Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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viernes, 7 de agosto de 2015

El corrupto oidor menés.

El protagonista de la aventura de hoy es un menés hijo de Pedro Ortiz de San Vicente y de Inés López de Matienzo. Por tanto, sobrino de otro menés del que tendremos que hablar cuando haya ocasión, que se llamó Sancho Ortiz de Matienzo.

Nuestro sujeto es el licenciado Juan Ortiz de Matienzo que nacería hacia 1480 y murió en 1536. Se casó con Beatriz de Cisneros y Reinoso y tuvo una hija legítima llamada Juana Ortiz de Matienzo. Su suegro, Hernando de Cisneros, fue capitán del Ejército y protegido del duque de Benavente. Su cuñado Pedro de Cisneros, en 1535, fue recomendado por el rey ante el gobernador de El Perú. Otro cuñado suyo, Juan Cisneros de Reinoso, fue corregidor de Otavalo (Perú) en 1569. Lo digo solo para ponerle en su entorno.

El paso de Cortés (Augusto ferrer-Dalmau)

Se embarcó para las indias en 1512, con unos 32 años, para incorporarse al puesto de juez de apelación y oidor en la primera audiencia creada en América: la de Santo Domingo que estuvo integrada por los oidores Lucas Vázquez Ayllón, Marcelo Villalobos y nuestro Juan Ortiz de Matienzo. Era un buen trabajo porque junto al poder delegado de la Corona se realizaban lucrativos negocios privados.

Marcelo Villalobos se buscó un negocio de pesca de perlas en la isla Margarita. Era zona de indios Caribes, gastó mucho en ello y murió antes de llevarla a cabo.

Juan estaba asociado a Pedro de Quejo, un traficante de esclavos, que aprovechaba la autorización de capturar indios "rebeldes" para hacerse con cualquier americano. Otros socios de este Pedro eran los Urrutia de Valmaseda. Para que vean como se actuaba, el tercer oidor, Lucas Vázquez Ayllón, tenía también su propio traficante. Y ambos, Juan y Lucas, chocaron en el "descubrimiento" de un territorio. La situación derivó en un viaje a la Península por parte de Ayllón quien, dada esta gente, barrió para sí y volvió con permiso de exploración y colonización del territorio en disputa -la futura Carolina del Sur- pero, como el lugar no era tan maravilloso, giró al sur y fundó la primera colonia de Norteamérica, San Miguel de Gualdape.


Aquello acabó como el rosario de la aurora y tras la muerte de 200 colonos y del oidor Ayllón, los supervivientes retornaron al cabo de tres meses. Nada raro.

Y... ¿El rey permitía todo esto sin más? Bueno, no creo que le gustase pero la misión que tenían estos tres oidores era cercenar el poder del Almirante Diego Colón. Claro que sus desmanes, los de Juan y compañía, provocaron un aluvión de quejas que la Corte no pudo ignorar. Llegaron unos frailes Jerónimos para corregir algunos problemas de los oidores. En especial el reparto de indios a las Encomiendas. Unos oidores que estaban suspendidos de sus oficios pero que el rey había ordenado que ejercieran sus cargos mientras llegaba un licenciado para tomarles residencia sobre las acusaciones existentes.

Los cuatro frailes jerónimos eran Luis de Figueroa, Bernardino de Manzanedo, Alonso Santo Domingo y Juan de Salvatierra. Este último acobardado por la situación retornó a la península. El poder regio envió al licenciado Alonso de Zuazo para asesorarles y hacer el juicio de residencia a los oidores. Pero en 1518 Zuazo cae en desgracia (defenestrado por enriquecerse con las encomiendas) y limitará la capacidad de actuación de los religiosos al tema de los indios... ¡Que tenían que consultar con los oidores! Se volvieron para Castilla. Zuazo fue juzgado por Rodrigo de Figueroa que caerá en el mismo delito.


En 1523 Juan Ortiz de Matienzo continuaba de oidor y se le autorizó a venir a Castilla, manteniéndole el salario. Ayllón tampoco estaba en su puesto porque estaba muriéndose en San Miguel de Gualdape y Villalobos ya lo estaba. Muerto, no en Castilla.

En 1527 obtiene licencia para llevar 16 esclavos negros a América.

Y finalmente se resuelve el asunto. Juan inauguraría, también, la Audiencia de México en 1528. Marcharía de Sevilla si pagaba 115 castellanos de oro a Hernán Vázquez de Toledo. Intentó evitarlo, claro. Juan pidió que abonasen los salarios pendientes pero para ello se deshizo de sus indios al saberse que había orden de no pagar los sueldos de los que tuviesen indios. Una forma de presionar para que los representantes públicos no se dedicasen a otras tareas. Había más cosas pendientes: Alonso Sánchez les reclama a los tres oidores 140 pesos de oro por la compra de una carabela y el Rey exigía que se atendiese la reclamación de Hernán Cortés por un navío que le habían quitado los tres oidores en 1525.


De los cuatro oidores que se trasladaron a México murieron dos al llegar. Junto a Juan, sobrevivió Diego Delgadillo (otro pieza). Ambos se sumaron al presidente Nuño Beltrán de Guzmán, gobernador de Pánuco desde ese 1528. ¿Misión? Anular a Hernán Cortés. Y abusar. Y ser corruptos. Por ejemplo, acapararon propiedades en diversas plazas de Nueva España que procedían de Cortés y que no debieron "pagar correctamente"; a demanda del pagador, esclavizaron indios hasta niveles tales que llegaron a despoblar zonas del virreinato (Pánuco)... Vicente Parra Palacio, cronista del siglo XIX, definió a Nuño (le apearemos el tratamiento) como "el aborrecible gobernador de Pánuco y quizá el hombre más perverso de cuantos habían pisado Nueva España" y para Bartolomé de las Casas era, simplemente, "un tirano". Con una hueste de 500 castellanos y 10.000 indios avanzó hacia el noroeste del territorio buscando oro y ampliando las fronteras del territorio.

Finalmente llegaron informes sobre esta situación a la Corte y el Rey ordenó destituir a toda la Audiencia Real de México, anular los repartimientos realizados por estos representantes de la corona y desplazar un agente a Pánuco para saber cuántos miles de esclavos habían sido herrados. Hasta aquí todo correcto pero el enviado fue ¡Matienzo! porque tenía menos cargos en contra que sus colegas. A pocos encomenderos se les quitó los indios.

Fray Juan de Zumárraga

Pero... ¡Con la iglesia toparon! Su bestia negra fue un franciscano, fray Juan de Zumárraga, defensor de los indios, que llegó para ser Obispo de México. Se enfrentó a esta triada y, en algún caso, cara a cara con Matienzo. Los tres miembros de la Audiencia escribieron un memorial al rey para sacudírselo. Les ayudaron algunos dominicos, enemigos tradicionales de los franciscanos.

El choque entre franciscanos y oidores se fue agudizando. En 1530 no había más que dos jueces, Delgadillo y Juan Ortiz de Matienzo que ejercía también de presidente -Guzmán andaba en campaña militar, probablemente huyendo de la quema-, pero eran suficientes para traer en jaque a toda la población. Unos clérigos, Cristóbal de Angulo, y Francisco García de Llerena, criado del ausente Cortés -en España-, huían de la persecución de los oidores, que trataban de ajusticiados por haber declarado a favor de Hernán en su juicio de residencia. Los perseguidos se acogieron "a sagrado" entrando en el convento de los franciscanos. Zumárraga los aceptó, pero inició una investigación judicial por si eran merecedores de castigo según la ley eclesiástica. Matienzo y Delgadillo asaltaron el recinto y se los llevaron presos.

Nuño Beltrán 

Al no atender a las reclamaciones del obispo, los excomulgó, y los oidores hicieron un escrito ante notario exponiendo las razones de su actuación, con argumentos que destilaban falsedad. Se ve que repetidas veces y de forma interesada solicitaron ser perdonados, pero sin hacerlo directamente ante el obispo. Delante del notario le dicen al fraile custodio del convento "que les dé la oportunidad de obtener descargo de la culpa que se dice que han cometido e que están dispuestos a cumplir la penitencia". El custodio responde, con diplomacia, que él no es competente porque el procedimiento se ejecutó antes de que asumiera su cargo, y que deberían tratado con fray Juan. Acto seguido, los oidores publicaron un bando general dando su versión de los hechos y difamando de mala manera al fraile custodio, atribuyéndole cosas que el notario no había recogido. Con respecto a su petición de perdón, dicen que el fraile no sólo no lo quiso dar, "mas antes, no mirando al hábito y la religión que tiene, dijo palabras deshonestas e desacatadas a Dios y a su Rey".

En 1530 el rey les destituye y nombra una nueva Audiencia presidida por Sebastián Ramírez de Villaescusa y con los oidores: Alonso Maldonado, Laínos de Toro, Vasco de Quiroga y Salmerón. Se encarceló a Matienzo y a Delgadillo. Nuño se mantuvo lejos de la capital, en Jalisco, pero con sus bienes embargados. Dos alcaldes, parientes de Delgadillo, murieron en la cárcel. Se les condenó al pago de 40.000 pesos de oro y remitidos a la Corte para juzgar el resto de cargos.


Hay un dato de 1531 que deja claro que la reacción última de los oidores fue utilizar la particular manera de "excomulgar" del fraile, como se deduce de que la reina Isabel (por ausencia de Carlos V) les escribió a los nuevos oidores para que "informen y hagan justicia en lo ocurrido entre fray Juan de Zumárraga, obispo de México, y los oidores de la Audiencia, licenciados Matienzo y Delgadillo (pues según el obispo) por no quererlos dar un proceso eclesiástico (el que tramitaba contra los dos fugitivos) le desterraron y desnaturalizaron de los reinos, le privaron de todas las temporalidades (bienes de clérigo) y de lo espiritual de los diezmos, y asimismo de la cárcel con cepo que tenía y del uso de su jurisdicción".

Ese mismo año el Rey manda a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla que informen si los oidores Matienzo y Delgadillo estaban enviando oro y joyas a nombre de otras personas. En 1532 le dan permiso a Juan para retornar a Castilla, pero debiendo dejar en México valores como fianza por el juicio de residencia. En Castilla apeló, obteniendo algunos "respiros". El destierro perpetuo quedó limitado a Indias. Se le absolvió del mal trato a los frailes y de la acusación de dejar enviar a nativos fuera de las Indias. La inhabilitación para cargo público la dejaron establecida hasta que Su Majestad dispusiera otra cosa. Otras condenas las suplieron por la pena que Matienzo ya había padecido de gasto, prisiones y trabajo durante más de tres años y medio que hablan pasado desde que se inició el juico de residencia. En 1533 le embargaron plata, perlas, joyas y otros bienes que había enviado a Castilla de contrabando.

Esta nueva sentencia se dictó en Dueñas, a 18 de setiembre de 1534. Presentó una nueva apelación, en la que solamente consiguió que no le redujeran el salario por el hecho de ser oidor y no tener indios (no sabemos cómo pero debió de justificar que no los tenía) Este último y definitivo documento está fechado en Madrid el día 27 de noviembre de 1535.


Al poco de fallecer Juan, en 1536, hay un pleito en Santo Domingo contra sus herederos sobre la cobranza de unos maravedís que estaban retenidos en las Cajas Reales.

De todas formas murió en Castilla medio arruinado y con la mancha de varios juicios de residencia por corrupción. Ya me entienden. Un juicio de residencia servía para rendir cuentas del cargo ocupado y evitar el abuso en su cumplimiento.

Anejos:

Extracto del juicio de residencia a Juan Ortiz de Matienzo en México:

"Sepades que en la residencia secreta tomada al (presidente y oidores de la Audiencia de México) se le hicieron al licenciado Matienzo ciertos cargos generales, de los que procedieron otros particulares que fueron sentenciados por los nuevos oidores en la forma siguiente. (Se le consideraba parcial en las cosas contenidas en su encargo y culpable de no hacer justicia cuando era exigido, como en el caso del amancebamiento de un primo de Delgadillo). No castigar a un hermano de Delgadillo que había sacado dos indias de las que estaban en la casa donde se las. educaba en la fe; no preocuparse de la conversión e buen tratamiento de los indios, tratarlos mal, y especialmente que siendo notorios los agravios que se les hacían, trató muy mal a los frailes que tornaban por ellos, impidiendo el ejercicio de su protección; dar muchas licencias a amigos e criados para rescatar esclavos, y rescatarlos él en mucha cantidad e hacerlos herrar para sí; tener ocupados muchos indios en sus edificios de casas, huertas, sementeras y otras labores, con agravio y mal tratamiento; dar licencias, contra lo mandado por S. Maj., para cargar tamemes y haberlos él cargado; no cumplir varias cédulas del Rey, entre ellas algunas que protegían los bienes de Cortés.

No haber cumplido las ejecutorias de los herederos de Rodrigo de la Paz, ni la orden real de enviar presos al factor e al veedor. No obedecer la prohibición real de que se cogieran cartas o despachos que llegaran de España. (Por esto, lo condenaron a destierro perpetuo de todos los reinos, incluidas Las Indias). No embargó ni remitió los bienes del factor y del veedor. Deber el dinero de la tercera parte de su salario, como había que descontarle (legalmente) por ser oidor y tener indios. Hacer con materiales y el trabajo de los indios una casa muy buena en la calzada de Chapultepec, y otra casa de molino con dos ruedas en Tacuba ocupando terreno de los indios. (Lo condenan a que pague lo que los indios piden, y los mantenimientos que ha recibido de ellos, en gran cantidad de gallinas, huevos y maíz).

Sacar oro en sus minas con esclavos, y poner en cabeza (hacerle titular) de un sobrino suyo el pueblo de Jaltepec (siendo para Matienzo el provecho y tributos de dicho lugar, por lo que le condenan al pago de 1.128 pesos de oro)".


No solo lo indicado arriba sino que a estos párrafos les seguían una nueva serie de acusaciones, con sus condenas. Por quedarse con unas joyas del arca de Su Majestad, debe pagar 28 pesos de oro. Tiene que devolver, o pagarlo, un escudo de oro, plata y piedras preciosas, que es de los indios. Recibió unas rodelas de los indios de Otumba. Inclinaba las tasaciones a su favor. Compró una cuadrilla de esclavos a un preso condenado a tormento. Le compró a un procurador de Francisco de las Casas, por precio inferior a su valor, una cuadrilla de esclavos. Tomaba muchas joyas a los indios y las fundía. Daba cargos a parientes de Delgadillo. Aumentó ilegalmente aranceles. Hacía favores a cambio de beneficios. Dejó sacar indios para España y para otras partes. Permitió que en la guerra de la zona de Nuño de Guzmán se cometieran muchas extorsiones con los indios. Se le acusa de no haber hecho guardar el respeto que se debía a su cargo. Nombraba alcaldes de pueblos sin autorización, por lo que le condenan a pagar al rey todos los tributos que se cobraron en ellos. Se le condena por su parcialidad como oidor. Lo inhabilitan totalmente para ejercer oficio público. Se le obliga a que vaya preso a la Corte a su propia costa...


Bibliografía:


Dedicada a José Baleani, un argentino cabal.



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