Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


miércoles, 26 de marzo de 2014

No hay nada como ser cura.

Nos preguntábamos: ¿Y Cuándo lo ajusticiaron?

Nunca.

¿Está claro?

NUNCA.

Procedamos por partes, como diría Jack el Destripador (otro trabajador del mismo gremio). Vayamos ahora a leer en “El Liberal” sobre el juicio, que comenzó el 10 de abril de 1889. Como veremos muy rápido para los actuales “niveles” judiciales españoles. Aun así, se temía que, al ser el asesino un miembro del clero, se pudiesen producir retrasos “involuntarios”.

Se resaltaba el largo tiempo que pasó en la estación de Madrid un cajón con líquido hallado en el estómago de la víctima y remitido para el análisis al laboratorio químico de dicha ciudad.

Carabineros año 1900

Mauricio contó que su ama cayó “por la escalera, de resultas de la cual murió la joven, y concertado con su hermano Cándido, sacó el cadáver por la casa rectoral, cargado con él á cuestas. Lo colocó sobre un pollino y lo enterró en la finca de su hermana, de donde algunos días después lo sacó para sepultarle en la del alcalde, creyéndolo más seguro. (Lo normal: muere tu criada en un accidente domestico y para evitarte problemas haces desaparecer el cadáver, metes en el lío a tu hermano y demás familiares, finges un robo…)

Están procesados como encubridores la hermana y el hermano del cura, la mujer del hermano, María Martínez y Domingo Martínez y Francisca Ruiz, padres de ésta. (6 personas 6 metidos en el ajo junto a Mauricio, el sacerdote).



Ahora bien; mientras que la acusación particular califica el hecho de asesinato, el fiscal lo considera homicidio, «ya que por la ausencia de circunstancias constitutivas del hecho, no pueda determinarse otra calificación mis grave.»”

¿Asesinato? ¿Homicidio? ¡Si da igual! La chica resultó muerta.

Cierto, pero no era lo mismo. A grandes rasgos, sería asesinato si el acto criminal lo realizó con alevosía (a traición, con indefensión de la víctima), ensañamiento (haciendo sufrir a la víctima) o concurrencia de precio (un sicario, vamos). Y si no ocurre esto es homicidio, en cualquiera de sus denominaciones.

Presentemos el periódico de Las Merindades “Crónica de Las Merindades” respecto al juicio y sentencia del caso de Mauricio Alonso, cura de Zangández:

“Aproximadamente el 22 de abril de 1889 La Audiencia de Burgos dictó sentencia en la causa instruida contra el cura párroco de Zangández, M. Mauricio Alonso, por muerte de su ama ó sirviente Florentina Blanco.

El tribunal califica el hecho de homicidio, sin circunstancias apreciables, y condena al párroco en concepto de único autor, a quince años de reclusión y accesorias y 2.000 pesetas de indemnización a la madre de la interfecta, además de pagar la quinta parte de las costas de del proceso”.

INDULTO

“El señor M. Mauricio Alonso, cura de Zangández fue indultado el 5 de marzo de 1899, diez años después de ser cometer el crimen, se sabe que paso parte de su condena en Santoña pero nada se sabe de lo que hizo cuando salió de la cárcel”.

Esta publicación mensual del norte de Burgos remata su artículo con una referencia a la opinión que produjo este indulto a la prensa de la época:

"Escriben desde Burgos que ha sido puesto en libertad el cura de Zangández. Como recordarán mis lectores, fue condenado á presidio por asesinato (en realidad, condenado por Homicidio) de su ama, á la que enterró en la iglesia del pueblo, sacándola después para sepultarla en la finca de un hermano suyo, donde fue detenido por la guardia civil.

El pobrecito, celoso porque su ama iba á casarse con otro, no cometió más que estos delitos: asesinato con todas las circunstancias agravantes; profanación de la iglesia y resistencia y desacato a la autoridad.

Reconocemos que en pocas ocasiones se ha aplicado un indulto con más justicia (Podíamos pensar que el párrafo anterior era irónico pero leyendo este me temo que no); y nos permitimos recomendar á todo español que se sienta con vocación de asesino, que cante misa antes (Vuelve la ironía)."



Fin.

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