Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


lunes, 25 de mayo de 2015

Las cinco vidas y una muerte de un caserón en Valdeviñas (Valdenoceda)

Vamos a escribir sobre el edifico más conocido de Valdenoceda. O al menos el que creemos conocer porque una de sus actividades ha eclipsado todo lo que fue antes. Y después.

Valdenoceda con "LA FÁBRICA" al fondo.

Nos remontaremos a mediados del siglo XVIII donde encontramos que existía un molino para aprovechar la fuerza del Ebro a su paso por la localidad. Y esta fuente de energía es una pista muy importante para conocer el devenir industrial del pueblo.

UNO

De hecho, informa Eugenio Larruga en sus "Memorias Políticas y Económicas, 1785-1800" que la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas fundó durante el reinando de Fernando VI (1713-1759), en el barrio de Valdeviñas, o de Arriba, de Valdenoceda una fábrica de: bayetas, mantas, barraganes, franelas, estameñas, sargas, sayales, monfortes, cordellates, camelotes y otros géneros. Contaban para ello con 14 telares corrientes y 84 empleados. Lo más importante es que para ello se edificó una casa de nueva planta de 28 varas de largo y 18 de ancho - 23´50 m x 15´00 m- con dos suelos y otro edificio para el tinte, tinas, calderas y demás pertrechos.

Poseía un batán sobre el río con dos pilas, cuatro mazos y canal de piedra de sillería; un aspa que cogía 44 madejas torcidas y 45 husos; y una percha con sus baluartes y diferentes carros para la hilaza. Llegaban a repartir estambre para hilar a la rueca en 25 lugares. Los productos obtenidos eran enviados a la provincia de Venezuela.


Dada la importancia de la fábrica de Valdenoceda la Junta General del Comercio le concedió en 1761 franquicias, libertados y exenciones. Todavía funcionaba en 1779 siendo Francisco de la Garza administrador de la compañía y principal de esta factoría. En 1794 nos informa, nuevamente, Larruga que "se perdieron estas fábricas por el mal método económico de su director. Adoptó los géneros más finos que no se gastaban en el país (Venezuela): estos salían más caros que los extranjeros , y así todo fue pérdidas". Pero también se avisó en 1760 que el producto era mejorable para hacerlo competitivo ante un mercado abierto.

Don Francisco de la Garza pasó a dirigir otra fábrica de paños toscos en Villarcayo.

Aunque las referencias sobre su situación son ambiguas y otras fuentes sitúan esta fábrica en la casona de los De La Garza y no junto al Ebro.


DOS

Hagamos una pausa en la carrera en el año del señor de 1828. Sebastián Miñano incluye en su "diccionario" que ya no existía industria en ese lugar. No refleja la presencia del molino del Duque de Frías que incluía el "Catastro de Ensenada" ni la fábrica de tejidos mencionada.

Será el "diccionario de Madoz" quién refleje actividad en los viejos edificios de "la Guipuzcoana" que identificamos gracias a que "en él se encuentra una ermita titulada de la Invención de la Santa Cruz, situado en la fábrica de harinas que impulsan las aguas del Ebro (...)".

Interior actual del inmueble.

Por tanto: una fábrica de harinas. Tenía esta fábrica siete piedras que molían 50.000 fanegas de trigo al año (2.775.000 litros) y en el "Indicador General de la Industria de Burgos" de 1894 figura este molino con don Severiano Peña Arce. Este nombre, Severiano Peña, aparecerá en el "Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración" como comerciante de alimentación hasta, al menos, 1911.

¿Todo bien? No. Aparece un problema si asumimos que la presencia de Severiano implica la persistencia de la fábrica de harinas. Ser comerciante de alimentos no significa ser molinero. Podría ser que dispusiese de una actividad secundaria como expendedor de alimentos, o que haya un error en los datos, o que sean dos personas diferentes... Lo claro es que para 1905-1910 ya tenemos la fábrica de seda artificial.

TRES

La tercera vida del complejo será como fábrica de "seda artificial", conocida como Rayón. En diferentes publicaciones se indicaba que se constituyó en 1905, 1907 o 1909 aunque en su publicidad figura como fecha 1910. Tenía un capital social de 3.800.000 pesetas y producía unos 60.000 kg de seda cada año (según "La industria nacional" de 1927). Eso sí, en 1930 otra publicación -"Ingeniería y construcción"- cifraba esa producción en 150.000 kg/año. Factor importante este porque para esos años la competencia de otras fábricas, básicamente en Cataluña -principal consumidor de seda artificial-, se acentuaba.

Seda artificial

Inicialmente la empresa de seda artificial fue de Magín Puig para traspasarse posteriormente a Alday y Compañía, procedentes de Santander (para otros vascos, quizá por la sonoridad del nombre). Tal vez tengamos aquí la razón de la disparidad de fechas de constitución: un cambio de propietarios.

El procedimiento empleado en esta fábrica, y en sus posteriores competidoras, es el de viscosidad que usa como materia prima la pulpa de madera, importada de Suecia. Fue ideado por dos químicos británicos, Cross y Bevan en 1892. Se sumerge la pulpa de madera en una solución fuerte de soda cáustica que se trata con bisulfuro de carbono. De esta forma se convierte la celulosa en un compuesto que es de fácil dispersión en la solución de soda cáustica. Al producto que así se obtiene se le da el nombre industrial de "viscosa". Se pasa por presión por los pequeños poros de una hilandera de metal hacia una solución de ácido que vuelve a convertir las hebras viscosas en celulosa pura.


Valdenoceda trató de utilizar otras fuentes de celulosa e, incluso, lanzó al mercado una nueva seda llamada Rayo alfa. Buscaron, también, emplear celulosa obtenida de los trapos viejos por los procedimientos Kaufmann o Umbach.

En 1925 se autorizó a Ernesto Hattemberg, ingeniero alemán de la empresa, a elevar en 50 centímetros la presa de la fábrica de Valdenoceda. Vana tarea porque un par de años después se tomará la decisión de trasladarse a Burgos.


Durante 1929 la sociedad Alday y Compañía obtuvo los permisos para el traslado de su maquinaria. ¿Razones? Podríamos indicar la mala comunicación a puntos ferroviarios de vía ancha, los costes laborales ante una menor cantidad de candidatos (pasaron de cobrar 3´50 ptas./día a 1`50 ptas./día), presión de los nuevos socios...

En fin que José Alday Maliaño asociado con alemanes y la casa CROS de Barcelona convirtió la veterana empresa del Valle de Valdivielso en la SESA del barrio del Pilar de Burgos, junto a la Azucarera, que cerró en 1966.

CUATRO

Penetramos en la cuarta vida de nuestro protagonista, la más conocida y aireada: Penal de republicanos.

Todo empieza en 1937. Los nacionales están ganado la guerra y ello implica tener más territorio bajo control y más prisioneros -tanto civiles como combatientes- que hay que controlar. Así surge la orden del 5/07/1937 para crear campos de concentración y destacamentos de trabajo. Burgos tenía cuatro campos de estos y dos prisiones que no daban a basto.


Se buscaron nuevas localizaciones para más cárceles. Debían disponer de construcciones fijas, agua corriente, luz eléctrica, clima moderado, estar bien comunicados, un rio grande cercano y ser un sitio discreto. Y, sí, la vieja fábrica de seda cumplía todos los requisitos.

Se buscó a los propietarios pero finalmente se requisó mediante una orden de la Subsecretaría de Gobernación que trasfería la titularidad a Prisiones. El 13 de marzo de 1938 empezó el acondicionamiento.

Aparentemente el edificio estaba en buenas condiciones con una primera planta de piedra y el resto del edificio principal mediante vigas de roble afirmadas sobre machones. Paredes de adobe encaladas y cubierta a dos aguas que hubo que reparar por el abandono de una década. La planta baja será el comedor, el cuerpo de guardia, las oficinas y la enfermería. Se enrejarán las ventanas, claro. A las plantas superiores se accedía por una escalera de madera sustituida, para los presos, por otra exterior de hormigón. En el tejado se colocó el depósito de agua.


Un almacén de la sedera, situado entre un canal de servicio y el Ebro se transformó en las celdas de castigo que eran fácilmente inundables. Se derribaron edificios y se construyeron otros para adecuar el lugar a su nueva actividad.

Celdas de castigo

Su primer director, Eduardo Carazo Gómez, llegó rápidamente para supervisar las obras y los primeros presos fueron encarcelados el 12 de octubre de 1938. Cientos o miles de reclusos penarán en Valdenoceda hasta su cierre en 1945 pero solo dos directores: el citado Carazo que duró hasta marzo de 1943 y José María Figueroa Monis hasta noviembre de 1945, quien fue preparando la liquidación del penal.

CINCO

La siguiente vida del lugar es la más sorprendente por la falta de pruebas impresas que, en la actualidad, podemos encontrar. No es que haya sido una base ultrasecreta sino una granja. Alguno de nuestros informantes la ha identificado como porcina y otros como avícola (gallinas y faisanes).

Sedera

Hoy la fábrica de tejidos o viejo molino o vieja fábrica de Rayón o presidio o granja está en ruinas. Por ello, cuando pase por Valdenoceda no olvide mirar -aunque sea fugazmente- este resto de nuestra historia industrial y del dolor de la guerra.


Bibliografía:

"Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración".
Catastro de Ensenada.
Revista "Castilla industrial y agrícola".
"Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma)".
Revista "El Progreso agrícola y pecuario".
Periódico "El Sol"
"Indicador general de la industria y el comercio de Burgos" (1894)
Revista "Ingeniería y construcción".
"La Industria nacional"
"Madrid científico"
"Memorias Políticas y Económicas" tomo XXX de Eugenio Larruga.
"Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal" de Sebastián Miñano.
"El penal de Valdenoceda" por Fernando Cardero Azofra y Fernando Cardero Elso.
"Burgos en el recuerdo" Elías Rubio Marcos.
"Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar" de Pascual Madoz.



lunes, 18 de mayo de 2015

Baranda-Revilla-Rivero 1836. Una importante batalla olvidada

Estamos en junio de 1836. La guerra carlista lleva destrozando España desde la muerte de Fernando VII, el rey felón. La comarca de Las Merindades de Castilla Vieja están del lado cristino -por la madre de la reina Isabel II que ejerce de regente- y la cercana Vizcaya apoya a Carlos V.

El isabelismo de Las Merindades no fue por una acendrada ideología liberal, de la que algo había, sino porque, básicamente, no era tierra aforada. Este elemento de derecho particular impidió la anulación de los Voluntarios Realistas y una toma más directa sobre los miqueletes vizcaínos y guipuzcoanos. A su vez facilitó la movilización a favor del hermano de Fernando VII.


La cercanía a la línea del frente generó muchos problemas a esta comarca pero también nos ha legado hechos de armas e historias curiosas.

Una de ellas es el paso de la expedición del Mariscal de Campo realista Miguel Gómez Damas que, tras reunirse en Llodio el 25, partió de Amurrio el 26 de junio de 1836, a las dos de la madrugada, con sus 2.700 infantes, 180 jinetes y un obús y un cañoncito de montaña. Concretamente, los granaderos del ejército, los batallones 2, , 5 y 6 de Castilla, el 2 y 3 escuadrón provisional y un sargento y nueve artilleros para las dos piezas montadas en mulas. Junto a él marchaba como segundo jefe el brigadier José de Pimentel y Lemos de Montenegro, marqués de Bóveda de Limia; la caballería bajo el mando de Santiago Villalobos; y la infantería bajo el brigadier José María Arroyo. Además un mariscal de campo portugués y un intendente de hacienda.

Ruta de salida a través de Las Merindades del mariscal Gómez

Gómez, andaluz carlista, pertenecía al ala moderada de un realismo que no era univoco. Como tampoco era unánime la actitud ante las expediciones. Eguía y otros las veían un derroche de fuerzas que podían usarse para dominar territorios cercanos "como Las Merindades de Castilla" frente a la idea de extender la guerra por el territorio enemigo. Pero el nuevo hombre fuerte, Bruno Villareal, entendía que eran una buena forma de reducir la presión sobre Vizcaya y Guipúzcoa. La operación se mantuvo en secreto hasta dos días antes de salir pero el general cristino Fernández de Córdova se enteró y dispuso sus fuerzas: Baldomero Espartero y Juan Tello.

Para las 03:00 horas del 27 de junio llegaban a la Colina que estaba a casi nueve leguas de Amurrio (5.572m equivalen a una legua castellana) que es una buena marca para un ejército si no fuese porque, en realidad, anduvieron unas once leguas para despistar y eludir a las unidades cristinas.

Movimientos de Tello, Gómez y Castañeda en los dos primeros días

Con ese mismo objetivo de despistar actuaron los generales Bruno Villarreal por Peñacerrada (Álava) y el brigadier Cástor Andéchaga por el Valle de Mena (Burgos), que buscaban atraer a las unidades de coronel Castañeda. Y engañaron a los liberales.

El brigadier Tello, jefe de la división de reserva se dirigía a Artieta (Valle de Mena) para apoyar a Castañeda pero, enterado de que Gómez se encontraba tras él, da aviso a Córdova y Espartero y desanda el camino desde Villasana hacia Villasante de Montija para enfrentarse al "Ejército Real de la derecha". Son las ocho de la mañana del 27.

Poco después tienen "contacto visual" los dos bandos. Gómez seguro que maldijo las cuatro horas de descanso dadas en las Ventas de Quintanilla. Tello, a su vez, se afianzaba en Baranda, a tiro y medio de fusil. ¿Cuánto es eso? Pues unos 500 metros.

Caballería Liberal

Los isabelinos son más -Gómez informará de que unos 4.500-, están en mejor posición (Tello en Baranda y Albuín en Villasante) y bloquean el paso de los carlistas. No hay alternativa. Pronto empezará el fuego de guerrillas.

Pero al mariscal de campo Gómez se le suma otro problema: el coronel Castañeda no ha sido atacado por Cástor Andéchaga -tenía solo un batallón y sin caballería- y se ha replegado a las diez de la mañana del 27 hacia Villasante de Montija. Cuando llega descubre a las columnas separadas por el Trueba con Tello asentado en un bosque a su derecha y sufriendo los ataques de Gómez.

Uniforme regimiento provincial

Los liberales disponían, en esos momentos, de los regimientos "Castilla" y "Reina", los provinciales de Tuy, Betanzos y Granada y 126 jinetes a las órdenes del brigadier Albuín, "el manco". Quizá por eso Castañeda creyó fácil dar un golpe que desarbolase a los carlistas. Cruzó el río con un batallón y fue desalojando a Gómez de sus posiciones. Lamentablemente se rehicieron e hirieron de gravedad a Castañeda que hubo de retirarse. Morirá a primeros de julio.

Tras cuatro horas de combate (12:30 h aprox.) los carlistas se repliegan y su estado mayor mantiene una reunión hasta las tres de la tarde, poco más o menos, decidiendo volver a la carga.


En palabras de José María Delgado, el cronista de la expedición del general Gómez:

“Jamás ejército alguno se vio más comprometido que el nuestro; la posición era crítica: si seguíamos, un enemigo muy superior en fuerzas, y descansado, nos aguardaba en posiciones ventajosísimas, tomadas a su gusto; si retrocedíamos la presencia de este era consiguiente, y además ¿quién nos aseguraba que el enemigo no hubiese tomado los formidables pasos de las peñas, como sucedió? En tal apuro, el general, consultando a su arrojo y decisión, tomó el partido de los valientes.”

Tello (rojo) toma posiciones en tormo a Baranda, "El Manco" en
Villasante (Amarillo) y Gómez (Azul). En esta recreación propia
represento la segunda fase de la batalla. (1) despliegue caballería
carlista. (2) Ataque de Albuín, desplazamiento de las fuerzas de
Tello y repliegue carlista. (3) Toma carlista de la loma.
(4) contraataque de los liberales y rebase del Trueba.
(5) Desbandada liberal

Distribuidas las tropas se inició el ataque con un cañonazo. Gómez envía a sus jinetes, en un amplio giro en forma de C, a trabarse con la caballería de "El Manco" (en Villasante de Montija) pero de forma que el brigadier Tello lo observe y le impulse a actuar. Y, entonces, Tello realiza un movimiento que, muy generosamente, solo se puede definir como estúpido. Decide abandonar la posición en el bosquecillo que apoyaba su derecha lo que aprovechó Gómez que colocó allí dos de sus batallones. Dominaba ahora el llano entre Baranda y el río.

Tello, viendo su error, envió tres compañías del regimiento "Castilla" a recuperarlo a la bayoneta al mando del comandante Boquelli. Fracasaron pese a que fueron luego secundados por el provincial de Betanzos, según Tello, "Reina".

Y no era para menos. Los carlistas, al abrigo de esa posición regalada, iban atravesando el río y desplegándose. No les frenaba ni los envites de la caballería de Albuín cuyas cargas (¡hasta tres!) se estrellaban ante un muro de fusilería.

Estimación zona combate a nivel

Cundieron los nervios entre los constitucionales y eso degeneró en desorden y confusión. Tello escapó hacia Santander con 1.200 soldados, otro grupo hacia Espinosa de los Monteros y la caballería hacia Soncillo aunque luego huyó a Reinosa. Solo Boquelli, con las tres compañías del "Castilla", organizó la retirada del mayor grupo hacia Villarcayo. Llegaron a la capital de Las Merindades, entre útiles y heridos, unos 1.100 soldados. Pero los carlistas también recibieron. Gómez se dolía de la perdida de los comandantes Juan Antonio de Montoya del 2 de "Castilla" y Manuel Caño del 6.

A estas horas Espartero, que ha recibido ya el mensaje de Tello, ha salido de Vitoria con la tercera división del Ejército del Norte -seis batallones, dos escuadrones de húsares y la brigada de reserva- hacia el valle de Losa. Unos 6.000 infantes y 350 jinetes.

La falta de munición y la bisoñez de las tropas fueron las escusas argüidas por los  responsables del desastre. Que lo fue. Los liberales perdieron algo más de 600 hombres entre muertos y heridos y les hicieron 667 prisioneros frente a 183 bajas carlistas. Gómez anotó, además, 600 fusiles, 14 cajas de guerra, acémilas y caballos.


El libro, de 1846, "Galería militar contemporánea: Colección de biografías y retratos de los generales  en los ejércitos liberal y carlista durante la última guerra civil: con una descripción de las campañas del Norte y Cataluña" (Tomo II) dice:

“Muy poco tardaron en avistarse unos y otros en los campos de Rivero y Villasante; y muy poco tardaron en trabar batalla. Pero la suerte mostróse desesperada e infausta para los de la Reina, quienes a pesar de contar casi el doble de fuerza que la de los carlistas, y de llevar al frente de caballería al valiente y tantas veces acreditado coronel Albuín (a) El Manco, fue de todo punto infructuosa… al cabo de once horas de incesante fuego, agotadas las municiones, hubieron de ceder el campo y la palma de la victoria a los carlistas acaudillados por Gómez”.

Ante la magnitud de la victoria Gómez designa a Andéchaga como responsable de las bajas y los prisioneros. Para ganar tiempo los envió hacia Cástor con una breve escolta. El "Ejército real de la Derecha" pasará la noche acantonado en Quisicedo, Tabliega, la Colina y Larrivas y la mañana del 28 de junio parten a San Martín. Descansan y avanzan hasta Soncillo donde llegan el 29 a las 10:00 horas. Llevan 24 horas son comer.

Poco antes habían huido de ese pueblo 200 soldados liberales que fueron perseguidos por el brigadier Santiago Villalobos que les hizo 40 prisioneros. El resto llegó a Reinosa.

Vista del área de combate desde la recta de Baranda

Gómez se entera este día que Espartero se le acerca a marchas forzadas por lo cual detrae tropas de sus unidades para crear un batallón de prisioneros al mando del comandante José María Delgado.

¿Espartero? ¡¡¿¿Y Cástor Andéchaga??!! Volvamos un poquito atrás en el tiempo. Un par de días. Tenemos a Espartero avanzando hacia el valle de Losa pero la época del año le juega una mala pasada y el excesivo calor le obliga a pararse hasta la caída del sol de ese 27 de junio. Justo durante el combate entre Tello y Gómez sus tropas sestean. Esa noche se acantonarán en Armiñón, Rivavellosa y Comunión (Álava, zona de Valdegovía). Espartero, carente de noticias, se adelanta a Puente Larrá donde el comandante de armas de Medina de Pomar le pone al día.

Forzando la marcha llega el 28 a Venta de Mambliga, Losa a 7 leguas de Armiñón, y el 29 le amanecerá en Quincoces de Yuso poco después de que dos batallones carlistas al mando de Cástor Andéchaga hayan salido a uña de caballo. Esta unidad carlista ha subido la peña de Orduña para cumplir la orden de Gómez respecto de los prisioneros. Dada la situación los abandona en manos de los liberales.

Las primeras luces del día 30 de junio iluminan a Gómez en los Carabeos, ya fuera de Las Merindades, tras una marcha agotadora.

"Esta jornada fue de las más penosas que ha tenido la división, porque pasamos el Ebro de noche, por unos desfiladeros que solamente uno a uno podíamos bajar, y en algunas ocasiones casi arrastrando" (José María Delgado).

Espartero seguía en sus trece y pasa el día 1 de julio por Reinosa y el 2 llega a Salinas de Pisuerga donde se pone en comunicación con José Manso y Solá, Capitán General de Castilla la Vieja para coordinar las operaciones contra Gómez. No le alcanzaron. A Gómez.

Ya pero, ¿Y Cástor? Pues el misterio nos lo resuelve la siguiente nota de prensa reflejada en "El guardián nacional" del 18 de julio de 1836:



La cosa no acabó aquí sino que, aunque a la prensa se dijo que las fuerzas de Tello eran insuficientes, se procedió a un consejo de guerra a Tello y Albuín por esta acción del que salieron absueltos.

Quizá se debió a lo convincente que resultó en su declaración el brigadier Tello, o a sus contactos en las altas esferas, o a Espartero, o...



Anejos:

José Manso y Solá: Nace en Borreda (Barcelona) en 1785 y muere en Madrid en 1863. Al comienzo de la guerra de la Independencia era molinero pero lo deja para incorporarse al destacamento que se organizaba en su pueblo natal donde le nombran teniente. A causa del alto número de bajas durante la defensa de Rosas se le trata de procesar pero le protegió el general Blake. Fue uno de los guerrilleros más populares en Cataluña durante le contienda y, quizá por eso, el nacionalismo catalán se "ha fijado" en su biografía. En 1809 ascendió a capitán y a teniente coronel. Sirvió a las órdenes del marqués de Campo Verde, el barón de Eroles y el general Lacy que le da el mando de una división en 1811. Al terminar la guerra se le concede el grado de Brigadier y tres cruces de San Fernando. Alcanzó el grado de teniente general. En la primera guerra carlista fue cristino. Capitán General de Castilla la Vieja y de Galicia fue sustituido por Valdés debido a su poca efectividad. El 28 de febrero de 1845 se le concedió el título de Conde de Llobregat.


José Pimentel y Lemos de Montenegro: (1786-1838) Inició carrera militar como capitán agregado en el regimiento de "Milicias de Pontevedra", durante el trienio liberal actuó con las milicias realistas siendo por ello recompensado tras la victoria. Carlista. Participó en numerosas acciones falleciendo en la Acción de Arceniega.


Bibliografía:

"LA RELEVANCIA DE LA ACCIÓN DE VARGAS -NOVIEMBRE DE 1833- EN LA PRIMERA GUERRA CARLISTA: DEL MITO AL HECHO". Carlos VECI LAVÍN y Javier MARTÍNEZ SELLERS
"Las expediciones carlistas en un inédito del general Zaratiegui". Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
Revista de historia militar Nº 2 (1958)
"La expedición del general Gómez". Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
Periódico "El guardián nacional"
"Batallas en Las Merindades". Felipe González López y Aitor Lizarazu Pérez.

Dedicamos esta entrada a Jesús Serrano de Bilbogames.



lunes, 11 de mayo de 2015

Valdegovía: "Merindades en Álava". Epílogo

En la anterior entrada escribíamos sobre la evolución histórica del valle de Valdegovía y mostrábamos su adscripción cultural. Su desvinculación de Las Merindades, y de la provincia de Burgos, consta de tres momentos bien diferenciados:

  • Desde la perspectiva contributiva se desligó a finales de la Edad Media, con alguna aclaración posterior.
  • Desde el punto de vista judicial permanecerá unido a las Merindades de Castilla Vieja a través de un nexo articulado a través de la Junta General de las Merindades, bajo la presidencia del Corregidor, hasta la supresión de la Junta General durante el Antiguo Régimen.
  • Por la reorganización administrativa postulada por las Cortes de Cádiz y posteriores leyes que lo completan, Valdegovía pasó a depender exclusivamente de la provincia de Álava.


La documentación nos muestra la constante voluntad por parte de Valdegovía de ser Álava. A través de ella constatamos que, si bien los presupuestos para integrarse en la Provincia de Álava del Valle de Valdegovía son evidentes, quedaban sin especificar y evidenciar muchos aspectos económicos —gastos de guerra— e institucionales —orden público y represión penal— y estas deficiencias jurisdiccionales y carencias administrativas van a provocar una serie de intervenciones regias que se prolongarían hasta el siglo XVIII.

Escudo de Valdegovía

Recordemos que la villa de Salinas de Añana entró a formar parte de la provincia de Álava el 17 de febrero de 1460, constituyéndose en una de sus hermandades y sujetándose a su legislación especial. No formará parte de la Cofradía de Arriaga, pero sí de la Hermandad General de Álava de finales del siglo XIII, y a finales del XIV, en concreto el año 1391, se advertía a los recaudadores del obispado de Burgos que el encargado de Las Merindades de Castilla Vieja no acudiese a tierras de Salinas.

Hasta comienzos del siglo XVI el valle de Valdegovía pagaba a la Hacienda Real junto con los valles de Miranda, y su anexión fiscal a Álava será un proceso lento, parcial y discutido.

Ya durante el siglo XV, con la muerte de Pedro I en 1369 y el predominio de los Trastámara, va a ser el linaje de los Velasco el verdadero protagonista y también ostentarán el título de señores de Valdegovía, pues los Velasco eran merinos de dicho valle por concesión de Enrique III y van a ser quienes ejerzan la función de merinos mayores del valle en numerosas ocasiones, si bien no debió encontrarse a gusto bajo su gobierno, como lo sugiere un documento del año 1419.

Pero debemos reconocer que la estirpe de los Velasco será otro de los lazos —económico e institucional— que mantendrá unido el valle de Valdegovía a la provincia de Burgos, y más concretamente con las denominadas "tierras de Condestable". Incluso mucho después, cuando Valdegovía entre a formar parte definitivamente de la Álava nuclear, la parcela de san Zadornil con Valpuesta se integrará en la lejana Bureba, y a través de ella en la provincia de Burgos, en la que aún sigue como emblema y figura de una anterior pertenencia de toda Valdegovía a Castilla.

Valdegovía y su entorno natural

El siglo XV será decisivo aunque cuando se forma la Hermandad de Álava el Valle de Valdegovía queda excluido pero pronto experimentará un acercamiento; por ello, a mediados del siglo XV, el monarca Juan II de Castilla intenta crear otra hermandad regional con Vizcaya, Valmaseda, Mena, Valdegovía, Losa, valle de Angulo, Frías, Miranda, Orduña y las catorce hermandades de Álava con Santo Domingo de la Calzada, aunque este proyecto nunca llegó a plasmarse.

Precisamente por el hecho de formar parte de la Hermandad de Álava contra los malhechores, los habitantes del Valle de Valdegovía empezaron a contribuir con los de Álava en los gastos de la Hermandad, y es entonces cuando surgieron las pretensiones de incluirse de hecho en la provincia. Con este motivo se inició el pleito ante la Contaduría mayor de Hacienda, pidiendo que "en adelante la dicha tierra de Valdegovía anduviere con la dicha Hermandad de Álava y no con la provincia de Burgos". Los Reyes Católicos, haciéndose eco de las razones alegadas por los valdeguñeses, el 2 de junio de 1503 extendieron una carta real en la que incorporaban oficialmente el Valle a efectos fiscales con la provincia y hermandad de Álava, pero la lenta burocracia no anotará el cambio y seguirá incluyéndolo en Burgos.

Valdegovía (Cortesía de ElliodeAbi.com)

Entretanto se resolvía el asunto, habían transcurrido dos años (1503-1504) sin que el Valle de Valdegovía hubiese satisfecho el tributo señalado, ni en una provincia, ni en otra. Entonces se expidió una disposición ordenando que abonase las cantidades atrasadas a Juan de Porres, Tesorero de Vizcaya.

La cuestión que subyacía a principios del siglo XVI y que seguía presente en 1510 era la adscripción político-territorial del valle a Álava. Así el 25 de marzo de 1510 llegó a Burgos Pedro Díaz de Montoya, vecino de Tuesta, quien acudía en representación de todos los vecinos del Valle de Valdegovía para protestar ante el Corregidor de la ciudad, Pedro de Mendoza, por haber recibido el Valle otro aviso de receptoría en la que nuevamente se le incluía en la provincia de Burgos en el reparto de la contribución. El Corregidor reconoció las quejas expuestas por Montoya, acatando plenamente la carta de los Reyes Católicos, al tiempo que ordenaba al alcalde mayor de Burgos que no efectuara repartimiento en el Valle de Valdegovía, tratando de zanjar definitivamente la cuestión contributiva: "No ha de pagar en esta Provincia, salvo en la provincia de Álava, porque la dicha Merindad es la de la Provincia de Álava", pero como el aviso de receptoría estaba despachado en nombre de la Reina, lo remitió al Consejo Real.

Juana I de Castilla y Aragón. Tabla del siglo XV
Madrigal de las Altas Torres. Convento de Sta. Mª de Gracia. 

La reina doña Juana de Castilla confirmaba en 1512 el privilegio de sus padres, al mismo tiempo que ordenaba al alcalde mayor de Burgos que no hiciera repartimiento en los valles de Valdegovía y Valderejo "porque la dicha Merindad es de la provincia de Álava".

La documentación trasluce la dependencia judicial del Valle de Valdegovía respecto de las Merindades de Castilla Vieja, al menos hasta el siglo XVIII, aunque los nexos ya eran muy frágiles los viejos pliegos sugieren dicha dependencia. En 1564 se ordenaba al alcalde mayor del Adelantamiento de Burgos que no conociera en las apelaciones de Valdegovía de Suso y Yuso, sino que las remitiera al corregidor de las Merindades de Castilla Vieja con sede en Villarcayo. Al año siguiente era el propio Valle el que ganaba una ejecutoria en la que se ordenaba que todas las causas civiles que fueran apeladas ante el juzgado de las Merindades de Castilla Vieja en Villarcayo las conociera el corregidor del valle. El Corregidor de las siete Merindades visitaba cada tres años dicho Valle al objeto de tomar la residencia y determinar las responsabilidades en que hubieran podido incurrir los Procuradores y Regidores, una vez abandonado el cargo, tal como lo estipulan los Capítulos para Corregidores de 1500.

Esta situaciones de "tensión competencial" eran normales dada la extensión de la jurisdicción de Las Merindades de Castilla Vieja y de las colindantes con ellas. Era una necesidad delimitar, en todo momento y a efectos administrativos, esos ámbitos puesto que dichos territorios se componían de gran número de lugares y villas; por ello era necesario realizar los apeos con las jurisdicciones extrañas por la propia y mutua convivencia. Consta que en junio de 1567 el Licenciado Rueda, Alcalde Mayor de las Siete Merindades y del Valle de Valdegovía, practicó apeos en varios lugares.


Ahora bien, la concesión de un privilegio real otorgado por el rey Felipe IV en 1631 eximiría al Valle de Valdegovía de acudir al corregimiento de las Merindades de Castilla Vieja en primera instancia y de ser residenciada, de manera que los alcaldes del Valle celebrarían en adelante su audiencia en Villanueva todos los martes, mientras que las apelaciones debían ser presentadas ante el Corregimiento de las siete Merindades de Villarcayo, aunque la práctica de la segunda instancia cayó en desuso a finales del siglo XVIII, de manera que esto explica que hasta esa fecha se siguiera hablando de "alcaldes y justicias mayores de las Siete Merindades de Castilla Vieja y tierras de Valdegovía".

Gestiones de Rodrigo de Varona, señor del Valle de Valdegovía, ante la Diputación de Álava al objeto de apartarse de la jurisdicción del Corregimiento de las Siete Merindades de Castilla Vieja dieron resultados positivos, pues el Diputado General de Álava convocó Junta General y en ella se acordó admitir al Valle de Valdegovía en el Cuerpo de Procuraduría. A partir de entonces el Valle de Valdegovía ostentó el título de Valle Real de la Provincia de Álava, poniendo su horca donde termina el Valle por el poniente y el rollo jurisdiccional en medio del lugar de Villanañe.

La jurisdicción del Corregimiento de las siete Merindades de Castilla Vieja en el Valle de Valdegovía terminó en 1730.

Zenón de Somodevilla y Bengoechea. Marqués de la Ensenada

En el Catastro de Ensenada no consta ninguna relación del valle con Burgos, pero a comienzos del siglo XIX al efectuarse las primeras divisiones (prefecturas de 1810 y provincial de 1820), entonces no sólo se confirma su pertenencia a Álava, sino que ocurrirá el hecho paradójico de que las tierras más antiguamente vinculadas a Valdegovía, como Losa, Tobalina, Tierra de Miranda, etc. pasaron a formar parte, momentáneamente, de la provincia de Álava.

Los vaivenes provinciales del siglo XIX afectarán a esta zona ya desde la Constitución de Cádiz. Estas Cortes establecían en el art. 11: "Se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la nación lo permitan". Durante el trienio liberal (1820-1823), se insistió en el tema pero en la ley del 4 de marzo de 1821 no aparece ninguna mención a la inclusión del Valle de Valdegovía en la Provincia de Burgos.

En 1833 se fijaron los límites provinciales actuales en función de criterios conservadores respecto a la historia de las diferentes comarcas. De la provincia de Álava de 1822 vuelven a Burgos en 1833 todos los pueblos situados en la orilla izquierda del río Gerea o Losa; al sur del Ebro también habían sido atribuidos a Álava en 1822 todos los lugares al norte de los montes Obarenes desde el este de Cillaperlata hasta la localidad de Obarenes y Pancorbo, localidades que quedaban en Burgos. Por lo que respecta a la Jurisdicción de San Zadornil, en el Valle de Valdegovía, fue la única entidad administrativa que retornó de nuevo a la Provincia de Burgos.


Bibliografía:

"El Valle de Valdegovía. Diez siglos de transición. De origen castellano a su incorporación administrativa a Álava". Rafael Sánchez Domingo, Profesor Titular de Historia del Derecho (Universidad de Burgos)


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lunes, 4 de mayo de 2015

Valdegovía: "Merindades en Álava": Prolegómenos


Cuando miramos el mapa de Las Merindades nos encontramos con dos salientes en el extremo derecho del mismo que circundan un valle que pertenece a Álava -provincia, por cierto, llena de requiebros en su contorno-. ¿Y si les dijera que ese valle fue parte de Las Merindades? ¿Quieren saber cómo ocurrió el cambio?


Valpuesta (marcado por Google) y su entorno: Valdegovía y Losa

Conocemos el avance repoblador cristiano que ascendió por Mena y giró hacia Losa y Valdegovía (obispo Juan de Valpuesta, año 804). La muerte de Alfonso I de Aragón y Pamplona (1073-1134), llamado "El Batallador", desintegró su reino aragonés-navarro-castellano. Entonces Alfonso VII de León fue rescatando las zonas desmembradas de sus reino. Inició el asalto por La Rioja mientras Álava permanecía en poder del rey de Pamplona, pero no toda Álava era dominada por Pamplona, puesto que la ribera izquierda del Ebro, junto con el Valle de Valdegovía, Cárcamo, Espejo y el término de Miranda por el Zadorra hasta Armiñón y de esta villa hacia Salinas de Añana continuaba en Castilla.

Centrándonos en Valdegovía, en el siglo X constituía una demarcación, como los Valles de Losa y Mena. La existencia de demarcaciones sin auténtico centro constituye una interpretación que puede ser aplicada al conjunto de los territorios de la más primitiva Castella Vetula.

Alfonso I de Aragón  (Pradilla 1879)


A comienzos del siglo XIV ocupaba el cargo de Adelantado Mayor de Castilla Juan Sánchez de Velasco, mientras que el uno de septiembre de 1348 el rey donó a Juan Fernández de Velasco el oficio de Merino Mayor de Castilla, privilegio que confirmarían los sucesivos monarcas. Poco después Juan I ordenaba que Castilla Vieja no tuviera más Merinos que los nombrados por los Velasco, de manera que se desgajará del Adelantamiento una de sus Merindades Menores más extensas que agrupaba todo el sector noreste de las tierras de Burgos, Álava, Santander y Logroño.

La segunda mitad del siglo XIV va a significar en las tierras vascas el punto álgido de las luchas y rivalidades banderizas de los parientes mayores. El orden interior y la seguridad tanto de las personas como de los bienes se convirtió en un grave problema. La reacción vendría del poder público del rey como de las villas, y fruto del esfuerzo común de ambas fuerzas será el nacimiento de las Hermandades de Álava y Guipúzcoa, así como el reforzamiento de las competencias penales de las Juntas de las Encartaciones y de Vizcaya.



Las noticias acerca de la Hermandad de Álava con aspiraciones provinciales arranca de la época en que Juan II era menor de edad (1417). El 6 de febrero de ese año una Real Cédula otorgada por la reina madre Doña Catalina narra cómo la iniciativa de formar una Hermandad y dotarla de unas ordenanzas que aseguraran su funcionamiento nace de tres villas: Vitoria, Treviño y Salvatierra. La causa que las impulsaba eran razones de orden público debido a la necesidad de poner freno a los crímenes y violencias que se venían cometiendo. El contenido de la Cédula Real concretaba que en las villas, tierras y comarcas se habían cometido y perpetrado graves delitos, nocturnos y diurnos, robando bienes y viandas de poblados y matando sin razón a gente. Esta Hermandad, así como sus capítulos, ordenanzas o reglamento se enviaron al Rey en febrero de 1417 para su aprobación. En ellos se contenían atribuciones y facultades jurisdiccionales tanto procesales como penales.

Pero estas tres villas aspiraban a dar un alcance comarcal a su hermandad. El ámbito territorial abarcaba el elenco de comunidades locales alavesas que fueron requeridas para su integración. El monarca no ordenó el ingreso en la hermandad con ninguna amenaza pecuniaria para los desobedientes, sino que se limitó a negarles los auxilios y la protección de la proyectada Hermandad. Por ello no resulta atípico que la nueva hermandad no lograra reunir en su seno a todas las villas y hermandades menores a las que se transmitió el mandato regio. Lo más probable es que esta primera hermandad de 1417 no fructificara, puesto que no se la menciona hasta que Enrique IV, en 1458, constituye la Hermandad de nuevo.

Escudo de Álava


Tampoco desaparecieron inmediatamente las luchas banderizas, pues la Crónica de Juan II nos informa que en el año 1441 se formaron algunos bandos, de gente popular, por causa del conde de Castañeda y de Íñigo López de Mendoza, enfrentados entre sí, bandos a los que denomina Hermandades. Estas Hermandades populares nada tienen que ver con la hermandad de las villas y tierras alavesas.

A la vez funcionaban otras Hermandades menores locales que no hay que confundir con la Hermandad provincial de villas y lugares. A estas Hermandades menores se dirigió en varias ocasiones el monarca Juan II, al objeto de que constituyeran una Hermandad regional que abarcara Guipúzcoa, Vizcaya, Santander, Álava, el norte de Burgos y una extensa zona de la Rioja:

"...mis cibdades e villas e lugares del mi condado e Sennorio de Vizcaya, con las Encartaciones e de la mi Provincia e Tierra e merindad de Guipuzcoa e de las hermandades de la dicha tierra e de las cibdades de Bitoria e Orduña con las quatorce hermandades e tierra de Álava, e de las villas de Valmaseda e tierra de Mena con la dicha tierra de las Encartaciones e de la mi cibdad de Frias e de las villas de Miranda e Pancorbo e de la cibdad de Santo Domingo de la Calzada e de la merindad de Trasmiera e de las villas de Santander e de Sant Vicente de la Barquera e del valle de Valdegobia et tierra de Loza e Val de Hangulo e de la villa de Laredo".

Durante la Edad Media los pueblos del Valle de Valdegovía formaban parte de la Merindad de Castilla Vieja, tal como consta en el Libro Becerro de las Behetrías redactado en el siglo XIV, de lo que se infiere que era realengo. Igualmente, los cartularios de San Millán y de Valpuesta muestran la conformidad geográfico-política con los Valles de Losa y Tobalina. La primera noticia de la que tenemos constancia sobre la pertenencia del valle de Valdegovía a las siete Merindades de Castilla Vieja se remonta al año 1269, donde se cita la "merindad de Castilla Vieja et de Valdegouia".



Entre los pueblos alaveses que pagaban "Reja" a San Millán quedaban excluidos los de Valdegovía, sencillamente porque no pertenecían a Álava, y cuando hacia el año 1143 se redactan los falsos "Votos de San Millán" pagarán regiones claramente delimitadas como el río Omencillo, San Saturio y Lantarón que parece que nada tienen que ver con el resto de los lugares alaveses en él mencionados. Esta especie zona de nadie se confirmará con el fuero de Cerezo de Río Tirón, en el que se incluye casi todo el sector sur de Valdegovía.

Una nueva pista sobre la situación del valle a estudio lo refleja el Fuero de Miranda de Ebro (1099) cuyo precepto trigésimo tercero regula la competencia judicial y el procedimiento a seguir con los vecinos de las regiones limítrofes. Cita diferenciados los lugares de Álava, Losa y Valdegovía.

Los pueblos de Valdegovía comenzaron a relacionarse con la Hermandad de Álava debido a la existencia de malhechores, surgiendo posteriormente las pretensiones de considerarse incluidos en la provincia y Hermandades de Álava y no con la de Burgos. El plano político, cultural, religioso y administrativo, durante la Edad Media, el Valle siguió los mismos derroteros que las siete Merindades de Castilla Vieja. Sus pueblos se regían por sus concejos y las competencias referidas al bien común eran tratadas por los regidores de cada pueblo, reunidos en Junta de Hermandad.

Ejemplo Becerro de Behetrías: Acevedo


Eclesiásticamente perteneció a la diócesis de Valpuesta pasando luego a Burgos y quedando en Calahorra según lo dispuesto en la Concordia de 1229 entre el obispo de Burgos, Don Mauricio, y el Obispo de Calahorra, Don Juan, junto a los de Vitoria, Villanueva Guinea, Cárcamo, Fresneda y Osma.

La procedencia y el estatuto jurídico de los pobladores de la zona la vemos en los fueros de los que disfrutaron varios de los pueblos del valle, como Salinas de Añana, donde se observa que estos no se funden en un único e idéntico régimen legal a pesar de su comunidad vecinal. El fuero enumera en primer lugar a los pobladores de señorío abadengo. Se trata de los tres monasterios castellanos con temprana y fuerte participación en las salinas: San Salvador de Oña, San Millán de la Cogolla y Santo Domingo de Silos. Los hombres de estos tres abadengos continuarán sometidos a la potestad señorial de sus respectivos abades, aunque disfrutarán de los privilegios otorgados en el fuero. El resto de los pobladores quedan sometidos en todo a la potestad señorial del rey.

El fuero de Salinas no contemplaba la posibilidad de un infanzón entre sus pobladores, ni la de collazos o labradores solariegos procedentes de las tierras de los infanzones y caballeros de Álava, o de otra comarca. Tampoco organizaba a los pobladores en un concejo autónomo, ni les otorgaba privilegios administrativos o de autogobierno.

Juan II de Castilla (Cartuja de Miraflores)


Una cosa buena de los fueros es que fijan los límites de los alfoces. Lo malo es que los límites del valle sufrieron alteraciones: en algún momento de la baja Edad Media el Valle de Valdegovía estuvo incluido en el condado castellano de Lantarón; y cuando las fronteras entre Castilla y Navarra adquieren cierta estabilidad Alfonso VIII emprendió una profunda reforma administrativa en Castilla, poniendo mucho empeño en revitalizar la cuenca del Alto Ebro castigada por las guerras por lo que transformará los antiguos alfoces en merindades, asignándoles un carácter administrativo y judicial, más que militar, renovación que tiene lugar en el tránsito de los siglos XII al XIII y de la que se beneficiará el Valle de Valdegovía.

La información que nos proporciona el Libro Becerro de las Behetrías permite realizar aportaciones de interés respecto a la historia política, social, económica e institucional. Así el profesor Ángel FerrariNúñez sitúa la Castilla Montuosa en la zona de Villarcayo, Sedano, Briviesca y Miranda, incluyendo los ayuntamientos de Salinas de Añana, Valdegovía y Arciniega, así como otros lugares que pertenecían a la vieja Merindad, desconociéndose si se adscribían a las modernas Juntas Generales.

Otra de las líneas de unión con Las Merindades es la presencia, en el valle de Valdegovía, de pueblos y heredades de solariego ligados al linaje de los Velasco y de los Salazar: Pedro Fernández de Velasco recibió la de Quintanilla; El Señorío de los Salazar se encontraba afincado en Nograro, donde tenían uno de sus centros de poder (el otro se encontraba en La Cerca, en el Valle de Losa).



El hecho de que Valdegovía figurase en las Ordenanzas de Ribabellosa datadas el 11 de octubre de 1463 no implica que el valle perteneciese administrativamente a Álava en esta fecha. Igualmente formaban parte de la Hermandad de Miranda Pancorbo y Orduña, villas que nunca pertenecieron a la hermandad de Álava. Esto se debe a una razón de interés común, como era la consecución del orden y la persecución de malhechores, lo que implicó la unión de varias villas para evitar intranquilidades, sin participar de los privilegios y franquicias que pudieran tener las villas hermanadas, limitándose los Cuadernos de Ordenanzas a evitar y perseguir en los pueblos las muertes, robos y otras atrocidades que arrastraba la carencia de gobierno.

A finales del siglo XVI aparecen en el Valle de Valdegovía administrando justicia los Alcaldes Mayores. La influencia del linaje de los Velasco no llegó a impedir el gobierno de los Alcaldes Mayores, ya que los límites jurisdiccionales no estaban totalmente delimitados y estos oficiales se denominaban "Alcalde y Justicia Mayor de las siete Merindades y tierras de Valdegovía".

La jurisdicción de sus Alcaldes se extendía a conocer todos los negocios civiles y de las causas criminales, pudiendo apelar los vecinos del Valle de Valdegovía los autos y sentencias de sus Alcaldes ante el Alcalde Mayor de las Merindades de Castilla Vieja, y este podía mandar traer los autos "con lo anejo y pendiente", tal como consta en ejecutoria.




El Doctor Mendizábal, Oidor de la Chancillería de Valladolid, fue comisionado en 1559 por Felipe II, a la muerte del IV Condestable de Castilla, Pedro Fernández de Velasco, para detraer de esta familia la jurisdicción de las siete Merindades de Castilla Vieja, debido a los abusos que dicho linaje cometía, principalmente en lo referente al cobro de portazgo y alcabalas. Dicho Oidor, a través de ejecutoria dada en Madrid el 29 de septiembre de 1564, ordenaba al Adelantado y su Alcalde Mayor se abstuvieran de conocer las apelaciones de la villa de Mijangos y del Valle de Valdegovía, "que pertenecían al Corregidor de Castilla Vieja". Igualmente firmaba otra ejecutoria, dada en Medina de Pomar el 5 de diciembre de 1565, por la que se ordenaba al Valle de Valdegovía que las apelaciones del juzgado fuesen a dichos Corregidores.

La competencia jurisdiccional del Corregimiento de las Siete Merindades de Castilla Vieja englobaba el territorio de estas y ello motivó no pocas fricciones, así como peticiones de inhibición de justicia con varias jurisdicciones colindantes, como la de los Velasco en Medina de Pomar. En lo civil y en lo penal, el Corregidor de las siete Merindades era juez de primera instancia. Su labor judicial la efectuaba en la Audiencia y Juzgado de las Merindades, situada en Villarcayo y, si no ostentaba la condición de jurista, este cometido lo efectuaban los Tenientes. De sus sentencias conocían en apelación o alzada los Regidores del lugar.

Continuamos la próxima semana.


Bibliografía:

"El Valle de Valdegovía. Diez siglos de transición. De origen castellano a su incorporación administrativa a Álava". Rafael Sánchez Domingo, Profesor Titular de Historia del Derecho (Universidad de Burgos)