parten con el alguacil de Vera en dirección a Pamplona.  Los Guardias Civiles le indican que ellos darán una batida y encuentran al grupo en la cantera de Argaitz. Miguel Berasain indicará que oyó primero dos disparos y después una carga cerrada.
Tras la voz de “¡Alto a la Guardia Civil!” Mazarredo responde con apelaciones a su esperada llegada:

-“¡Compañero! ¡Somos nosotros! ¡Los de Francia! ¡Los que esperabais!”

El cabo Julio de la Fuente repite su orden y Bonifacio Mazarredo vuelve a gritar que son los esperados para iniciar la revuelta. En esta tesitura La Guardia Civil responde con dos disparos y entonces se desata un intercambio de balas. Como consecuencia de esto fallecen los dos guardias civiles. Se hallará en cadáver del guardia en el río. Aunque la sentencia de la Sala de Justicia Militar indica que no hubo intercambio de palabras alguno y que se produjo una descarga de fusilería, cayendo muerto el cabo y defendiéndose el guardia con su fusil y cuchillo. Caído en tierra se contaron en él 15 heridas de bala y dos puñaladas.


A partir de estos momentos el miedo se apodera de los anarquistas, que esperaban un paseo triunfal, y se produce una desbandada general. Las fuerzas del orden público de la zona –Guardia Civil, carabineros y somatenes- organizan la captura de los asaltantes. Como resultado de todo este tumulto, aparte de los dos guardias civiles, pierden la vida cuatro miembros del grupo revolucionario y otros 27 resultan heridos, amén de un carabinero. Los demás, sabiamente, escapan a Francia.

Al mediodía del 9 de noviembre, la Presidencia del Directorio militar en Madrid informa en una nota de los hechos acontecidos en Vera de Bidasoa. A raíz de esta información la prensa da cuenta de lo sucedido con informaciones muy parecidas. Téngase en cuenta que España está bajo el estado de Guerra y en consecuencia funciona la censura militar sobre todo tipo de publicaciones. La diferencia en la información radica en que los periódicos no partidarios de la Dictadura se limitan a informar, mientras que los favorables, además de información añaden opinión, toda ella favorable al régimen.

El 9 de noviembre se celebran con toda solemnidad los funerales de los guardias civiles en Vera de Bidasoa con la asistencia de las máximas autoridades de Navarra. Al final del acto el Gobernador civil de Navarra pronuncia un discurso patriótico.

La Justicia Militar asume el caso y realiza el sumario de los hechos. Una vez concluido en la noche del 12 de noviembre, es llevado a consultas del Capitán General de Burgos.

El Consejo de Guerra se celebra, el 14 de noviembre, en la Sala de la Audiencia de la prisión provincial. Aparecen como procesados cuatro miembros del grupo
  • Pablo Martín Sánchez (Pinche aquí), 25 años, soltero de Baracaldo (Vizcaya).
  • Enrique Gil Galar, de Vallejo de Mena, Burgos. Uno de Las Merindades. Baroja, en su obra, lo define como “un hombre absurdo y medio loco”; “Gil Galar tiene ojos negros brillantes, algo bizcos; palidez de enfermo” y que “había obrado inconsciente, como un sonámbulo. Era un esquizofrénico”. De hecho, su defensor en el segundo proceso pidió un reconocimiento médico.
  • José Antonio Vázquez Bouzas, 29 años, de Foz (Lugo)
  • Julián Santillán Rodríguez, de Quintanilla de la Mata (Burgos), ex guardia civil.
El Consejo de Guerra lo preside el coronel del regimiento de Infantería de la Constitución nº 29, Antonio Permuy Manzanote. Las funciones fiscales están a cargo del teniente auditor de segunda clase del Cuerpo Jurídico Militar, Adriano Coronel Velásquez. Como vocales del tribunal actúan las siguientes personas: Rafael Granados Mangado, capitán; Leopoldo Cofre Jándenes, capitán de Artillería; José Arocena Rada, capitán del regimiento América; Joaquín Puren escalada, capitán de Artillería. Es ponente Pascual Espinosa, del Cuerpo Jurídico Militar. La defensa de los procesados está a cargo del comandante del Cuerpo de Carabineros, Nicolás Mocholi.

El Consejo de Guerra se inicia a las ocho de la mañana y concluye tres horas después. El informe del fiscal comienza diciendo que la importancia de los hechos delictivos que se ventilan y el carácter revolucionario de los mismos exigen la rapidez del procedimiento y la ejemplaridad del castigo.

En el relato de cargos se afirma que Pablo Martín arremete a la pareja de la Guardia Civil que resulta muerta. Que está probado que Enrique Gil Galar toma parte en la refriega y que Julián Santillán también participa. Para José Antonio Vázquez Bouza se estima que su responsabilidad es menor por no haberse probado que agrediese a la pareja de la Guardia Civil, aunque es indudable que ha estado presente en el encuentro.

“Por lo probado y expuesto solicito para los tres primeros la pena de muerte y para el cuarto la de seis años de prisión mayor militar”. Concluía el fiscal.

Del informe de Nicolás Mocholi, defensor de los encausados, destaca lo siguiente:

“Resulta pues que ninguno de sus patrocinados formó parte en la agresión a la fuerza armada o por lo menos no está demostrado y por simple PRESUNCIÓN no podéis imponer pena tan grave sin detrimento de la conciencia”.

Pide para Pablo Martín Sánchez, Enrique Gil Galar y Julián Santillán Rodríguez un delito contra la forma de gobierno (artículos 481, 184 y 246 del Código penal), por lo que correspondería imponer a estos procesados la pena de 10 o 12 años de prisión militar y la absolución al otro procesado José Antonio Vázquez Bouza por falta de pruebas. Los procesados alegaron que eran inocentes.
Juicio atentado de Vera de Bidasoa 1924


El Consejo no encontró pruebas suficientes para apreciar la existencia del delito de insulto a la fuerza armada añadiendo que las simples presunciones y el cargo formulado por el detenido Anastasio Guilarte no merecían crédito. Mucho más si se tiene en cuenta la pena a imponer, por lo que el fallo del Consejo de Guerra es de absolución a favor de los cuatro procesados por falta de pruebas pero con dos votos contrarios a la absolución: el del Presidente del Tribunal y el del ponente. El Capitán General de Burgos se niega a firmar la sentencia del Consejo de Guerra, celebrado en Pamplona, por lo cual el Tribunal Supremo Militar vuelve a juzgar los hechos de Vera de Bidasoa.

¿Por qué las declaraciones de Guilarte no eran aceptables al decir que Pablo Martín fue uno de los que más se ensañaron en la muerte de los guardias? Veamos: no específica los detalles del ensañamiento ni advierte con cuál de los guardias muertos se ensañó, sino que para exculparse él inculpa a Martín, sin notar que de ser cierto lo que dice él, tuvo que estar todo el tiempo al lado de Martín y, por tanto, intervenir también directamente en la muerte de los guardias.

¿Falta de pruebas? Las que se tenían eran circunstanciales y todo depende del delito que se juzgue. A saber: Los procesados fueron detenidos en montes y caminos cercanos, sin explicar satisfactoriamente su presencia; demostrar que formaban parte de los grupos; y que con motivos no bien explicados pasaron la frontera constituyendo el grupo agresor. Indicios robustecidos por el hecho de encontrárseles armas de combate. Añade también como indicio (Atención, recalco: Indicio) en contra de los procesados, y demostrativo de que lucharon con la Guardia civil, el que algunos estaban heridos.

En esta línea, y junto a la falta de pruebas hubo defectos de forma como la incorrecta toma de juramento, el reconocimiento de los procesados en desfile ante el acusador, ni se leyeron a los procesados sus Indagatorias ni hubo los imprescindibles reconocimientos periciales ni los debidos careos.


Con relación al hijo de Vallejo de Mena la defensa recalcó que no era cierto que las heridas del procesado Enrique Gil las hubiera podido producir el guardia Ortiz con la bayoneta, puesto que, según consta en autos, no son de arma blanca sino de bala; las lesiones que aparecen en el cuerpo del procesado, aparte la producida por un balazo en la cabeza, son insignificantes y está comprobado que las produjeron con el bisturí los médicos del hospital al intentar extraerle el proyectil que el procesado tiene en la cabeza.

El nuevo Consejo de Guerra se celebra en Madrid, el uno de diciembre, en la Sala del Tribunal Supremo Militar. La sala está presidida por el general Orozco y forman parte del Tribunal los consejeros Picasso (si. Pariente del pintor) y Gómez Barbé, los consejeros togados de la Armada Valcárcel y Maroto y los consejeros togados del ejército Alcocer y Trápaga. Lleva la acusación el fiscal togado Ángel Noriega y la defensa, el comandante de Infantería y periodista Aureliano Mantilla. Tras descartar la anulación de la sentencia ya dada se procedió al “recurso”.

El fiscal reconoce defectos en la instrucción, con defectos importantes de forma, y formula una visión propia del “in dubito pro-reo”·: El Consejo ordinario prefiere “absolver a los que acaso hubieran podido ser culpables, antes que condenar a quienes podían ser inocentes” por no considerar como suficientemente clara la prueba.

Del sumario resulta que en París y otros puntos de Francia desde hace meses viene realizándose una intensa propaganda revolucionaria por Blasco Ibáñez, Unamuno, Soriano y Ortega y Gasset; y otros menos conocidos, allí residentes, de que la masa popular en España es contraria al Directorio y que basta que el pueblo se una para que vuelvan unas ideas y procedimientos francamente liberales. Algunos españoles fugitivos de España han recibido dinero y armas en París para que marchen a la frontera, recluten a los obreros españoles que encuentren, penetren por la noche en Vera para hacer propaganda en la fundición de hierro, y con auxilio de sus obreros, desarmar a los carabineros, asaltaran en Irún el cuartel de la Guardia Civil y luego marchar San Sebastián, donde los soldados están de parte de Soriano.

Decía el fiscal que sin existir prueba terminante, había “el convencimiento moral suficiente” para estimar injusta la absolución:

“La condena de los culpables es una exigencia de la ley santa y de la defensa social en momentos en que avanza amenazadora sobre España una ola anárquica y disolvente que representa para el país un grave peligro. Por todo ello, convencido y con la conciencia puesta en Dios, cree la acusación su deber pedir que se imponga a Pablo Martín Sánchez, Enrique Gil y Julián Santillán la pena de muerte, ejecutada según la ley común e indemnización de 5.000 pesetas a las familias de los guardias civiles. Para José Antonio Vázquez lo considera autor de un delito de insulto a la fuerza armada, pidiendo seis años de prisión correccional”.

De la defensa ejercida por el comandante Mantilla destacan los siguientes apartados:

“Unos grupos en actitud hostil penetraron en territorio nacional para alzarse en armas contra el Gobierno constituido. La agresión que se va a juzgar es consustancial del delito único de rebelión militar; pero, en uso de sus facultades, la autoridad de la VI Región encauzó las responsabilidades desde el primer momento por camino distinto al que se atuvieron críticamente los juzgados de Pamplona.

Por lo tanto, como la rebelión es objeto de otra causa aparte, próxima a ser fallada en primera instancia, y como por la gravedad de las penas que en ella se impongan, ha de venir a ser substanciada ante el Supremo, es de creer que en ella misma se discutirá el grado de culpabilidad de los actuales procesados.

Dice el fiscal que la prueba resulta algo incompleta, como suele suceder siempre en los juicios sumarísimos, y yo me atrevo a subrayar sus asertos asegurando que son totalmente incompletas las conclusiones. La prisa y la ejemplaridad se quedan para cosas tan notoriamente definidos que no exijan contraste de pruebas. De ahí que el Código pida que los acusados sean sorprendidos en flagrante delito, condiciones que no se reúnen en el caso que examinamos.

Otro gravísimo defecto de procedimiento es la manera como se realizó el reconocimiento de los procesados, haciéndolos desfilar y no en rueda como previene taxativamente la ley. No se leyera a los procesados, antes de firmarlas, sus respectivas indagatorias, ni se hicieron reconocimientos periciales, en este caso imprescindibles. Faltaron asimismo los careos.

Continúa diciendo que el que alguno de los procesados resultara herido en aquellos sucesos podrá probar que se hallaba en el grupo de rebeldes, pero no prueba que ejecutara actos de acción directa contra los guardias.

La acusación está inspirada en un CONVENCIMIENTO MORAL, que no puede compartir la defensa. Pero aunque la compartiera no sería nunca motivo suficiente para, sin otro fundamento, no más que por este convencimiento moral, que puede ser erróneo y lo ha sido tantas ocasiones lamentables, privar de vida a tres hombres.

¡Para pedir la pena de muerte no hay que apoyarse en convencimientos morales, sino en indiscutibles e irrefutables pruebas!"

El cruce de argumentos continúa y, así, el fiscal explica que está probado, por declaración de uno de ellos, que tenían consigna de asaltar el cuartel de Carabineros en Vera e Irún. Desgranó que ocurrieron los hechos conocidos, se supieron los propósitos, se encontraron estos hombres heridos, y por convicción honrada cree que estos cuatro hombres son autores de la agresión. El acusador encuentra inverosímil la declaración de inocencia, y pide que se falle conforme a su petición.

Se revuelve el defensor que niega que su petición sea de absolución. Pide que no se exponga al Tribunal a un error irreparable y que, dejando sin efecto el Consejo sumarísimo, se garantice su acierto con la amplia prueba de un juicio normal. “Yo no afirmo que mis defendidos sean inocentes, pero tampoco sé puede afirmar que sean los culpables”.

Celebrado el juicio, la sentencia se publica el mismo día. En ella, entre otros “Resultando” detalla que aparece comprobado que Pablo Martín Sánchez formaba parte del grupo que agredió a la pareja de la guardia civil, según él mismo confiesa, y asimismo que presenció el tiroteo entre la pareja y los sediciosos, siendo herido en el muslo derecho por un proyectil, y huyendo hacia el monte, donde fue detenido pocas horas después. Sus compañeros Anastasio Guillarte, Casiano Alonso y Manuel del Río, le reconocen, el primero, como uno de les que más se ensañaron con la pareja, y los dos últimos por haberle visto caer herido en, la refriega.

El Resultando referido al nacido en Las Merindades refiere que el procesado Enrique Gil Galar era de los que formaban el grupo que agredió a la pareja, y, según sus propias manifestaciones, presenció el tiroteo, apareciendo herido de bala en la región temporal derecha. El procesado Anastasio Guillarte lo reconoce personalmente como uno de los que disparaban contra la pareja.

“Resultando: Que Julián Santillán Rodríguez formaba parte del grupo insurgente, habiendo con él atravesado la frontera, y reconoce que se hallaba presente en el momento del encuentro con los guardias, si bien agrega que huyó, temeroso de las consecuencias que presumía por haber pertenecido al Instituto. Detenido en la tarde siguiente en el monte se le ocuparon dos pistolas, dos cargadores completos y otro al que faltaban cuatro cartuchos, y fue reconocido por el procesado Julián Fernández Robert como uno de los cabecillas que amenazó durante la marcha a los que trataban de retroceder”.

Subrayamos que no eran juzgados por iniciar un movimiento revolucionario sino por el de Insulto a la fuerza armada. La sentencia de Madrid revoca la sentencia del Consejo de Guerra celebrado en Pamplona el 14 de noviembre y condena a Pablo Martín Sánchez, Enrique Gil Galar y Julián Santillán Rodríguez a la pena de muerte con la accesoria de inhabilitación absoluta perpetua en caso de indulto y a satisfacer la cantidad de 5.000 pesetas a cada una de las familias de los guardias civiles muertos. Se absuelve a José Antonio Vázquez Bouza que queda a disposición del juez militar. La sentencia debe cumplirse el 6 de diciembre en Pamplona.

Pero no solo revocaron la sentencia sino que el Consejo Supremo de Guerra y Marina impuso un mes de arresto al juez instructor de la causa y dos a cada uno de los vocales, que por mayoría votaron el fallo dictado por el Consejo de guerra de Pamplona. (En fin…)

Surgen voces solicitando los indultos al rey Alfonso XIII, pero éste no los concede. Destaca la del obispo de Pamplona, monseñor Mateo Múgica y Urrestarazu, que durante la noche del 5 de diciembre realiza varias conferencias telefónicas con Madrid, sin conseguir ningún resultado.

Los tres condenados entran en capilla el 5 de diciembre. La ejecución se ha encomendado al verdugo de Burgos. A las siete de la mañana, del 6 de diciembre, el director de la cárcel, el juez y el secretario llegan a la puerta de la capilla y tras ellos un piquete de soldados con la bayoneta calada. Los tres reos esposados se sitúan entre el piquete encargado de su custodia. Inician la marcha al patio donde está el patíbulo. En el trayecto Pablo Martín Sánchez consigue escaparse del piquete que custodia a los reos; cuando el piquete fue a detenerlo, salta por la muralla y se estrella en el foso de la escalera. Queda muerto en el acto, rodeado de un charco de sangre. La comitiva sigue hasta el patio. Son ejecutados a garrote vil en primer lugar, Enrique Gil y posteriormente Julián Santillán Rodríguez. A las siete y veinticinco de la mañana es izada la bandera negra en lo alto de la cárcel de Pamplona para comunicar la ejecución de los reos.

La ironía será que, aparte del guardia asesinado que era espinosiego, tres burgaleses participarón en el asunto de Vera, en especial al final, en el patíbulo: los ajusticiados y el verdugo, el famoso Gregorio Mayoral Sendino, titular de la Audiencia de Burgos y uno de los ejecutores con más fama del país, encargado de la ejecución de Angiolillo, el anarquista italiano que asesinó al presidente Cánovas del Castillo, o a los culpables del "Crimen del Expreso de Andalucía". Su paso lento, cansino, aterrorizaría, si cabe, aún más a los reos.
Mundo Gráfico 06/07/1932

Mundo Gráfico. 06/07/1932
El incidente de Vera de Bidasoa llenó muchas páginas de la prensa del momento, aún a pesar de la censura, que condicionaba las líneas editoriales y lo que se publicaba. Nos centraremos en cuatro periódicos de la época: La Voz, El siglo futuro, La Libertad y EL SOL. Del primero sacamos las descripciones de los encausados y con los otros tres, en la próxima entrada, relataremos las últimas horas de los condenados mezclándolos para dar dinamismo y dramatismo al texto (A ver que sale).

La Voz del 12/11/1924 detallaba:

En "La Voz do Guipúzcoa" llegada hoy a Madrid encontramos las siguientes informaciones complementarias acerca de los sucesos de Vera: ¿Quiénes son los detenidos? Con las dificultades inherentes a la situación pudimos conocer algunos detalles relativos a los doce presos (…):

El de más edad de todos ellos es Julián Santillán Rodríguez, que perteneció a la Guardia Civil y prestó sus servicios en las comandancias de Navarra, por lo cual serviría, probablemente, de guía—acaso con algún otro—a los componentes de la partida. Expulsado de la Guardia Civil, vendió precisamente los correajes a uno de los guardias del puesto de Elizondo, quo se hallaba persiguiendo a los pistoleros, Santillán es rubio y tiene la cabeza casi completamente canosa.

Pablo Martínez (sic) Sánchez dijo ser de Baracaldo y tener veinticinco años. Es un individuo muy alto, con bigote poblado y enmarañado. Representa tener más edad de la que confesó, y, más que vasco, parece gallego. Llevaba gorra de visera, gabán color café y traje de pana negro, la americana con cinturilla. Desde que lo detuvieron hasta que se le sacó del cuartel para la cárcel, permaneció encerrado en un mutismo absoluto, soportando con entereza la herida que tenia en la pierna, y que, aunque no era grave, debía de ser dolorosa. (…)

José Vázquez Bouzas es un muchacho de fuerte complexión, que tendrá, a lo sumo, veinticinco años. Casi tan alto como Martín Sánchez. (…) Tampoco llega a los veinticinco años Julián Fernández Revert, es de Elciego (Álava) y tiene diez y nueve años. Es, de todos, el que se mostraba más apesadumbrado.


Enrique Gil Galar—ya lo hemos dicho—es un personaje exótico, muy semejante por su aspecto al otro melenudo. Aunque ayer a última hora parecía haber mejorado notablemente, su estado es gravísimo. Tiene una bala alojada en el Temporal”.

Bibliografía:

Historia de España (Salvat)
Gaceta Jurídica de Guerra y Marina (01/12/1924)
La Voz.
Mundo Gráfico (06/07/1932)
El año político (1924)



La semana que viene terminamos.