Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 26 de octubre de 2014

El palacio de Chiloeches, Porras y Zorrilla.

¿Qué dirían si les cuento que el palacio de los Marqueses de Chiloeches, el más emblemático de Espinosa de los Monteros, no tiene su escudo en la fachada?

¡Increíble! Pero cierto. Pero todo tiene truco y en este caso es la concatenación de nombres que nos han permitido este pequeño espanto. El palacio del marqués de Chiloeches fue originariamente el palacio de los Zorrilla pero en el año 1815, por razones matrimoniales, recibió el nuevo nombre: de los Porras. (y podríamos seguir)



Rufino Pereda Merino, en su obra sobre los Monteros de Espinosa, nos relata que el apellido Zorrilla procedería del valle de Soba y surgiría por la gran capacidad de un hidalgo llamado Diego para cazar vulpes vulpes. Fundarían casas en Espinosa de los Monteros, San Martín de Losa y Santa Ana de Lorca. Además, emparentaron con otras familias como Velasco, Madrazo o Ángulo. 

Vemos también que no era importante el orden del apellido en sí. Pero no nos desviemos del tema central: Chiloeches y su palacio. Olvidémonos de leyendas "fermosas" como la del Marqués de la Gándara real. Sabemos que lo construyen los Zorrilla (hay dudas sobre si Zorrilla -Arce o Zorrilla-Velasco) en torno a 1588 porque existe una Ejecutoria del pleito litigado por Juan Zorrilla de San Martín y Francisco Zorrilla de San Martín con Juan de Bueras y Juan de Bueras de la Torre, escultores, vecinos de Bueras (Cantabria), sobre el pago del escudo de armas que habían esculpido para la casa de los Zorrilla. (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid ,REGISTRO DE EJECUTORIAS,CAJA 1623,42)

Ejecutoria de los Zorrilla frente a los Buera.


¡Y vaya escudo! 

Es impresionante, no es que destaque en la fachada, que lo hace, sino que destaca en toda la plaza de Sancho García. Sobre una cama de Lambrequines (adornos como hojas o jirones de tela) con cascabeles aparecen las armas de los Zorrilla enmarcadas con burletes (cintas trenzadas o especie de rodillos). El escudo está sujeto por dos tenantes (figuras humanas que lo aguantan), rematado por un yelmo florido con la celada bajada, rodete (cinta de tela de colores) y penacho. Finalmente, el conjunto recibe la ayuda de dos garzas que actúan como soportes.

Escudo palacio Chiloeches

El centro del conjunto es el escudo que escapa de su composición tradicional (ver cuadro adjunto). Es un escudo partido en dos: el cantón diestro, campo de oro y (en él una encina de sinople con dos lobos empinantes atados, al tronco con una cuerda de gules; y en el siniestro un castillo de plata sobre campo azul; y todo el escudo rematado en bordura de plata con esta inscripción en letras azules: "Velar se debe la vida de tal suerte, que vida quede en la muerte". La presentación por todos conocida reduce el cuartel izquierdo (el castillo) a un elemento flotante en la parte derecha de la composición y sin el lema de la familia.

Por supuesto, para un escudo de este calibre fue necesario construir un edificio a la par. El edificio, de raíces renacentistas, es de estilo barroco (Siglo XVII) aunque muestra elementos más tardíos. Toda la fachada es de piedra de sillarejo y estilo barroco tanto en su frontispicio como en el comentado escudo de armas. Eso sí, el resto del edificio es de mampostería. Es un conjunto armónico formado por un cuerpo central flanqueado por dos torres cuadrangulares que sobresalen de la portada. El cuerpo central está cubierto, y protegiendo el escudo, mediante un arco rebajado o escarzano con casetones en su intradós.

La puerta, con arco de medio punto, está escoltada por dos columnas con basas y capiteles que sostienen un sobrio frontón. Las enjutas del arco, se decoran con figuras de hombre y mujer que sostienen sendos espejos. Entre el frontón y el arco rebajado: el escudo y dos balcones adintelados, rematados con frontones clásicos triangulares y con bellos trabajos de forja en sus balaustradas. Bajo ellos, dos pequeños vanos adintelados, con derrame externo que servirán de ventilación.

Las torres laterales, poseen cuatro alturas con los siguientes tipos de vanos todos ellos adintelados: el primero con frontón triangular; segundo, semicircular; tercero, balcón a la misma altura e idéntica decoración que los balcones de la portada, y por último, en el piso superior, un pequeño y sencillo vano con simple decoración. Destacan las cornisas de piedra, con sencilla moldura, y los cuatro pináculos que adornan las esquinas del tejado de cada torre.

Escorzo del palacio de Chiloeches

En fin, una preciosidad. Se cuenta que a finales del siglo XVII (otras fuentes dicen XVI) dejó de ser vivienda pasando a ser un cuartel (¿de qué tropas?) en tiempos de guerra, lo cual no es decir nada, hasta que fue nuevamente acondicionado por don Luis de Porras Zorrilla, VI marqués de Chiloeches en 1854 quién era su propietario.

¿Cómo hemos pasado de los San Martín a los Porras y luego a los Chiloeches?

Vayamos a la porra...digo a los Porras, o Porres (perdón por el pésimo chiste). Los Porras procederían de Valdebezana. Consideremos el origen de la familia en Juan de Porras, descendiente de Rodrigo Valdebezana, que fue señor de casas solariegas situadas en los Valles de Val-de-Bezana y Val-de-Porras y de las Villas de Virtus y Soncillo. Tuvo dos hijos, Pedro Gómez de Porras y Juan Gómez de Porras, el cual casó con Catalina Marquina. 

Linterna y huerta del Palacio de Chiloeches

Los Porras, según Rufino Pereda, procedían de Francia y su escudo era de plata con cinco flores de lis en azul; pero desde que se apellidaron Porras lo cambiaron por uno de oro con un perro de sable atado a una porra con puntas de plata: 

"Yo, Diego de Urbina, Rey de Armas del Rey Don Felipe nuestro Señor, certifico, y hago entero crédito a todos cuantos esta carta vieren, como en los libros y copia de linajes, que yo tengo de estos Reinos, aparece y está escrito en ellos el linaje y armas de los Porras, y el cual es como sigue: Comúnmente dicen a este linaje Porras, pero no se llaman sino Porres, son procedentes de la Ciudad de Zamora, en el Reino de León donde tienen casa de Mayorazgo, pelearon contra los Sarracenos valiéndose de porras de madera con puntas de metal y en una batalla próxima a Zamora, tal destrozo hizo Rodrigo Valdezana al frente de sus huestes matando con su porra al jefe enemigo, que se le concedió el que cambiase el escudo de su casa, que era campo de plata con cinco flores de lis en azul, esmaltadas de amarillo por el referido antes, y a que usara el apellido Porras en vez del de Valdebezana que usaban antiguamente. Y para que conste a pedimento de Juan de Porras Marquina, vecino de la ciudad de Tunja, en el Nuevo Reino de Granada di esta carta y certificación firmada de mi nombre que es fecha en la Villa de Madrid a 50 ide Marzo de 1588.—Diego de Urbina, Rey de Armas del Rey Nuestro Señor.—Comprobada por D. Francisco Alonso, Escribano público y D. Francisco Martínez, del Ayuntamiento de Madrid, con el sello de esta Villa"

Nos situamos 1816 cuando Bibiano de Porras, contrae matrimonio con Luisa Ortíz y Otañez, marquesa de Chiloeches (Y ya tenemos el punto de unión entre ambas familias) que serán padres de Francisco María de Porras y Ortíz Otañez, hijo primogénito de varios, que heredó el Marquesado, y casó con Basilisa Zorrilla San Martín, condesa de Mostara y dueña del palacio protagonista de esta entrada. 

Con lo que ya lo tenemos convertido en el Palacio de Chiloeches. 

Y este palacio de Chiloeches tiene más escudos de los Zorrilla. Hay uno en el portón de acceso a la huerta. Repite los motivos del escudo principal del Palacio y posee bureletes y cascabeles colgantes a ambos lados, y yelmo simple con celada y penacho externo. 
Palacio de los Zorrilla

Bibliografía:


Guía oficial de España de varios años.
"Los Monteros de Espinosa" de Rufino Pereda
Página de Espinosa de los Monteros.
"Los Monteros de Espinosa. Mil años de historia" varios autores.
PARES (Portal de archivos españoles)



Anejos:

a) Leyenda del Marqués de la Gándara real: Se dice que lo mandó construir este marqués con motivo de un acto de etiqueta sobre el cual y según la leyenda, se dice lo siguiente:

"Habiendo convocado a los Nobles e Hijosdalgo el Condestable de Castilla en su Casa Señorial de frías, se encontraba ente ellos su deudo y pariente el Marqués de la Gándara Real. Al presentarse el Duque pronunció aquellas palabras familiares: Sentaos Nobles de Castilla, y siento que no pueda hacerlo con nosotros mi pariente el Marqués de la Gándara. Creyéndose ofendido éste, edificó tan suntuoso edificio (se refiere al Palacio que nos ocupa) e invitando a un banquete a los Nobles Cántabros, lo hizo también al Condestable de Castilla, y al invitarles a tomar asiento, hizo con el Duque lo que éste había hecho con él, o sea, no permitirle sentarse entre los cántabros".

b) Monteros de Cámara de la Familia Zorrilla (Entre paréntesis la edad de Albalá):



D. Francisco Zorrilla de Ángulo. (1588)
Don Juan Zorrilla Ángulo. (1588) 
D. Diego Zorrilla. (1588)
D. Juan Zorrilla Barahona. (1588)
D. Manuel Zorrilla Vivanco. (1588)
D. Sebastián Zorrilla de Angulo. (1588)
D. Sebastián Zorrilla de Velasco. (1588)
D. Julio Barahona Zorrilla (1609)
D. Pedro Ruiz de la Escalera Zorrilla (1610).
D. Juan Zorrilla Barahona (1611).
D. Pedro Fernández Zorrilla (1635)
D. Diego Zorrilla (1635) 
D. Alonso Barahona Zorrilla (1635)
D. Juan Barahona Zorrilla (1635)
D. Baltasar Zorrilla Velasco (1717)
Don Cayetano Zorrilla (1720)
D. Juan Llarena Zorrilla (1720)
Don Gaspar Zorrilla de Velasco (1729)
D. Andrés Zorrilla de Velasco (1731)
D. Nicolás Zorrilla Madrazo (1732)
D. Manuel Zorrilla de Velasco (1740)
D. Diego Zorrilla de Velasco (1751)
D. Alejandro Llarena Zorrilla (1752)
D. Francisco Zorrilla de Velasco (1766)
D. Narciso Antonio Zorrilla de Velasco (1774)
D. Francisco Zorrilla de Velasco (1776)
D. Diego Villasante Zorrilla (1815)
D. Evaristo Zorrilla de Velasco (1819)
D. Juan Villasante y Zorrilla (1833)
D. Narciso Zorrilla de Velasco (1864) 

c) Marqueses de Chiloeches:

1º Juan de Santelices Guevara
2º José Francisco de Santelices Guevara y Escalante (sin sucesión directa)
3° Antonio Ortiz de Santelices y Guevara (hereda el título de su tío, casado con Ramona Otañez y Martínez del Valle) 
4° Luisa Francisca Ortiz y Otañez (hija de Miguel Ortiz de Otañez y casada con Bibiano de Porras Arredondo).
5° Ramón José Pablo Ortiz y Otáñez (hijo de Miguel Ortiz de Otañez). Vecino de Santoña.
6° Francisco María de Porras y Ortiz (1815+...), casado con Basilisa Zorrilla San Martín y primer comandante de los Voluntarios realistas en 1833.
7° Luis de Porras y Zorrilla (1854-1901), casado con una hija de José Isla Fernández
8° José María de Porras y Isla Fernández (1901, El Globo num. 9443) y miembro de la orden de Montesa.
9° José Luis de Porras-Isla-Fernández y López de la Calle (Marques de Arco). Sin sucesión directa 
10° Melchor de Porras-Isla-Fernández y Sanz (hermano del anterior) 

d) Monteros del linaje de los Porras:

En el año 1573, D. Lope de Porras; 
En 1588, D. Lope García de Porras; 
En 1593, D. Plácido de Porras; 
En 1654, D. Baltasar de Porras; 
En 1676, Don José Bravo de Porras; 
En 1691, D. Manuel de la Torre y Porras; 
En 1693, D. Felipe de Porras; 
En 1704, D. Juan Francisco de Porras;
En 1716, otro D. Juan Francisco de Porras; 
En 1728, D. Plácido de Porras; 
En 1730, D. Antonio de la Torre y Porras 
En 1739, D. Lope María de Porras; 
En 1742, Don José de Porras; 
En 1784, D. Ángel Merino de Porras; 
En 1791, Don Juan Francisco de Porras; 
En 1799, D. Jorge Merino de Porras; 
En 1806, otro D. Ángel Merino de Porras; 
En 1832, D. Bibiano de Porras, marqués de Chiloeches; 
En 1819, D. Ildefonso Merino de Porras; 
En 1847, D. Ángel Merino de Porras; 
En 1858, D. Antolín de Porras; 
En 1864, D. Francisco María de Porras, marqués de Chiloeches.

Imágenes de los documentos contenidos en PARES sobre el asunto respondido en los comentarios:




sábado, 18 de octubre de 2014

¿Bailando con lobos? ¡No! Cazándolos de dos en dos... loberas.

Volvemos al tema de los lobos, de su captura, de su exterminio: de loberas. Recordaremos que las referencias más antiguas sobre la construcción de estas trampas aparecen en documentos del siglo XVI. La pena es que ninguno en Las Merindades.

Situación de ambas loberas. Google

Judit Trueba, refiriéndose a las "nuestras", hace una primera propuesta para la datación y clasificación de loberas:

Por antigüedad:

Basada en los ejemplos de Loberas Viejas y Fontanilla, trampas loberas emplazadas en los límites del Monumento Natural de Monte Santiago (Junta de Berberana). La proximidad que mantienen ambas loberas y la denominación que recibe una de ellas, Loberas Viejas, parecen indicar la sustitución de esta por la de Fontanilla. Un tercer elemento: una corpulenta haya (1 m de diámetro y 3,30 m de perímetro) que presenta Loberas Viejas en la embocadura del foso, y cuya antigüedad oscilaría entre 150 y 200 años, inutiliza el foso al haber arraigado en el punto por donde el lobo caía al interior del hoyo. Por ello, Loberas Viejas habría dejado de utilizarse como trampa lobuna durante el intervalo que va de 1800 a 1850, momento en el que pasa a ser reemplazada por la cercana lobera de Fontanilla, cuya construcción, por tanto, se remontaría a finales del siglo XVII o primera mitad del XIX.

Por su tipología:

Loberas Viejas y Fontanilla responden a modelos constructivos diferentes. Las paredes que conforman el embudo de Loberas Viejas son más cortas, no existen cabañuelas en el espacio comprendido entre ambos muros, el ángulo que describen ambas paredes es bastante cerrado y el foso de la lobera es circular. De ser plausible la diferenciación cronológica antes expuesta, esta corresponde a una tipología más antigua, estructuralmente más sencilla y con los fallos de una construcción primeriza que limitan su eficacia. En este modelo encuadraríamos la lobera de Huidobro y la de Villabasil, aunque en este caso el foso, redondeado, es mayor que el de las anteriores, quizá por su utilización para apresar también osos, y presenta dos cabañuelas entre las paredes, posiblemente construidas con posterioridad a la primera edificación de la lobera.

Loberas Viejas (superior) y Fontanilla. Google

Por contra, en Fontanilla nos encontramos con unas paredes más largas, cabañuelas entre ambas paredes y un foso rectangular de mayores proporciones que el de Loberas Viejas. Así, en Fontanilla tendríamos el modelo de lobera "clásico" en Las Merindades, más complejo en cuanto a su concepción y configuración, y más operativa como trampa para cazar lobos por ojeo.

Hemos de destacar que, a pesar de la sencillez de las primeras trampas loberas ubicadas en Las Merindades, en ninguna de ellas parece haberse usado madera para los elementos estructurales, a saber, foso y paredes. Podemos contrastarlo con la lobera del monte Sardanda (Cantabria), posible coetánea de las anteriores y en cuya construcción se empleó la madera.

Del estudio de los tratados para la construcción de loberas obtenemos varias semejanzas aplicables a nuestras loberas, "antiguas" y "modernas": la longitud similar de las paredes es un rasgo de las trampas más antiguas mientras que la mayor altura de las mismas en el tramo correspondiente al foso, el aplomado del aparejo o el sistema constructivo con que han sido levantadas, con un basamento de mayor potencia que el tramo superior, de menor espesor, es una característica de las loberas "modernas"

En lo que respecta a la ejecución de la fábrica, las loberas más modernas muestran la posible mano de canteros profesionales y parece improbable en el caso de las más antiguas donde la tosquedad de las piedras empleadas o la falta de verticalidad de los muros ponen de manifiesto la intervención de personas que carecen de la habilidad que debían reunir los canteros y maestros de obras.

Y ya que hemos hablado de ellas pasamos a comentar una breves pinceladas sobre estas dos loberas de Las Merindades:

Loberas Viejas (Berberana) 

Esta lobera que podría datarse entre los siglos XVI-XVII se encuentra descansando en la ladera norte de Peña Alta (Monte Santiago, Sierra Salvada). Está en muy mal estado de conservación pues la mayor parte de su estructura se halla caída. Además llamarse "Loberas Viejas" y estar situada muy cerca de la de Fontanilla, induce a pesar, como ya hemos dicho, que sea más vieja y que en un determinado momento fue reemplazada por la última.

Croquis cenital de Loberas Viejas

Loberas Viejas

Características que avalarían esta teoría son el menor desarrollo de sus paredes, 340 m para la pared este y 220 m para la oeste (en total 560 m), la ausencia de cabañuelas y, sobre todo, la forma ovalada de su foso. Este tiene una profundidad visible de 1,20 m y mide 4,94 m de largo por 2,60 de ancho, lo que nos da una superficie de 10,50 metros cuadrados.

Fontanilla

Se encuentra situada en la ladera norte de Peña Alta (Monte Santiago, Sierra Salvada) y su estado de conservación es bastante bueno ya que aún se mantiene en pie gran parte de su estructura. La pared este tiene una longitud de 335 m y en sus últimos 20 m penetra en territorio alavés. Esta pared presenta una altura de 2 m y cuenta con una portillera de 1,4 m de anchura situada a 228 m del foso.

Por su parte, la pared oeste tiene una altura de 1,80 m, algo menos que la otra porque está construida sobre un desnivel que la sobreeleva. Cuenta con una portillera de 2,7 m de anchura y su longitud total es de 284 m que sumados a los de la otra, hacen un total de 619 m.

Fontanilla

Alzada de Fontanilla

En el espacio comprendido entre las dos paredes, aparecen los restos de dos cabañuelas y los de una estructura cuadrangular adosada a la pared oeste de unos 9 m2 de superficie, cuya utilidad se aproxima más a la de una cabaña de pastores que a la de una cabañuela de batidores porque no está abierta en dirección al foso.

El foso es una estructura rectangular de 5,76 m de largo por 3,14 m de ancho (18 m y tiene una profundidad de 1,20 m (parcialmente colmatado) que, sumada a la coronación de los muros en este punto, dan una altura de 3,50 m.

La construcción de esta lobera se encuadra entre los siglos XVIII-XIX, y sustituiría la de Loberas Viejas.


Bibliografía:

"Loberas en la comarca de Las Merindades (Burgos)" Judith Trueba Longo.


sábado, 11 de octubre de 2014

Leopoldo López de Saá... ¿Por qué tiene una calle en Medina de Pomar?


Todos aquellos que lleven muchos años sin ir por Medina de Pomar o, sencillamente, aquellos que se muevan solo por el centro de la ciudad puede que desconozcan la calle en honor de Leopoldo López de Saá.

Calle Leopoldo López de Saá (Street View (Google))

¿Que quién era en bueno de don Leopoldo? Pues... un novelista de los más conocidos en el final del siglo XIX y principios del XX, que hoy ha sido prácticamente olvidado. ¡Crueles hados!

Nació en Medina de Pomar el 24 de junio de 1870 pero creció y vivió en Madrid. Consta la anécdota de su fuga, en lo más crudo del invierno, sin abrigo y con nueve años, del colegio de los Escolapios donde estaba interno porque no le dejaban -padres y colegio- dedicarse a la poesía. Su padre fue el don Federico López de Saá y López, doctor en medicina y cirugía, que falleció el 17 de marzo de 1898 viendo la exitosa carrera literaria de su hijo. Pero esta repetida anécdota podría ser falsa si nos guiamos por una referencia incluida en su obituario sobre  su llegada a la villa y corte en 1885.

Temprano fue apadrinado por don José Zorrilla y por don Manuel Fernández y González que le llamaron "discípulo predilecto". Ayuda que le pudo permitir publicar muy joven. Así, en El Liberal del 20/06/1889, descubrimos una brevísima reseña indicando la publicación de "Gualterio" que estaba prologada por Enrique Contreras y Camargo y un precio de una peseta.



Y las pesetas fueron una de sus mayores preocupaciones viéndose asiduamente su firma en las más importantes publicaciones de su tiempo. Esto le permitía vivir de lo que le gustaba aunque no enriquecerse. Por ejemplo, lo vemos en: El Liberal, El Álbum Iberoamericano, El Correo Militar, El Globo, Blanco y Negro, Nuevo Mundo, La Esfera, La Ilustración Española y Americana, Madrid Cómico o Vida Nueva, entre otras muchas iniciativas editoriales. Fue uno de los más conocidos periodistas taurinos de su momento, bien bajo su nombre o bajo el pseudónimo colectivo Paco Media Luna.

Entregaba a la imprenta tanto relatos, largos y cortos, poesía, teatro y artículos de prensa. Al teatro acudió para mejorar sus ingresos porque las rentas de sus cuentos y novelas no eran suficientes para su estilo de vida y lo hizo a cuatro manos: con Francisco Moya compuso "El honor ante todo" (1915); con Felipe Sassone, la comedia "A campo traviesa" (1918); con Rafael Sepúlveda, la zarzuela "El caballero sin nombre" (1929), y con Gonzalo Cantó, "El Cristo de la Luz" (1919) y "El armero de Florencia", pero fue con Enrique Contreras y Camargo con quien mejor se entendió, pues redactaron obras muy bien recibidas por el público y que les generaron suculentos ingresos, como "El pasmo de Andújar" (1908), "El último sueño de Mozart" (1924), "El cantor de la montaña", "La española que fue más que reina" (1926) o "La muerte del ruiseñor", centrada esta última en la peripecia artística del tenor navarro Julián Gayarre, y que se estrenó en el teatro Jovellanos de Gijón el 22 de septiembre de 1923; López de Saá también frecuentó el teatro en solitario con libretos como "El gallo de oro" (1916), la zarzuela "El minué real" (1918) o el drama "Adiós, Margarita".



Pero esto no le impidió formar parte de consejos de administración de sociedades benéficas como la Asociación Mutual Agraria de la que era secretario del consejo. E, incluso, veremos a Leopoldo muy bien relacionado como refiere La Correspondencia de España:

"Para significar dé una manera ostensible la grande estima literaria que en el mundo del arte goza el ilustrado escritor Leopoldo López de Saá, celebróse anoche un banquete en el Hotel Ritz, al que concurrieron significadas personalidades de la política, de las letras y del mundo financiero. Su reciente novela "Los indianos vuelven" ha sido un resonante éxito, y para celebrar éste fue el acto de anoche. Presidió el ministro de Instrucción Pública, y junto a él ocuparon sitio en la mesa presidencial el festejado, los hermanos Álvarez Quintero, Dionisio Pérez, Verdugo (D. F.), Francés, Vives, Zozaya, Zavala, Pérez Olivares, Domínguez, Sacristán, Contreras Camargo y Lara.

En el resto de las mesas tomaron asiento hasta 170 comensales. Uno de los organizadores, el Sr. Pérez Olivares, leyó adhesiones de los Sres. Maura, Benavente, Moya, Rodríguez Marín, Francos Rodríguez, Levis, Castro, Répide, Rodríguez de Celis, Violeta, López Alarcón, Bello, Alsina, Vicenti y otros. El ilustre escritor Dionisio Pérez ofreció el banquete en nombre de la Comisión, poniendo de realce los méritos literarios del festejado. A él siguió en d uso de la palabra d ministro de Instrucción Pública, que significó su agrado a concurrir á este acto, porque representaba un homenaje a un escritor modesto y de talento, al par que se honraba la literatura en general. Con discreción aludió á su paso por el gobierno, que no cree sea tan largo que pueda hacer obra beneficiosa para los literatos, cosa que lamenta, y terminó diciendo que en estos momentos;, en que el mundo entero está en quiebra, sólo el arte mostrábase potente y entero.

E1 festejado, López de San, leyó un bien escrito trabajo, en el que con gran sinceridad daba las gradas á todos los concurrentes. El acto fue brillante y digno de los méritos del escritor á quien se dedicaba". (La Correspondencia de España 05/12/1915)

Incluso se animó a dirigir una revista, "Pan y Toros", de la que fue director literario y cuya vida se extendió desde el 06/04/1896 al 13/12/1897. Un total de 89 números. Esta revista ilustrada es la primera especializada en tauromaquia que introdujo el reportaje fotográfico taurino. También ocupa un papel destacado en la publicación el dibujante Emilio Porset, primer pintor de la edad de oro del cartelismo taurino, que fue su director artístico.

En números de doce páginas, que al final alcanzó las dieciséis y con algún número extraordinario de veinte, aparecía cada lunes por la mañana y publicó artículos literarios, algunas composiciones poéticas, retratos de los más renombrados diestros tanto antiguos como modernos, historiales de las ganaderías, criaderos y divisas de reses bravas, vistas de los principales cosos y cuadros de costumbres taurinas, reseñas de las corridas de toros, tanto las celebradas en Madrid como en provincias  o en países como México. También ofrece artículos sobre historia, anécdotas y efemérides de la tauromaquia y una guía del espectador y, al final, publicidad comercial. Junto a los fotograbados publica también dibujos y tiras.



Simultáneamente participó en el volumen colectivo La tauromaquia (1896), que contó con el asesoramiento del famoso torero cordobés Rafael Guerra, “Guerrita”. Y en 1927, con la mayor parte de su obra ya hecha, obtuvo, con el relato “Las llaves de oro”, el premio especial del concurso de cuentos organizado por el periódico madrileño El Imparcial.

Fue uno de los primeros autores españoles que disfrutaron del honor de ver una de sus obras llevadas al cine. La película fue "Por un milagro de amor" que hizo el guión y dirigió Luis R. Alonso y se filmó en 1926 pero se estrenó en Barcelona el 11 de septiembre de 1928 y Madrid en 1930.



Morirá el jueves 13 de Febrero de 1836 tras una larga enfermedad de estómago y que le tenía alejado de la vida pública desde un año antes. Los médicos le recomendaron una intervención quirúrgica, que rechazó por su ya evidente debilidad y una perforación de estomago puso fin a su existencia.

Estuvo casado con doña Luisa Amault Casas, con la que tuvo cuatro hijos: Luis, Octavio, Federico y Matilde.


Relación de obras de Leopoldo:

A) Narrativa corta y larga en solitario

  • Gualterio (Leyenda), Madrid, Imprenta Popular, 1889, 21 páginas. Prólogo de Enrique Contreras y Camargo.
  • La chica del tío Reluces (Novela de costumbres populares), Madrid, Establecimiento tipográfico de Ricardo Álvarez, 1890, 111 páginas.
  • El ciudadano Flor de Lis (Novela), Madrid, Imprenta de Jaime Ratés Martín, 1904, 281 páginas.
  • Los vividores (Novela), Madrid, M. Núñez Samper, 1906, 200 páginas.
  • Avispilla (Novela), Madrid, Colección “Los contemporáneos”, n.º 70, Imprenta Científica y Artística de Alrededor del Mundo, 1910, 20 páginas. Ilustraciones de Fernández Mota.
  • Carne de relieve (Historia de una buena mujer), Madrid, V. Prieto y Compañía Editores, Colección “Biblioteca Renacimiento”, 1911, 254 páginas. Otras ediciones: Madrid, Editorial Mundo Latino, 1921, 244 páginas; Madrid, Editorial Renacimiento, 1922, 254 páginas.
  • De antigua raza (Cosas de hidalgos y poetas, comediantes, majos y tiranas de los risueños tiempos españoles), Madrid, Imprenta de Enrique Teodoro, Colección “Biblioteca Mas”, 1913, 225 páginas.
  • Los indianos vuelven (Novela), Madrid, Editorial Mundo Latino, Tipografía de José Yagües, 1915, 315 páginas. Otras ediciones: Madrid, Editorial Mundo Latino, 1921, 315 páginas; Madrid, “Novelas y Cuentos”, n.º 918, Diana Artes Gráficas, 12 de diciembre de 1948, 35 páginas; Madrid, Colección “La novela de la libertad”, suplemento al n.º 2.182, 82 páginas.
  • Bruja de amor (Novela), Madrid, Editorial Mundo Latino, Tipografía Yagües, 1917, 296 páginas.
  • Por un milagro de amor (Novela), Madrid, Editorial Mundo Latino, Tipografía Yagües, 1919, 250 páginas. Otra edición: Madrid, “Novelas y Cuentos”, n.º 1.298, 25 de marzo de 1956, 64 páginas.
  • Gaviotas y golondrinas (Novela), Madrid, Editorial Mundo Latino, Imprenta de G. Hernández y Galo Sáez, 1919 [o 1920], 334 páginas.
  • Las épocas que se van (Novela), Madrid, Editorial Mundo Latino, Imprenta de G. Hernández y Galo Sáez, 1920, 280 páginas. Incluye también El niño de la Rosalito y La vocación truncada.
  • Un poeta romántico, Madrid, Colección “La novela de la libertad”, suplemento al n.º 1.660, 1920, 26 páginas.
  • El amigo del Sol (Novela), Madrid, Editorial Mundo Latino, Imprenta de G. Hernández y Galo Sáez, 1920, 320 páginas.
  • La muerta que mata, Madrid, Colección “La novela de la libertad”, 1924, 136 páginas. Ilustraciones de Carlos S. de Tejada.
  • Un hombre de buen sentido (Novela), Madrid, Editorial Artística Raffer, Colección “La novela de publicidad artística”, 1924, 155 páginas. Incluye también “Por el Cristo de Candás” (Tradición asturiana).


B) Narrativa corta y larga en colaboración

  • Allá van historias (Cuentos en prosa ligera) [coescrita con Enrique Contreras y Camargo], Madrid, 1892.
  • Letras y monos [coescrita con Roberto de Palacio y Enrique Contreras y Camargo], Madrid, Imprenta de Francisco G. Pérez, 1895, 231 páginas.


C) Prólogos, epílogos y colaboraciones varias en volúmenes ajenos

  • La tauromaquia [coescrita con Luis Gandullo y Leopoldo Vázquez], Madrid, Mariano Núñez Samper, 1896, 2 tomos en 5 volúmenes. Otra edición: Valencia, Librería París-Valencia, 1995.
  • Pampas y cordilleras (Memorias de mis viajes y aventuras por tierras de América), de Aurelio Camacho, Madrid, Imprenta Ciudad Lineal, 1917, 192 páginas. Prólogo de Leopoldo López de Saá.
  • Benaventianas, de Gonzalo Cantó, Madrid, Librería de la viuda de Pueyo, 1917, 159 páginas. Prólogo de Jacinto Benavente y epílogo de Leopoldo López de Saá.
  • En justo homenaje al laureado vate don Gonzalo Cantó Vilaplana, hijo predilecto de Alcoy [obra colectiva de diversas contribuciones], Alcoy, Tipografía La Buena Prensa, 1923, 61 páginas.


D) Teatro

  • El pasmo de Andújar [zarzuela coescrita con Enrique Contreras y Camargo y con música de Luis Foglietti Alberola], 1908
  • El honor ante todo
  • El gallo de oro (Fantasía lírica). 1916.
  • El minué real [zarzuela]. 1918.
  • A campo traviesa (Comedia en tres actos en prosa) [coescrita con Felipe Sassone, 1918.
  • El Cristo de la Luz (Misterio inspirado en la leyenda toledana de igual nombre y escrito en un acto y en verso) [coescrita con Gonzalo Cantó], ¿1919?.
  • La muerte del ruiseñor, 1924.
  • La española que fue más que reina (Comedia anecdótica en cinco actos y un epílogo) [coescrita con Enrique Contreras y Camargo], 1926.
  • El último sueño de Mozart (Comedia anecdótica en un prólogo y tres actos, original y en prosa con ilustraciones musicales de Mozart) [coescrita con Enrique Contreras y Camargo], 1924.
  • Madrid. La canción de la maja, 1929.
  • El caballero sin nombre [zarzuela coescrita con Rafael Sepúlveda y con música de Eduardo Granados], 1929.
  • El armero de Florencia [coescrita con Gonzalo Cantó].
  • Adiós, Margarita [drama].
  • El cantor de la montaña [coescrita con Enrique Contreras y Camargo].
  • Los desahuciados.


Bibliografía:

Estudio de José Luis Campal Fernández.
Biblioteca Nacional de España.
Periódico EL LIBERAL
Periódico EL IMPARCIAL
Periódico LA LIBERTAD
Periódico EL ENANO
Periódico EL HERALDO DE MADRID
Periódico LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA
"Teatrografía de López de Saá" José Luis Campal Fernández. La Ratonera
Revista NUEVO MUNDO.
Revista MUNDO GRÁFICO.


sábado, 4 de octubre de 2014

Un fantasma del pasado perdido entre recuerdos.

Como en las buenas películas de cine negro sabemos que se ha cometido un crimen pero, desgraciadamente, el cadáver, la prueba del delito, ha desaparecido. Por ello debemos guiarnos por testigos y pruebas indirectas...

Nuestros informadores habituales, Ensenada, Miñano y Madoz no nos cuentan nada. ¿No conocen la existencia de esta víctima del tiempo? Tal vez seguimos una pista errónea. Tal vez su descripción es equivocada. Tal vez no fue lo que nos dijeron. 

Salinas de Rosio (Cuadro de Álvaro G)

Si buscamos información en los viejos y amarillos periódicos editados a caballo del siglo XIX y XX veremos que se encontraba a un kilometro de Salinas de Rosio. Pero los ancianos del lugar, aquellos que fueron niños cuando no era parte del olvido dicen que estaba en el Socorral. 

Era un especialista en escrofulismo, dermatosis y oftalmias dependientes del herpetismo, catarros y enfermedades del aparato digestivo. (Inciso importante: el escrofulismo es un tipo de tuberculosis extrapulmonar que se disemina por vía linfática y cuando coloniza los ganglios cervicales provoca unas úlceras características ("escrófulas") que pueden supurar. El paciente aparecerá con tos, fiebre, bajada de peso y cansancio. La escrófula o adenopatía tuberculosa, era una afección crónica que supuraba frecuentemente produciendo un olor fétido, ulceraciones y deformaciones del cuello lo que daban un aspecto repugnante al enfermo). 

¿Ya lo han identificado? ¿No? Pues es un balneario. Perdón, lo he dicho mal, una casa de baños: la Casa de Baños de Los Mayorazgos. Tan hiperbólico nombre le vendría del mayorazgo fundado en 1517 en la persona de don Juan Fernández de Salinas y Sánchez de Velasco (biznieto por madre del Conde de Haro) que era además Señor de la Casa de la Viñuela, con el título y rango de Pariente Mayor de Vizcaya del Solar de Castrexana. Esta familia tenía su solar frente a la Iglesia de San Juan Bautista, donde poseían la capilla de Santa Ana. La casa y mayorazgo fueron heredados por Cosme de Villamor Salinas (1509+1580), Mayorazgo de la Casa de Villamor y Justicia Mayor de las Merindades. 



El manantial, situado en la cuarta región hidrológica, salía con una temperatura de 20 grados centígrados y la temporada de baños se extendía desde el 30 de junio al 5 de octubre o, según otras fuentes, del 20 de junio al 20 de Septiembre. Según relata Inés Septién a Elías Rubio Marcos la casa de baños era utilizada por enfermos de los pueblos del contorno. El edificio era de una sola planta con ocho habitaciones y cuatro bañeras (dos de mármol y dos de azulejos). Este agua, para potenciar las funciones secretoras de la piel, se calentaba con una caldera de leña. Pero los recuerdos son difusos o, que todo es posible, las informaciones contradictorias y así la obra "Hidrología Médica" del doctor Anastasio García López y editada en 1889 nos dice que "no hay más que un pequeño edificio con tres cuartos para baños, en cada uno de los que hay una bañadora de zinc, y además la caldera para calefacción, de muy mal sistema; y aun cuando había en proyecto levantar un edificio para hospedaje, no sabemos que esto se haya llevado á efecto, y los enfermos tienen que alojarse en las casas del pueblo, que ofrecen poquísimas comodidades". Una casa de baños poco glamurosa y con clientes de extracción humilde.

Los señores Puerta y Balaguer hicieron un análisis en su laboratorio, indicando que estas aguas contenían 60 cc/l de ácido sulfhídrico, y cantidad indeterminada de ácido carbónico; habiendo encontrado además cloruro de sodio en gran cantidad, y cloruros de calcio y magnesia, sulfatos de sosa, cal y magnesia, todos en pequeñas cantidades, y abundancia de materia orgánica.

Las aguas también podían ingerirse, aunque no sé si en este establecimiento se hacía, favoreciéndose las evacuaciones. Pensemos en una terapia similar a la de "El balneario de Battle Creek" y el doctor John Harvey Kellogg.

Imagen de la película


Y ya que hemos llegado a los doctores recordarles que existía en España una tipología especial de médicos que eran los médicos directores de baños. De hecho consta que en 1882 ya funcionaban estos de Salinas de Rosio al publicarse que quedaba vacante la del lugar. Lo mismo en 1884 pero añaden un dato para los solicitantes: el número de pacientes atendidos en 1883 que fueron 89. Una cifra baja quizá debido a que el viaje era molesto al hacerse partiendo de Burgos, Briviesca o estaciones del Bilbao-León lo que hacía que en el peor de los casos el viaje llevase 7 horas. 

En 1891 será nombrado medico-director interino de los baños de Salinas de Rosio (Burgos) D. Vidal Navas, tal y como informaba "La correspondencia de España" el 27 de Abril de ese año. En 1894 era don José Fernández Fernández que parece continuar en 1899. Puede que por las características del centro aparezca a menudo en las listas de vacantes para médicos de baños, como ocurre en 1900. Ese año figuraba Desiderio San Juan que continuará en 1901.

Sobre la titularidad del establecimiento vemos que en 1894 era propiedad de Hilario Villamayor Goya y compañía, que el último año del siglo XIX (1900) era propiedad de la Viuda e hijos de Hilario Villamor y que continua hasta, al menos, 1908.

En vísperas de la guerra civil de 1936 continuaba abierto al figurar en el periódico EL SOL del 11 de marzo de 1936 la oferta de plaza de médico de baños.


Bibliografía:

"Burgos en el recuerdo" de Elías Rubio Marcos.
"Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración" de diversos años.
"Anuario-Riera" de 1908.
"Caminos Hierro Norte España (1917)"
"Diario oficial de avisos de Madrid de 16-4-1899"
Periódico El Sol del 11-3-1936.
"Hidrología Médica" de don Anastasio García López. 
"Indicador general de la industria y el comercio de Burgos"
La Correspondencia de España. 27-4-1891, n.º 12.075
Periódico La Iberia.
"Las aguas minerales y las enfermedades" del doctor Isaías Bobo Díez.

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